El telescopio espacial James Webb de la NASA que ya ha pasado a la historia por la larga lista de hitos conseguidos en su corta vida sobre el estudio del origen del universo, tendrá un nuevo compañero de vida. Se trata del telescopio creado por la Agencia Espacial Europea (ESA), Euclid, en el que España tiene un papel clave recibiendo sus datos, y cuyo lanzamiento se producirá este sábado, 1 de julio, desde Cabo Cañaveral, en Florida (a las 17:11 h., hora peninsular española). Todo el mundo podrá seguir desde casa el despegue del cohete de SpaceX con el que este telescopio llegará al espacio para estudiar uno de los grandes misterios de la cosmología, la energía oscura.
Los dos telescopios serán vecinos en la inmensidad del espacio. Tras un mes de viaje desde casa, Euclid alcanzará su destino a aproximadamente 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, la región L2. Allí compartirá espacio con James Webb, que le ayudará en su tarea de investigar la naturaleza de la energía oscura, lo que explicaría la actual expansión del universo.
España tendrá un papel clave en este proyecto, en el que también participan países como Estados Unidos, Japón y Canadá, además de 14 países europeos. La información que mande Euclid desde el espacio se transmitirá a la antena instalada en Cebreso, Ávila, para después trasladarse a la sede de la ESA en Madrid. También cuenta con un segundo punto de conexión en Argentina para estar siempre en comunicación con la Tierra.
Energía oscura
El lanzamiento de Euclid se puede seguir en directo en el canal de YouTube o a través de ESA Web TV este sábado 1 de julio a partir de las 16:30 horas en España. Será el Falcon 9 de SpaceX el encargado de impulsar este telescopio hasta el espacio.
Euclid está diseñado para investigar la energía oscura, una fuerza misteriosa que la cosmóloga española de la ESA, Guadalupe Cañas Herrera describe como "la mayor vergüenza que tenemos actualmente en cosmología". Esta energía explicaría por qué el universo se expande a un ritmo acelerado.
El universo, en el que se encuentra todo lo conocido por el ser humano y mucho más, nació con el Big Bang hace unos 13.700 millones de años. En ese momento el espacio mismo se hinchó más rápido que la velocidad de la luz, llegando a crecer el universo de tamaño en al menos 90 veces.
Esa inflación se convirtió en un crecimiento constante a medida que la materia que se manifestaba en el universo tiraba de sí misma debido a la gravedad. Sin embargo, hace aproximadamente 5.000 millones de años, la energía oscura superó a la gravedad como fuerza dominante acelerando la expansión del universo.
[Tianlin, el telescopio chino que se colocará junto al James Webb para detectar vida extraterrestre]
Este es el reto al que se enfrenta Euclid, localizar la presencia de energía oscura y materia oscura, dos fenómenos todavía muy desconocidos y que no pueden verse ni medirse directamente. En lugar de eso, los astrónomos miden estos fenómenos por su influencia gravitatoria en la materia visible, como las estrellas, las galaxias y otros cuerpos celestes. Es una medición imposible desde la Tierra, de ahí la necesidad de situar a Euclid en L2, la región de la Vía Láctea donde también se encuentra el James Webb, que sigue ofreciendo asombrosas imágenes del origen del universo.
Webb y Euclid, mano a mano
Para recopilar los datos necesarios, Euclid estudiará la luz de las primeras galaxias en longitudes de onda del infrarrojo cercano, similar a lo que hace Webb con su cámara de infrarrojo cercano (NIRCam). Este nuevo telescopio es capaz de ver áreas del cielo 100 veces más anchas que la NIRCam de Webb. Por ejemplo, recopilará datos de 40.000 campos del cielo, y cada porción abarcará dos lunas llenas y almacenará 10 GB de datos, ha explicado la ESA. Mientras Webb le echará una mano observando donde Euclid no llega.
Mientras Webb estudia el pasado, la infancia del universo, Euclid ayudará a comprender su presente. "Donde Webb puede observar muy atrás en el tiempo y acercarse a los detalles, Euclid puede ir rápido y amplio", explica la ESA. Webb complementaría los objetivos de Euclid proporcionando observaciones de seguimiento más profundas en porciones más pequeñas del cielo de lo que su nuevo hermano es capaz de visualizar, así como investigando valores atípicos en los datos.