El apartado submarino es uno de los fuertes de la Armada de España. Tras la retirada de algunos ejemplares antiguos, la buena marcha de fabricación del primer modelo del S-80 apunta a finales de este mismo año como el momento de su entrega oficial a la rama naval de las Fuerzas Armadas españolas. Junto a este gigante sumergible y en paralelo a otras adquisiciones, el Ministerio de Defensa se encuentra inmerso en un programa de compra de drones submarinos como el Sparus II de la compañía catalana Iqua Robotics.
La Armada ha adquirido un total de 2 unidades de este vehículo submarino no tripulado por un importe de 456.254 euros, según Infodefensa. Ambos UUV, como así se conocen por sus siglas en inglés, se integrarán en las labores de las unidades de buceadores de la Fuerza de Medidas Contra Minas (FMCM) y el Instituto Hidrográfico.
El empleo de este tipo de tecnología es esencial en las Armadas modernas. Permiten realizar algunos tipos de misiones complejas sin poner en riesgo a un buceador humano, exactamente igual que ocurre con los drones aéreos. Se trata de un "vehiculo submarino autónomo", tal y como lo describen en la ficha técnica. "El Sparus II es capaz de flotar y tiene un área de carga útil fácilmente configurable y una arquitectura de software abierta", lo que permite una mejor integración de sistemas y sensores a bordo.
Submarino no tripulado
El personal de la Fuerza de Medidas Contra Minas ya ha probado y evaluado al Sparus II anteriormente. Fue en varios ejercicios llevados a cabo dentro de las maniobras Repmus Dynamic Messenger, organizados por la OTAN y en las que participa la Armada, donde se ponen a prueba sistemas no tripulados de superficie, submarinas y aéreas.
El Sparus II, según explican desde Iqua Robotics, es un vehículo liviano con una hidrodinámica eficiente para una larga autonomía en aguas poco profundas. Estas primeras cualidades conviertan a la plataforma en una flexible capaz de integrar diversos sistemas dependiendo las tareas encomendadas en cada una de las misiones.
Combina un rendimiento en forma de torpedo sumergido en el agua con la capacidad de mantenerse a flote, indican. "Es fácil de implementar y operar". El usuario final puede personalizar el área de carga útil y utiliza una arquitectura de software abierta, basada en ROS [Robot Operating System o Sistema Operativo Robot], para la programación de la misión.
"Su flexibilidad, fácil operación y apertura hacen del Sparus II una plataforma multipropósito que puede adaptarse a aplicaciones industriales, científicas y académicas". Incorpora una función de navegación autónoma con piloto automático con rutas precargadas gracias a los sistemas incorporados a bordo.
La misión principal del Sparus II consistirá en la adquisición de datos para el levantamiento de cartografía del fondo marino, empleando al mismo tiempo sonares acústicos y cámaras de diferentes tipos. Cuenta con la capacidad de procesar datos en tiempo real para detectar potenciales objetivos —como minas— y cambiar la trayectoria para indagar más detalladamente en ellos.
En cuanto a las especificaciones, Iqua Robotics indica que el Sparus II tiene una longitud de 1,6 metros, un diámetro de casco de 23 centímetros y una envergadura máxima de 46 centímetros en la popa. La cota de máxima inmersión se sitúa en los 200 metros con un peso en el aire de 52 kilogramos, a los que hay que añadir el extra del lastre para conseguir sumergirse.
Dispone de 3 propulsores se alimentan de una batería de litio que le proporciona hasta 10 horas de autonomía sumergida y una velocidad máxima de 5,5 kilómetros por hora. El sistema de control integrado en el dron submarino le permite movilidad absoluta en los 3 ejes y control manual vía WiFi o por conexión cableada.
Proyecto Wise
La apuesta del Ministerio de Defensa en general y la Armada en particular por este tipo de plataformas submarinas no tripuladas es total. De ahí que cada vez más compañías se sumen a esta nueva ola de sumergibles capaces de integrar más capacidades que nunca gracias a la evolución tecnológica. Uno de los proyectos españoles más ambiciosos es Wise, fruto de una unión de las compañías Navantia, Perseo y SAES.
El modelo más pequeño de la familia Wise tiene un desplazamiento de 80 kilogramos unidos a 2,3 metros de eslora por un diámetro de 200 milímetros y una capacidad de inmersión a 80 metros. El modelo inmediatamente más grande está previsto que mida 4 metros de eslora con una tonelada de desplazamiento. Por último, el más grande de todos alcanzará los 8 metros y hasta 9 toneladas.
El vehículo está construido en más del 80% con técnicas de fabricación aditiva, lo que se conoce popularmente como impresión 3D. Han utilizado plásticos acústicamente transparentes, que mejoran las prestaciones de los equipos de sonar y comunicaciones, al mismo tiempo que dificultan la detección del propio submarino.
Las misiones encomendadas a Wise responden a "las necesidades más inmediatas que pueda tener la Armada", señaló Sergio Olmos, director de Perseo, a EL ESPAÑOL - Omicrono. "Sobre todo en la parte de minas" en la que el submarino no tripulado podrá analizar zonas en busca de estos explosivos.
"También estamos trabajando para que sea munición de merodeo". Este tipo de arma son los conocidos submarinos kamikazes que ya están presentes en otras fuerzas navales del mundo. Sería la primera vez que la Armada española podría contar con ellos.