He usado la lámpara de Ikea con altavoz Sonos durante una semana: sonido y diseño hogareño
La nueva lámpara Symfonisk de Ikea llega a España con un diseño más refinado y una capacidad de sonido mejor que la generación anterior.
25 enero, 2022 00:15Noticias relacionadas
La tecnología ha conquistado mi casa. Parte por afición, parte por trabajo y parte porque los fabricantes de tecnología han apostado poco a poco por la integración de diferentes soluciones hacia el hogar. Ha sido un proceso de años, pero en mi caso tengo conectadas cosas que me parecerían inimaginables hace no mucho tiempo. Desde un timbre con cámara, a bombillas inteligentes pasando por un ecosistema de sonido en varias habitaciones que se entiende entre sí gracias al sistema de Sonos.
Es precisamente en este entorno donde se ha integrado silenciosamente, sin hacer mucho ruido —pero como si siempre hubiese estado ahí—, el último elemento de decoración e iluminación que ha entrado en casa: la nueva lámpara Symfonisk de Ikea.
Ikea vuelve a desarrollarla nuevamente de la mano de Sonos siguiendo el mismo concepto que la generación anterior lanzada en 2019: un altavoz como base desde la que emitir música y coronada por una pantalla con una bombilla en su interior. Una fórmula dos en uno que ahora se ha perfeccionado.
Sin embargo, el precio ha subido. Si antes la lámpara completa era de 179 euros, ahora es de 190 o 200 euros, en función de la configuración. ¿Merece la pena? En EL ESPAÑOL | Omicrono la hemos probado durante la última semana para contaros la experiencia de primera mano.
Sencilla y elegante
El mayor cambio que se da en la lámpara es estético. Es más refinada que el modelo lanzado hace tres años y el usuario puede elegir entre tela o vidrio para la pantalla, una forma de adaptar el diseño a la mayor cantidad de hogares posibe. La lámpara sigue apostando por un cuerpo donde integra un altavoz con terminación de malla de poliéster, pero ahora es más estilizado al perder la base en forma de plato, lo que le permite tener un conjunto más elegante.
Asimismo, la nueva versión de la Symfonisk se deshace de la rueda lateral que servía para encender la luz. Cambia este sistema por un botón más discreto ubicado en la parte frontal. También llaman menos la atención los botones de controlar la reproducción de música que han pasado a la parte trasera. Son cómodos de usar pero no están a la vista. Estos cambios son un acierto total: sigue siendo práctico e intuitivo y mejoran el diseño del conjunto.
En la parte trasera se podrá ver la etiqueta de Sonos e Ikea y una leve apertura desde la que tener acceso tanto al cable de corriente como al puerto ethernet, indispensable si es nuestro primer equipo Sonos o si queremos tener conectada la lámpara al router. Aunque no sea lo más natural ni recomendable.
La posibilidad de comprar el cuerpo —con el altavoz— por un lado y la pantalla por otro, ya sea de vidrio o de tela, le aporta más versatilidad al conjunto. Una idea que Ikea refuerza con la posibilidad de admitir una gama más amplia de bombillas al integrar el casquillo E26 / E27. En mi caso no he colocado una bombilla de Ikea sino una Nanoleaf con la que poder controlar el tono o calidez, según el ambiente, a través de HomeKit.
Sonido impecable
Si a Ikea le caracteriza el diseño nórdico, el aprovechamiento de los espacios y el realizar muebles para el hogar que sean a la vez prácticos pero acogedores, a Sonos les caracteriza la calidad de sonido. Son auténticos obsesos con la calidad de sonido de sus productos sean impecables, y la Symfonisk no es una excepción.
Esta lámpara que lanza con Ikea sigue siendo una buena puerta de entrada al ecosistema de Sonos, una familia de dispositivos de audio que cobra mayor sentido y posibilidades de uso conforme más altavoces Sonos tengamos en casa. Funcionan entre sí a través de WiFi y se pueden hacer que todos funcionen a la vez reproduciendo música o completamente independientes, es el usuario quien elige.
La Synfonisk mejora cómo suena con respecto a la generación anterior, acercándose mucho a cómo lo hace el Sonos One. La lámpara dispone ahora de una mejor arquitectura acústica que proporciona un sonido más amplio y envolvente. Suena realmente bien con una clara diferenciación en agudos, medios y bajos pero con la fidelidad que caracteriza a los altavoces de la marca.
Cabe tener en cuenta que no estamos ante un altavoz inteligente, sino conectado. Es decir, será necesario conectarlo a internet para poder manejarlo desde la aplicación del móvil o que se entienda con otros altavoces Sonos, pero no integra asistente inteligente como Alexa o Google Assistant. No hay micrófonos, con lo que no puede escucharnos. Es una ausencia que hace que todo se centre en por y para la música.
Aunque los esfuerzos se centran en el sonido, Sonos no descuida en la Symfonisk otro de los aspectos fundamentales: la facilidad de uso e instalación. El altavoz adopta el sistema de configuración visto por ejemplo en la nueva Sonos Beam, bastará con acercar el móvil a la parte trasera del altavoz para que comience la configuración. No es necesario siquiera pulsar un botón.
Una vez que el altavoz esté configurado dentro de nuestro ecosistema de Sonos, podremos ajustar tanto el ecualizador como el límite de volumen a nuestro gusto. Sin embargo, es más importante saber que también incorpora Trueplay (manual), la tecnología que permite al altavoz conocer su entorno y adaptar así el sonido a la estancia donde se encuentra.
Cabe tener en cuenta además que, como es habitual en la marca, si se emparejan dos lámparas de este tipo ya sea en un cabecero, en el salón o en la misma habitación, podrán funcionar como par estéreo, lo que hace que la experiencia de escuchar música vaya a un nuevo nivel.
¿Me la compro?
La lámpara-altavoz Synfonisk es una perfecta evolución del modelo anterior. No sólo es más refinada e invita a integrarse mejor en el hogar (especialmente en una mesita de noche), también se nota la mejora acústica. Es un doble motivo para meter esta tecnología en casa.
La evolución no es suficiente para jubilar el antiguo modelo y renovarlo por este. Suena mejor y es más bonito, pero los 190 o 200 euros que hay que invertir en ella siguen siendo un motivo importante para pensarse dos veces el hacerlo. Eso sí, si quieres hacer crecer el ecosistema de Sonos en casa o comprar tu primer altavoz de la marca, es un modelo perfecto para hacerlo.
La doble funcionalidad (iluminación y música) permite que cada uno valga la pena por sí mismo, sin embargo, el complemento entre ellos es perfecto y soluciona uno de los grandes problemas de los pisos de hoy en día: el espacio.