Tener un superyate no tiene por qué estar reñido con ser ecológico. Es cierto que no todo el mundo puede permitirse uno de estos artículos de lujo pero si somos afortunados y tenemos la posibilidad económica podemos optar por alguna de las alternativas que van apareciendo.
Se ha escrito mucho sobre el futuro de la náutica y las nuevas tecnologías que se aplican tanto a la construcción como al sistema de navegación y propulsión de los nuevos barcos. La última tendencia parece apuntar a diseños que nos recuerdan más a un avión que a lo que tradicionalmente asociamos con un barco.
El último de los grandes proyectos ha sido el súperyate Bravo Eugenia de la mano de la naviera holandesa Oceanco. Para el Proyecto Bravo, presentado en 2018 junto con Lateral Naval Architects, se han basado en su concepto LIFE: Lengthened, Innovative, Fuel-efficient, Eco-friendly (Alargado, Innovador, Eficiente y Ecológico; en inglés). A partir de esos cuatro pilares han conseguido construir desde cero el yate.
Hasta el comienzo de esta nueva ola ecológica, los yates no eran vehículos eficientes ni ecológicos. Se tomaban más como una muestra de poder económico y lujo donde el consumo de combustible no aparecía ni en segundo plano.
El Proyecto Bravo desembocó en el yate Bravo Eugenia. En el que las dos empresas se pusieron manos a la obra de forma conjunta centrándose en la longitud de la línea de flotación para reducir al máximo los requerimientos de potencia. Esto se traduce directamente en la utilización de un propulsor menos potente combinado con la utilización de materiales de nueva generación más eficiente. Algo que en el mundo automovilístico se conoce como downsizing y que lleva aplicándose algo más de una década.
El Bravo Eugenia cuenta con dos motores MTU modelo 16V4000 fabricados por la compañía alemana del mismo nombre que consigue mover al yate a 19 nudos de velocidad (unos 35 kilómetros por hora). Los 109 metros de eslora de barco tan solo necesita de una sala de máquinas y permite disponer de más superficie útil para la vida a bordo.
Para poder poner en marcha el barco se necesita una tripulación de hasta 30 personas que tendrán 15 estancias. En cuanto al número de viajeros, puede albergar hasta 14 dispuestos en 7 camarotes dobles con todo tipo de lujos.
El precio por unidad de Bravo Eugenia es de 225 millones de dólares y entre sus extras incluye 6 suites completas, una zona de baño, un spa y un gimnasio. Pero desde su verdadera revolución es que consigue un 30% de ahorro de combustible respecto a un barco de tamaño equivalente.