La Base Aérea de Morón está acostumbrada a ser testigo de numerosas visitas de aeronaves estadounidenses de todo tipo. Desde los inmensos B-52 que hace justo un año aterrizaban en su pista hasta los 4 bombarderos B-1B Lancer que ahora mismo tienen su centro de operaciones en el mismo aeródromo militar sevillano.
"En este despliegue, las tripulaciones de los bombarderos y el personal de apoyo realizarán salidas desde Morón y operarán junto a numerosos aliados y socios" al calor de las maniobras Bomber Task Force 24-2, tal y como señala la Fuerza Aérea estadounidense en un escueto comunicado.
Las maniobras Bomber Task Force 24-2 son una parte rutinaria del Large Scale Global Exercise 2024, un término general que incorpora docenas de ejercicios y actividades militares de Estados Unidos bajo múltiples comandos combatientes. El objetivo es incrementar la "interoperabilidad y garantizar los compromisos de seguridad en toda el área de responsabilidad de Comando Europeo de Estados Unidos".
Todos los Lancer pertenecen a la 7ª Ala de Bombarderos de la Base Aérea de Dyess (Texas) y entraron en Europa atravesando el mar de Barents, según recoge la OTAN. A lo largo de las misiones realizadas en los últimos días, los cuatro aviones estadounidenses operaron en el espacio aéreo internacional y en total conformidad con el derecho internacional.
"Nuestra capacidad para maniobrar a través del Ártico y colocar bombarderos estratégicos en posición avanzada en Europa es clave para garantizar a nuestros aliados y socios nuestro compromiso con la seguridad y la estabilidad regionales", dijo el general James Hecker, comandante de las Fuerzas Aéreas de EEUU. "El entorno de seguridad global requiere un enfoque progresista y continuaremos enfrentando este desafío a través de una planificación estratégica y operaciones innovadoras".
Esta aeronave es la "columna vertebral de la fuerza de bombarderos de largo alcance de Estados Unidos", tal y como lo describe la propia Fuerza Aérea. "Puede lanzar rápidamente cantidades masivas de armas de precisión y de no precisión contra cualquier adversario, en cualquier parte del mundo y en cualquier momento".
Bombardero en Sevilla
La primera versión del bombardero, denominada B-1A, se desarrolló en los años 70 como reemplazo del también bombardero B-52, que por entonces ya contaba con un par de décadas a sus espaldas y todavía hoy está operativo. Las pruebas de vuelo comenzaron a mitad de esa década con velocidades superiores a 2.700 km/h catapultando a la aeronave a la categoría de supersónica. El proyecto se canceló en 1977 antes incluso de entrar en producción, aunque las pruebas de vuelo continuaron hasta 1981.
Ese mismo año, el presidente Reagan decidió rescatar el programa introduciendo ciertas mejoras que cristalizaron en la versión B-1B. Los cambios importantes incluyeron el aumento de capacidad, un radar mejorado y una reducción de la sección transversal. También se redujo su capacidad supersónica hasta una máxima de 1.481 km/h (1,2 veces la velocidad del sonido).
El primer B-1B salido de la cadena de montaje final despegó en octubre de 1984 y comenzó a dar servicio a la Fuerza Aérea justo dos años más tarde. Los primeros años estuvieron marcados por la capacidad de despliegue de armamento nuclear de la aeronave, capacidad que Estados Unidos eliminó en 1994 para este avión.
La aeronave se utilizó por primera vez en combate en Irak durante la Operación Zorro del Desierto en 1998. Un año después, se emplearon 6 unidades del B-1B en la Operación Fuerza Aliada (Yugoslavia), donde tuvo un papel fundamental en el despliegue de armamento.
El B-1B está categorizado como un bombardero pesado, multipropósito y de largo alcance. Cuenta con 4 motores turbofán firmados por General Electric con postquemador que le permiten una velocidad máxima supersónica y una autonomía virtualmente ilimitada gracias a su capacidad de repostaje en vuelo. Lo que explica que estas aeronaves partieran directamente desde suelo estadounidense para ejecutar el ataque en Siria e Irak.
Tiene 44,5 metros de largo por 41,8 de envergadura con las alas extendidas y 24,1 metros con ellas replegadas. Esta capacidad es clave ya que permite al mismo tiempo volar a baja velocidad para ejecutar los ataques de la forma más precisa posible y pasar a modo supersónico para salir de la ubicación.
En cuanto a armamento, puede desplegar todo tipo de bombas que se acomodan en su bodega. Según indica la Fuerza Aérea, puede llevar hasta 34 toneladas en su interior con municiones tan diferentes como minas navales, bombas de racimo o misiles aire-superficie. Cada aeronave cuenta con 4 miembros de la tripulación.