Desde que comenzó la pandemia de COVID-19 los hackers de todo el mundo han tomado un papel especialmente relevante en el desarrollo de aplicaciones informáticas con el único fin de atajar el virus o, al menos, informar sobre él.
La pérdida de credibilidad general de las cifras proporcionadas por organismos oficiales ha alimentado la proliferación de páginas webs que recogen los casos de contagio, recuperaciones y fallecimientos prácticamente en tiempo real. Uno de los mejores ejemplos en España lo hemos visto en el siempre sorprendente ForoCoches. Donde cientos de personas participan en la elaboración de un hilo con información de ultimísima hora sobre el estado de la pandemia.
A nivel más profesional se encuentran algunas iniciativas llevadas a cabo en Asia principalmente. Corea del Sur, Japón o Singapur han sido tres de los países donde los hackers e informáticos independientes han tenido mayor protagonismo.
Los 'mapas' del coronavirus
Una de las primeras iniciativas para crear un mapa sobre casos del coronavirus nació en Corea del Sur en enero. Lee Dong-hoon, un estudiante de ingeniería industrial y programador, creó una página web donde recoger en tiempo real la información de fuentes oficiales sobre el coronavirus y plasmarla después en CoronaMap, como así se llama.
Al poco de abrir esa web, Lee Dong-hoon tuvo recurrir a 20 compañeros para mantener la información actualizada al máximo y convertirse así en fuente fidedigna para los surcoreanos. "Espero que tengamos cero infectados pronto para que la vida de todo el mundo vuelva a la normalidad. En ese momento cerraré mi web", ha declarado Lee Dong-hoon a Bloomberg.
Otro ejemplo excelente es el caso del 'mapa de las mascarillas' de Taiwan. La disponibilidad de este material sanitario ha suscitado problemas a ciudadanos y gobiernos ante la falta de stock y los problemas de fabricación. Es por ello que conseguir un buen número de mascarillas hoy día se vuelve una tarea tan complicada como desesperante.
El Gobierno de Taiwan ha estado dirigiendo y coordinando a hackers cívicos (ingenieros, informáticos, programadores...) tras la creación, por parte de un ingeniero, de una aplicación que indicaba la disponibilidad de las mascarillas basándose en la localización del individuo. Una idea excelente que ahorra viajes y tiempos de espera en colas innecesarios.
Los datos se recolectan gracias a voluntarios que recorren las farmacias del país para preguntar sobre el número de mascarillas del que disponen. Después, el dato se almacena en una base de datos y se dispone en un mapa consultable a través de una app para smartphones.
Hackers y privacidad
Estamos acostumbrados a asociar la palabra hacker con alguien que quiere robarnos nuestras contraseñas y desbaratarnos la cuenta corriente. Pero existen otras corrientes de hackers (los denominados cívicos o de sombrero blanco) que solo buscan el beneficio de la sociedad aplicando sus conocimientos.
Uno de sus objetivos es promover la transparencia y la privacidad. Más aún en estos tiempos donde la geolocalización por parte de entidades gubernamentales es obligatoria en algunos países y, en otros, se estudia su implantación a corto plazo.
Pero, ¿quién vigila a los organismos públicos? Kevin Chu, un joven de 20 años destripó la aplicación TraceTogether desarrollada por Singapur. El Gobierno afirmaba que la recogida de datos de localización era voluntaria y de acceso muy restringido. Pero, como ocurre frecuentemente, había unas líneas de código que a Chu no le encajaban y le puso bajo sospecha.
Publicó entonces el fallo en internet y contactó con los desarrolladores de TraceTogether. En poco tiempo lanzaron una actualización de la app arreglando el problema descubierto. Este hecho abre un nuevo debate sobre si las aplicaciones desarrolladas por el gobierno para trazar al coronavirus deben ser de código abierto para garantizar la privacidad de los usuarios. De esta forma cualquier con los conocimientos adecuados puede realizar una auditoría.
Hackers no tan buenos
El otro tipo de hackers, los del sombrero negro, están aprovechando las crisis sanitaria y económica mundial para sumar sus infectados a miles. El coronavirus es cebo perfecto y estar conectados las 24 horas al día las aguas revueltas.
Desde que comenzó todo, los ataques de phishing han aumentado notablemente e incluso se han hecho pasar por entidades públicas como el SEPE. Estos delincuentes también se han aprovechado del teletrabajo masivo y obligatorio en algunas empresas para intentar acceder a los equipos informáticos de sus trabajadores. Lejos de la oficina, la responsabilidad de mantener un entorno de trabajo seguro recae principalmente en un trabajador normalmente poco formado en este ámbito.