Se suele decir que solo en los momentos difíciles es cuando se comprueba la verdadera personalidad de un individuo. El coronavirus, como pandemia global, ha conseguido que profesionales de diferentes ámbitos y empresas trabajen en un mismo proyecto global: lograr un respirador artificial barato. Este dispositivo se ha convertido en clave en la UCI y su falta de unidades supone un reto para los médicos de todo el mundo.
El proyecto Open Source COVID19 Medical Supplies, como así se llama internacionalmente, parte de un grupo público de Facebook y tiene como objetivo último desarrollar tecnologías de todo tipo que ayuden a combatir el temido coronavirus. Basta echar un vistazo a las últimas presentaciones para comprobar que ingenieros y médicos de todas las ramas hacen sus propuestas.
En el muro del grupo se van colocando algunos proyectos existentes para fabricar mascarillas, respiradores artificiales o robots a bajo coste y se debate sobre la idea en los comentarios. En la rama española tenemos a Tecnalia, una compañía vasca que está liderando el proyecto Open Source Ventilation Project (Proyecto de Ventilación de Código Abierto, en español) tras tomar el relevo de la Fundación Cotec.
En busca del respirador low cost
El funcionamiento de los respiradores artificiales modernos está condicionado por una electrónica realmente compleja que permite instalar alarmas, sensores, ajustar la mezcla aire-oxígeno... En una situación tan delicada como la actual, remedios que parecían haberse quedado en el olvido, técnicas aparentemente poco refinadas o fabricaciones caseras nos pueden salvar la vida, literalmente.
"Tras leer informaciones sobre la posible falta de suministro de máquinas de respiración artificial creé un grupo de WhatsApp con algunos expertos", ha contado a OMICRONO Jorge Barrero, director de la Fundación Cocet. "Poco después ya había médicos que estaban al pie del cañón en hospitales madrileños e ingenieros debatiendo sobre las posibles soluciones", añade.
"Queremos ofrecer planos open source (de código abierto) de dispositivos que puedan fabricarse rápido y de forma distribuida usando, entre otras técnicas, la impresión 3D. También existen componentes clave, como los motores, que no se pueden fabricar con una impresora 3D", nos ha contado Barrero. Nos emplaza a seguir el hashtag de Twitter #CheapVentilators para conocer los equipos de otros países y a la cuenta @AIRE_Covid19 donde publicarán toda la información del proyecto español.
"Tenemos tres líneas de trabajo abiertas actualmente", ha declarado Barrero a este medio. Una para estudiar la línea de suministro de las máquinas de respiración, comprobar si de verdad hay una rotura de stock y eliminar los cuellos de botella que pudieran aparecer. La segunda se encamina en la adaptación de máquinas actuales para ser utilizadas como respiradores; por ejemplo, la máquina contra la apnea del sueño que utilizan miles de personas todas las noches. Y la última es la corriente más artesanal que busca crear máquinas de respiración artificial basándose en planos open source para que cualquiera pueda hacerlo en su casa con una impresora 3D.
"En Cocet no tenemos el conocimiento necesario para desarrollar toda la investigación técnica. Por nos hemos echado a un lago y cedemos el testigo a Tecnalia", concluye. Tecnalia, por su parte, nos ha contado que "tan pronto como haya novedades del proyecto nos las harán llegar".
El respirador mecánico más simple
El sistema de ventilación artificial más simple del mundo es el de un sanitario apretando un ambú conectado a un paciente, bien por mascarilla o intubado. Una ingeniera ha desarrollado un máquina que se sirve de uno de estos ambús para realizar un respirador mecánico sin que haya nadie apretándolo.
La máquina utiliza dos brazos verticales para mantener el movimiento que aprieta y suelta el ambú de forma autónoma. Karen Vasquez, una de las ingenieras que ha llevado a cabo el proyecto en la Universidad Rice en Houston, ha incluido un "sistema que permite seleccionar al tipo de paciente" al que conectaremos la máquina y un selector de intensidad para proporcionar un volumen de aire adaptado.
"Es imposible que una persona permanezca mucho tiempo apretando el ambú sin cansarse", ha dicho Madison Nasteff, otra de las ingenieras. Además, tener a un sanitario dedicado exclusivamente a esa tarea es un desperdicio de recursos si podemos tener una máquina muy simple capaz de hacer ese trabajo sin cansarse.