En la amplísima carta de smartphones que tiene Xiaomi disponible en España es complicado no encontrar el ideal para cada usuario. Teléfonos que van desde la gama más baja que no llegan a 100 euros a otros que apuntan directamente a una gama premium de más 1.000 euros donde el despliegue tecnológico es de primer orden. Y justo en el centro el Xiaomi 11T (499 euros), que ya deja de lado la denominación Mi que acompañaba a este tipo de dispositivos.
Esta zona central de la tabla se ha convertido en uno de los terrenos más complicados para los fabricantes que ven cómo cada pocos meses -o incluso cada pocas semanas- se presenta el teléfono de 500 euros definitivo. Esos denominados flagship killers (asesinos de los buques insignia) que buscan dar con la tecla del equilibrio perfecto entre calidad, precio, prestaciones y cámara.
En EL ESPAÑOL - Omicrono hemos podido probar ese Xiaomi 11T como uno de los teléfonos estrella de lo que queda de año en la marca china. Todo un despliegue de medios que dan como resultado un teléfono realmente equilibrado.
De gama alta
El diseño externo de este Xiaomi 11T es exactamente el mismo que su hermano mayor que cuenta con el apellido Pro. Se trata de un teléfono grande y realtivamente pesado (203 gramos sin funda), pero dentro de los estándares que se manejan hoy en día.
La primera sorpresa la encontramos en el canto derecho del dispositivo donde, además de la botonera para subir y bajar el volumen, se encuentra el botón de desbloqueo con el lector de huellas incorporado. Algo que choca frontalmente con los estándares que se manejan actualmente en lo teléfonos con panel AMOLED que los suelen montar bajo la pantalla.
Esto, que puede parecer un paso hacia atrás, es todo un acierto. A pesar de que los lectores de huella bajo la pantalla han mejorado mucho últimamente, hoy siguen siendo sensiblemente más lentos y menos precisos que los sensores capacitivos (los que se tocan directamente con el dedo).
Y para muestra está el que incorpora este 11T. Desbloquear el teléfono sin mirar la pantalla es posible gracias al tacto del propio botón y además lo hace realmente rápido. Es instantáneo. Casi igual que el que emplea la cámara delantera para hacer el reconocimiento facial.
En cuanto al resto del diseño, descatar una parte trasera con un acabado donde las huellas se quedan marcadas con mucha facilidad. Al menos en la trasera del color gris meteorito que protagoniza la prueba. Xiaomi comercializa otros dos colores llamados blanco medianoche -para un blanco puro- y azul celestial con reflejos que van desde el celeste al violeta.
Lo que sí se deja por el camino es el conector para auriculares a cambio de un doble altavoz con certificación Dolby Atmos que se escucha alto y muy bien. De hecho, el teléfono cuenta con tres altavoces: dos para multimedia situados en los cantos superior e inferior y el dedicado a las llamadas.
De lo que no hay duda en este caso es del absoluto protagonismo de la pantalla. Xiaomi ha elegido un panel AMOLED de 6,67 pulgadas con una resolución FullHD+ de 2400 x 1080 píxeles con una tasa de refresco de 120 Hz. Una combinación extraordinaria para ver contenido multimedia como películas y series gracias en parte a la compatibilidad con HDR10 y varias tecnologías complementarias como TrueColor y True Display.
A recalcar también los 1000 nits de brillo pico -con 800 nits típicos- que hacen de este panel uno más propio de un terminal de gama alta. La pantalla se ve realmente bien y rinde extraordinario en cualquier escenario, salvo en la gestión del brillo. En plena noche, con todas las luces apagadas, hay que disminuir manualmente la intensidad.
MediaTek sorprende para bien
Con una estética al Xiaomi 11T Pro -que cuesta 150 euros más-, el recorte en el apartado interno era inevitable, pero no por ello se va a quedar corto. El 11T cuenta con un procesador MediaTek Dimensity 1200 Ultra, un chip con un proceso de fabricación de 6 nm que cuenta con un total de 8 núcleos repartidos en 4 de bajo consumo para tareas básicas, 3 para más potentes y 1 para cuando se necesita ese extra de capacidad.
