Es fácil pensar que los youtubers y los streamers son simples chavales que se graban con una cámara de su casa y ganan miles de euros haciendo el tonto. Nada más lejos de la realidad; son profesionales del entretenimiento que, además, tienen que hacer una inversión importante en equipamiento. Grabar con una buena calidad no es ni barato ni sencillo.
Especialmente sensible es el tema de la iluminación. Si un streamer quiere tener una buena iluminación, lo ideal sería adquirir un foco. Pero estos no son baratos, y a esto se le suma el coste de la compra de una buena webcam. Y la propuesta de Razer, la Razer Kiyo, es quizás la mejor de las soluciones para algunos.
No solo estamos ante una webcam de alta calidad (y de alta utilidad, dado los momentos de confinamiento que estamos viviendo), sino que además soluciona el gran problema de la iluminación. Al menos si queremos olvidarnos de este problema sin gastar demasiado en el presupuesto.
Razer Kiyo: webcam y foco unidos
La Razer Kiyo, a grandes rasgos, es una idea que los streamers agradecerán sobremanera, ya que la iluminación es algo importantísimo en sus trabajos. Se necesita una buena cámara, que además capte mucha luz y que por supuesto esté acompañada de un set de luces que muchos no se podrán costear. Desde luego la Kiyo no será la solución definitiva, pero sí puede ahorrar unos cuantos euros de más.
La Kiyo, a grosso modo, es una webcam con un foco pegado, y es que este es uno de sus grandes fuertes. Ya hemos visto otras soluciones en el mercado, con cámaras que disponían de un sistema de luces integrado pero con el mismo problema de siempre: esa iluminación dejaba mucho que desear, siendo débil en la mayoría de ocasiones y directamente inútil. La Kiyo va dirigida a gamers, y está claro que si queremos hacer streaming esa clase de webcams no valen, y Razer lo sabe.
La cámara consta de 3 partes y de un diseño inteligente que comentaremos más adelante. Tenemos un módulo principal redondeado, con la cámara y el anillo de luz juntos en el mismo sitio. Las 2 partes restantes la componen una suela de goma que incluye una rosca especial para trípodes, para poder montar la cámara en un trípode y una placa de plástico entre medias que servirá para plegar la cámara y situarla a modo de pinza.
El diseño de la Kiyo nos parece muy acertado. Es minimalista (algo que se agradece sabieno que hablamos de un producto gaming), no es demasiado grande por lo que pasa desapercibida y tiene una construcción muy sólida. Un anillo de tacto rugoso recorrerá el anillo, con el que podremos regular la intensidad de la iluminación.
La construcción, por otra parte, es de muy alta calidad. Los materiales dan muy buen feeling en la mano, y no se siente en absoluto un dispositivo barato. De hecho, que la construcción sea tan buena da una sensación directa de durabilidad al usuario, y este no sentirá que al cabo de los meses la cámara fallará o se romperá, lo que es un plus a su favor.
Respecto al cable, tenemos también buenas noticias. Un cable USB mallado que es ligero pero robusto. Sí, el cable puede parecer una tontería, pero recordemos que estará colgando todo el rato mientras tenemos la cámara situada en nuestro escritorio; que sea duradero también contribuye a esa sensación de fiabilidad que hemos comentado ya.
Un diseño ingenioso y cómodo
El punto más delicado de una webcam a nuestro parecer es el diseño. Hazla demasiado grande y será aparatosa. Hazla demasiado larga y se notará de inmediato en tu escritorio. Olvídate de la versatilidad, y tendrás una cámara bastante estrambótica coronando el tope de tu monitor. Y aquí Razer ha hecho un grandísimo trabajo de diseño y ergonomía.
La circunferencia de la cámara tiene un diámetro aproximado de 68 milímetros, y plegada tiene una altura de 50. Pesa unos 170 gramos, y el cable de la cámara también es bastante largo (de más de un metro) para tener versatilidad.
La cámara es extremadamente polivalente, y tiene un diseño que nos permitirá ponerla en 3 posiciones: de pie sobre una superficie plana, enganchada a una superficie como un monitor y en un trípode, gracias a la rosca específica para trípodes. Si así lo queremos, podremos plegar la cámara de tal forma que no ocupe demasiado espacio.
Si la queremos enganchada, por ejemplo, a nuestro monitor la posición es muy sencilla; tendremos que hacer que la base y la parte intermedia de la cámara hagan de pinza, y desplegar la cámara, lo que nos permitirá posicionarla a nuestro antojo para encontrar el ángulo perfecto. La sujeción es también muy satisfactoria, aunque dejará un pequeño "notch" en nuestra pantalla que se acabará olvidando al poco tiempo.
Puesta de pie sobre una superficie (por ejemplo, bajo nuestro monitor) también queda en una posición muy natural. La parte inferior tiene una goma que impide que se deslice, así que no se moverá a no ser que hagamos movimientos brusos en la cámara. Hemos podido probarla en un trípode y de nuevo, también es muy útil en dicha posición.
