Las madrugadas de los lunes se están convirtiendo en una pesadilla para Ucrania. Al igual que pasó la semana pasada, Kiev ha amanecido bombardeada por las tropas rusas que se afanan en destruir la capital del país empleando drones kamikaze iraníes. "¡Necesitamos más defensas antiaéreas y cuanto antes!", ha pedido Andrey Yermak, jefe de la Oficina de Zelenski, en Telegram. Rogando a la OTAN, a la que pertenece España, celeridad en el envío de los sistemas de defensa.
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"No tenemos tiempo para acciones lentas. Hacen falta más armas para defender el cielo y destruir al enemigo", ha publicado. Los drones suicidas utilizados son los Shared-136 que ya han protagonizado algunos ataques importantes en las últimas semanas con especial relevancia en el bombardeo de la ciudad Bila Tserkva.
Este tipo de drones, de los que Irán dice oficialmente no haber enviado ninguno a Rusia, conforman una de las bazas del Kremlin para ejecutar ataques a larga distancia con sus hasta 2.500 kilómetros de alcance. Los consiguen gracias a un pequeño motor de hélices situado en la parte trasera del fuselaje y a una aerodinámica que emplea un formato de ala delta.
Los Shared-136 muden 3,5 metros de largo por una envergadura de 2,5 metros y un peso de casi 200 kilogramos. En el morro acomodan una ojiva explosiva y el sistema de guiado a través de un sensor óptico.
El lanzamiento de estos drones se realiza desde unas plataformas que forman un ángulo con la superficie y emplean sistema de cohetes —RATO— para lograr impulso en las primeras fases del vuelo. La estructura de despegue se puede montar tanto en vehículos militares como civiles y cada uno de los lanzadores puede albergar hasta 5 drones kamikaze a la vez.
Este modelo de dron lleva operativo desde el año 2021 y han sido desarrollados por la empresa estatal iraní HESA (Iran Aircraft Manufacturing Industries) para atacar principalmente objetivos terrestres. Como infraestructuras estratégicas, bases militares, campamentos provisionales o despliegues enemigos.
Es capaz de esquivar defensas aéreas y sistemas de contramedidas electrónicas y arremeter contra el objetivo a una velocidad de 180 kilómetros por hora. No fue hasta diciembre de 2021 cuando se pudieron ver las primeras imágenes de estos drones y los reportes de inteligencia apuntan a que en su primera misión estuvieron desplegados en Yemen.
Serie Shared
El Kremlin también ha recibido otros modelos de drones de la serie Shared. En concreto, el Saegheh (Relámpago, en castellano) con capacidad de ataque a través de misiles Sadid-1 con velocidades de crucero que llegan a los 300 km/h, una autonomía de 4,5 horas y un alcance de 450 kilómetros.
La siguiente plataforma es la denominada Shared-129, un vehículo aéreo no tripulado de combate de media altitud y larga duración también desarrollado por Teherán. Su diseño se basa en el Predator estadounidense y, al igual que él, dispone de 4 bombas guiadas de precisión que pueden ser desplegadas a lo largo de las 24 horas de autonomía que tiene.
Si bien estas dos últimas aeronaves no tripuladas podrían ayudar a Rusia en su invasión a Ucrania, no parece que desde Moscú estén realmente satisfechos con las unidades recibidas, tal y como recoge The Washington Post citando a funcionarios de seguridad de EEUU y de un gobierno aliado no desvelado. En las primeras pruebas realizadas por militares, ya en suelo ruso, aparecieron algunos fallos técnicos importantes de los que no dan más datos.