Se combina con una memoria RAM de 8 GB DDR4 y un almacenamiento de 128 o 256 GB, ambos de tecnología UFS 3.1 como la más avanzada del mercado actualmente. Este elenco de hardware interno no nos ha podido dar más alegrías. Lejos quedan los tiempos en los que MediaTek era sinónimo de rendimiento pobre.
El Dimensity 1200 Ultra, que cuenta con un sistema de refrigeración que usa una cámara de vapor, puede con los juegos más exigentes del mercado y no se traba en ningún momento en otros complejos como el PUGB o el Battlefield. El procesador sirve tanto para aquellos que quieren garantizarse unos cuantos años de buen rendimiento como para los que prefieren sacarle todo el jugo desde el minuto cero.
En este apartado cabe mencionar que la memoria interna no se puede ampliar, así que habrá que valorar detenidamente si los 128 GB se pueden quedar cortos a medio plazo y hay que irse directamente a por el modelo con 256 GB por 100 euros más.
Sistema operativo
El software que corre en las entrañas es la otra pata fundamental del terminal. En Este caso, Xiaomi recurre a Android 11 junto a su capa de personalización MIUI 12.5. Las últimas versiones de esta capa de personalización no han salido especialmente finas a la gente de Xiaomi que ya tuvo que salir al paso a pedir disculpas cuando salió la versión 12.
En esta actualización de mitad de vida, MIUI funciona realmente bien. Muy fluida quizá en parte por disponer de un procesador y combinado de memorias bastante avanzado. Así que ese aspecto se podría decir que Xiaomi lo ha conseguido corregir.
La otra cara de la misma moneda la protagoniza la gran cantidad de aplicaciones que vienen presinstaladas en MIUI 12.5. Algunas de ellas se pueden instalar y otras directamente quedarán ocupando espacio en la memoria eternamente y nunca serán siquiera abiertas.
Hasta 108 megapíxeles
El módulo de fotografía situado en la parte trasera se compone de 3 lentes. La principal con 108 megapíxeles y f/1.75 consigue unos resultados extraordinarios para su gama. Es una cámara polivalente que, aderezada con la inteligencia artificial, consigue buenos resultados cuando la luz abunda. Por la noche, la calidad desciende notablemente y solo con el modo nocturno se consigue arañar algún buen resultado, aunque permanece en la zona buena de su gama.
La segunda cámara trasera es una ultra gran angular de 8 megapíxeles muy resultona con buena luz, pero que su apertura focal de 2,2 no la deja en muy buen lugar por la noche. Algo que también ocurre a sus compañeros de gama donde esta lente tan solo rinde bien con buena luz.
La tercera y última está compuesta por una lente telemacro de 5 megapíxeles f/2,4. Una especie de híbrido que sirve tanto para realizar fotos macro -con buen tino- como de telefoto de 2 aumentos. En cuanto a la cámara delantera, este Xiaomi 11T cuenta con una de 16 megapíxeles con un rendimiento justo en buena luz y algo pobre cuando esta escasea.
¿Me lo compro?
Antes de concluir, queda analizar el tema de la batería. La de este dispositivo cuenta con una capacidad de 5.000 mAh con una carga rápida de 67 W, que alcanza del 0 a 100% de carga en muy poco más de media hora. Esto le convierte en una de las mejores opciones de autonomía del mercado si tenemos en cuenta tanto la capacidad total con la flexibilidad de dar un empuje de electrones tan breve como resolutivo.
El Xiaomi 11T (499 euros) es uno de los adalides de la gama media de la marca china en este fin del 2021 y uno de los que mejor ha sabido comprender el equilibrio entre prestaciones y precio. Si se le puede pedir algo a Xiaomi, es que reduzca la carga de aplicaciones preinstaladas en sus dispositivos y con ellos mejorará notablemente la experiencia de usuario.
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