El diseño de la Razer Kiyo es su punto más fuerte junto a la iluminación. Es polivalente, por lo que no molesta, y da opciones a los usuarios para posicionarla donde quieran. Esto es un detalle muy a tener en cuenta, dado que la posición de una webcam es vital para el público objetivo de la Kiyo, especialmente cuando esta además proporciona luz adicional.
Luz sin sacrificar en calidad
Pasemos a hablar de las especificaciones de la cámara como tal. La Razer Kiyo saca músculo y tiene las especificaciones suficientes para todo usuario que quiera entrar en el mundo del streaming e iniciarse. Tendremos un objetivo de 4 megapíxeles con capacidad para retransmitir en 720 a 60 fps y en Full HD a 30 fps.
Tiene un campo de visión de 81 grados, y tiene un micrófono onmidireccional incorporado cocn una sensibilidad -38dB y codec 16 bits a 48 KHz.La resolución de imagen estática es de 2688 x 1520, tiene una temperatura de color máxima de 5600K, y es capaz de detectar nuestro rostro para el enfoque automático.
El anillo de luz, al que le dedicaremos bastante más tiempo, contiene 12 leds de color blanco y puede emitir un brillo de 10 lux a 1 metro, ya que tiene un difusor blanco puro que cubre los LEDs y que proyecta un tono luz de día que elimina sombras. La rueda, como ya hemos comentado, servirá para regular la luz.
Synapse nos permitirá gestionar todos los parámetros posibles de la cámara, incluso desactivar el enfoque automático si así lo queremos. Podremos regular el brillo, el contraste, la saturación y el equilibrio de blancos, aunque este vendrá por defecto en automático. Podremos crear un perfil personalizado que se aplicará siempre que usemos Synapse.
Si tenemos algunos conocimientos fotográficos, además de estos parámetros podremos gestionar otros algo más complejos, como la compensación de luz de fondo, la frecuencia del antiparpadeo y detalles fotográficos como la exposición, la inclinación, etcétera. No nos ha gustado demasiado cómo Razer ha habilitado esta opción, si bien su software Razer Synapse 3 es genial en otros aspectos.
La idea detrás de la Kiyo es sencilla: los usuarios más 'pros' que busquen una calidad de imagen excelente, quizás tengan que irse a otras alternativas. Este dispositivo cumplirá para muchos, pero los que requieran de algo más de calidad no verán aquí su opción. Sin embargo, para el resto de los mortales, el desempeño de la Razer Kiyo ha demostrado ser más que suficiente.
El funcionamiento de la cámara por lo general nos ha parecido muy satisfactorio. El enfoque funciona muy bien, la calidad de vídeo es suficiente si no queremos ir con pretensiones muy profesionales y la iluminación ha sido, de lejos, el punto más acertado de la Kiyo.
El anillo de luz es muy luminoso, muy claro y con una luz muy homogénea y directa. Al ser regulable, tanto en su intensidad como en su inclinación, será fácil de manejar para los más novatos de la tecnología y suplirá sin problemas la necesidad de focos, al menos los de tamaño medio y compacto. Tendremos que regular un poco la cámara si queremos depender de este anillo, ya que como podéis esperar quema la imagen, pero es tan potente que los usuarios tendrán margen de sobra. La compra de un foco de gama baja es innecesaria teniendo la Kiyo.
Perfecta para iniciarse en el streaming
Si algo sabe hacer Razer es ofrecer productos redondos. Quizás no perfectos, ya que suelen tener algunas carencias. Pero en este caso hemos quedado gratamente satisfechos. Razer ha sabido entender a su público objetivo de streamers ofreciendo una solución eficaz, con un buen concepto empacado en una forma física harto ingeniosa.
De hecho, como podréis haber comprobado, en este análisis no hemos mencionado puntos negativos, y es que creemos que solo tiene uno: su precio. Esta cámara no es precisamente económica, ya que vale en tiendas como Amazon unos 109 euros. Pero incluso este punto es debatible ya que si analizamos este coste, también nos encontramos con detalles interesantes.
Haciendo una rápida búsqueda en Amazon vemos focos dedicados a iluminar escenarios pensados para el streaming que rondan, de media, los 50 euros. Las webcam de la competencia tienen un precio similar al de la Razer Kiyo, e incluso más caro. Las más modestas ya rondan los 40 o 50 euros, por lo que estamos obteniendo un precio aproximado al de la propuesta de Razer.
En conclusión, la Razer Kiyo es una opción ideal para los que quieran iniciarse en el streaming pero quieren tener un nivel de calidad algo superior al de la media. En tiempos de teletrabajo la Kiyo también puede ser una gran opción, especialmente si queremos, de nuevo, invertir en iluminación para que nuestra estancia se vea más clara. Por ello consideramos que es una de las mejores opciones si quieres una webcam que rinda bien y que te permita entrar en el mundo del streaming.