El general invierno ya está aquí y el conflicto en Ucrania ha pasado en algunos frentes a ser una auténtica guerra de trincheras, con Rusia onvirtiendo Bakhmut en una batalla de 1914. Mientras, Ucrania sigue solicitando refuerzos, que van mucho más allá de los sistemas antiaéreos aportados por España: quiere mejorar el alcance y la precisión de los lanzacohetes HIMARS para seguir reconquistando terreno, también en Crimea, frente a las tropas de Putin.
Para ello, en breve podría contar con las Bombas de Pequeño Diámetro Lanzadas desde Tierra (GLSDB, por sus siglas en inglés) a instancias de Boeing, su fabricante, y el Departamento de Defensa de EEUU. Según ha informado la agencia Reuters, el Pentágono está valorando la posibilidad de enviar una cantidad indeterminada de estos misiles antes de la primavera de 2023 para atacar la retaguardia rusa y frustrar definitivamente sus planes de invasión.
Estos proyectiles, más ligeros, baratos y precisos que la mayoría de los que está utilizando Ucrania desde el inicio del conflicto, ofrecen una gran versatilidad. Esta característica, fundamental para un arsenal como el ucraniano, permite usarlos tanto en los lanzacohetes MLRS como los HIMARS, los lanzamisiles múltiples que se han convertido en uno de las principales bazas de Ucrania desde que fueron enviados por EEUU en verano.
Los HIMARS están siendo tan importantes en la guerra que los ucranianos también los han fabricado inflables y de madera, para engañar a Rusia y que gaste sus misiles en señuelos. Los GLSDB son también una interesante alternativa para el ATACMS, un misil más destructivo y con mayor alcance (hasta 300 km), pero un riesgo para EEUU porque Rusia podría entender su entrega a Ucrania como la declaración de guerra definitiva.
Cómo es el GLSDB
Esta más que probable nueva adquisición del ejército ucraniano es una versión terrestre de la bomba de pequeño diámetro lanzada desde el aire (SDB, por sus siglas en inglés). Desarrollada por Boeing desde inicios de 2001, el GBU-39 se ha convertido en uno de los más utilizados en los últimos años gracias a su bajo peso (113 kg), que permite a los aviones transportar más munición de la habitual.
En colaboración con el fabricante sueco SAAB, Boeing ha desarrollado el GLSDB desde 2019 como una combinación entre un proyectil GBU-39/B y el motor del cohete de artillería M26. Tras la fase inicial de impulso, el proyectil despliega unas alas para planear sin motor, un sistema parecido al visto recientemente en el torpedo con alas que empezará a utilizar la patrulla marítima de EEUU.
Una vez en el aire, se ponen en marcha su sistema de navegación inercial y el GPS integrado, para acertar en el objetivo designado con una precisión inferior a un metro. Según los fabricantes, el sistema de guiado está protegido frente a las interferencias de la guerra electrónica. Una característica muy importante, teniendo en cuenta el dominio de Rusia en esta faceta, con vehículos como Krasukha, que ciega aviones, drones, misiles y satélites espías.
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Las bombas GLSDB son una munición diseñada para destruir desde vehículos de blindaje débil hasta los búnkeres más protegidos, gracias a su cabeza explosiva y de fragmentación polivalente activada con una espoleta electrónica programable. Eso permite que el arma detone antes de llegar a su objetivo, por encima de la superficie, o con retardo para que penetre en vehículos o posiciones blindadas.
Otra de sus principales características es que puede atacar desde disversos ángulos y trayectorias, y eso le permite "ser lanzado desde posiciones ocultas o protegidas para evitar su detección". Así, es más difícil que las defensas rusas lo detecten y le permite acceder a las posiciones de retaguardia. Y también aumenta su precisión: Saab asegura que su desviación máxima equivale al diámetro de una rueda de coche.
Su alcance de 150 km es más del doble que los actuales cohetes de artillería de 227 mm de los que disponen los HIMARS y MLRS cedidos a Ucrania. Aunque son cohetes guiados de precisión, su máximo rango se sitúa en 70 km. De momento, las pruebas realizadas con el GLSDB se han llevado a cabo con lanzadores para seis misiles, pero su versatilidad le permite adaptarse a todo tipo de vehículos.
El aspecto más atractivo de esta propuesta no es sólo militar, también económico. Los GBU-39/B que se utilizan como base tienen un precio unitario de unos 38.000 euros, mientras que proyectiles como los MLRS guiados cuestan más del doble, aproximadamente 95.000 euros.
Más refuerzos
Uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta ahora Ucrania para proseguir sus contraofensivas es que los almacenes militares de los países aliados, especialmente los de EEUU, empiezan a estar escasos de material. Y es que, según la propuesta de Boeing, los componentes de los GLSDB ucranianos procederían de las reservas estadounidenses.
Lo que está por ver es la capacidad de producción de este tipo de misiles para la cantidad que requiere un país en guerra como Ucrania. Según Reuters, las entregas se iniciarían a partir de la primavera de 2023, suponiendo que el conflicto continúe. Eso implicaría un bajo ritmo de producción, debido en gran parte a que es un producto relativamente nuevo y que todavía no ha sido puesto en servicio por ningún cliente final.
De hecho, si finalmente GLSDB se utiliza en la guerra será una prueba de fuego fundamental para demostrar sus capacidades ante futuros clientes potenciales. Toda Europa, España incluida, está muy pendiente de la tecnología militar que se está desplegando sobre el territorio ucraniano y reevaluando sus necesidades ante la amenaza rusa.
"Se trata de conseguir cantidad a bajo coste", aseguró Tom Karako, experto en armas y seguridad del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en declaraciones a Reuters. La caída de los inventarios ayuda a explicar las prisas por conseguir más arma, ya que los arsenales están "cada vez más bajos en relación con los niveles que nos gusta mantener a la mano y, ciertamente, a los niveles que vamos a necesitar para disuadir un conflicto con China."
En una de sus apariciones públicas más recientes, el ministro de Exteriores ucraniano, Dimitri Kuleba, declaró que tenía otras dos peticiones urgentes para los países que le están suministrando todo tipo de material: "Patriot y transformadores". Se refiere al escudo de defensa antimisiles de EEUU, del que también dispone España, y a material para poder restaurar la red eléctrica del país, muy dañada por los contínuos ataques rusos.
Hasta que el Pentágono se decida a proporcionar los Patriot o los anteriormente mencionados ATACMS, las bombas GLSDB son una alternativa muy atractiva para Ucrania por su alcance, bajo coste y alta precisión.
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