Aunque los coches voladores eléctricos nos parezcan algo más propio de Star Wars que de la vida real, están mas cerca de lo que nos podemos imaginar. Prometen cambiar la movilidad de las ciudades a la vez que utilizar energía limpia como alternativa a los motores de combustión.
Estados Unidos, Canadá o Australia tienen una tradición del vuelo privado más extendida que en Europa. Unido a las inmensas regiones despobladas les convierten en laboratorios perfectos para probar nuevas tecnologías. Justo este es el caso de Alauda, una compañía australiana que quiere convertirse en el primer fabricante de coches voladores de competición.
Algo muy similar a lo que ya vemos en algunas carreras de drones con la diferencia de ser vehículos pilotados desde la cabina, de mayor tamaño y una aceleración potentísima. Y todo alimentado con electricidad.
La Fórmula 1 del aire
Con vistas al futuro, muchas compañías están diseñando coches voladores para todo tipo de propósitos. Los más comunes pasan por realizar servicios de taxi en grandes ciudades donde el tráfico rodado suele suponer un infierno cada día.
Pero es menos común, aunque no realmente extraño, la existencia de compañías que apuesten directamente por fabricar coches voladores de carreras. El Airspeeder de Alauda quiere convertirse en el coche referencia de un nueva forma de competir en carreras aéreas.
En la actualidad ya existen drones acrobáticos con un humano en cabina, pero el objetivo de Alauda es proclamarse como proveedor de hardware de los diferentes equipos para que diseñen y construyan sus propios vehículos aéreos. Éstos contarán con toda la tecnología que la compañía ha ido cosechando en los últimos años.
Los coches voladores tendrán motores eléctricos muy avanzados desarrollados y fabricados junto a marcas reconocidas del sector, según recoge Forbes. Por el momento no han dicho nada concreto aunque informan de que serán anunciados próximamente. También van a contar con primeros espadas de la competición (se desconoce si relacionados con la Fórmula 1) así como nuevos equipos.
El modelo base diseñado por Alauda es el Airspeeder Mk4 y se encuentra en la fase final de desarrollo. Para la parte motriz, recurre a una batería intercambiable de 500kW que alimentará a cuatro motores de 24kW y lo empujarán a una velocidad máxima de 200 kilómetros por hora. El peso total de la máquina es de tan solo 250 kilogramos y contará con tecnología de realidad aumentada en cabina.
Los conductores podrán utilizar tecnología como el LIDAR -con la que cuenta el último iPad Pro- y lo que han denominado Machine Vision (Visión Mecánica, en español). Ambas tecnologías velarán para evitar choques en plena carrera aunque permitirán que los coches eléctricos voladores vuelen muy cerca el uno del otro.
Los circuitos, según tiene planeado Alauda, constarán de zonas donde no estaría permitido el vuelo con el fin de proteger al público y demás personal asistente.
El futuro eléctrico
Así como los coches de Fórmula 1 del siglo XX ayudaron al progreso de los coches de 'calle', Alauda quiere posicionarse como la pionera en los coches eléctricos voladores de competición. Su fundador, Marr Pearson, lo tiene muy claro: "Nada impulsa la tecnología tan rápido como la competición".
Los coches eléctricos ya son comunes en nuestras calles pero a los aviones eléctricos les queda todavía un tiempo para que sean los protagonistas de los aeropuertos. El primer vuelo comercial eléctrico se llevó a cabo a finales del año 2019 y, aunque los aviones más modernos siguen empleando queroseno, abre una puerta muy interesante a la implementación de este tipo de aeronaves en vuelos cortos con pequeños aparatos.
Alauda y su Fórmula1 eléctrica y voladora pueden suponer el trampolín perfecto para que las empresas participantes en la competición descubran nuevas tecnologías de aprovechamiento de la electricidad. O incluso desarrollar formas novedosas de movilidad eléctrica aérea que podrán emplearse en el futuro.