Según unos documentos descubiertos por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Hamás se planteó socavar las relaciones entre Israel y Turquía en el periodo anterior al atentado del 7 de octubre. Turquía, un actor clave en los apoyos de la causa palestina y de Hamás, reforzó durante ese periodo sus relaciones con Israel, algo que no hizo gracia a la organización terrorista. "Turquía lleva un tiempo intentando acercarse al enemigo por sus propios intereses", dicta el documento al que ha tenido acceso The Times, "Turquía no quiere tener un entorno palestino contrario a su política y no quiere pagar el precio de normalizar sus vínculos con el enemigo".
En el documento se propone amenazar al gobierno turco con "protestas multitudinarias", "quemar fotografías" de Erdogan y comprar "espacio publicitario en la prensa" para la oposición turca de cara a las elecciones. Sin embargo, se menciona la preocupación por el apoyo de "algunas personas importantes del movimiento -de Hamás-" a Ankara y que por ende, se oponen a dichas medidas de coacción. Además, se propone coaccionar a Erdogan con el pago de 20 millones de dólares a cambio de no "volverse en su contra".
La reunión del grupo islamista se produjo poco antes de que el líder turco se reuniera con Benjamin Netanyahu 17 días antes del atentado del 7 de octubre, con motivo de la Asamblea General de la ONU de septiembre de 2023 en Nueva York. Dicha reunión supuso un hito histórico en las relaciones de ambos países, al ser la primera que se produce en persona. Los altos cargos de Hamás, tal y como se menciona en el documento, expusieron la necesidad de informar a Erdogan de la "seriedad y sensibilidad" de recibir al primer ministro israelí. Desde el atentado de Hamás, las relaciones de Turquía e Israel se han desmoronado por completo.
Durante el encuentro entre Netanyahu y Erdogan, se abordaron los esfuerzos para encontrar un acuerdo de normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, además de mejorar entre sí los vínculos comerciales, económicos y en materia de energía. "Estamos trabajando, junto con nuestros amigos estadounidenses, para ampliar el círculo de paz de una manera que cambiará la faz de Israel, de Oriente Medio y, en gran medida, del mundo. Tenemos la intención de lograr la paz con Arabia Saudí", dijo Netanyahu.
En este sentido cobra relevancia el papel de los Acuerdos de Abraham, firmados por Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos, e impulsados por Estados Unidos durante el mandato de Donald Trump en 2020 para normalizar las relaciones entre los países árabes e Israel.
EL objetivo de los Acuerdos consiste en ampliar los vínculos de Israel con los países árabes e impulsar a Arabia Saudí como potencia regional. De esta forma se conseguiría aislar a Irán, enemigo de EEUU e Israel. Este factor fue el que hizo saltar las alarmas de los altos cargos de Hamás.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, catalogó los ataques de la organización terrorista como un intento de arruinar la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí. Además del inicio del 'entendimiento' con Turquía.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha puesto en marcha su misión diplomática y ha iniciado una gira por Oriente Próximo con la finalidad de apaciguar las relaciones entre los países árabes e Israel. En su recorrido de una semana se incluyen Jordania, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Israel, Cisjordania y Egipto, además de Turquía y Grecia.
Los Acuerdos, en peligro
Tras el inicio de la guerra, varios de los estados firmantes de los Acuerdos de Abraham, han mostrado su firme rechazo a la acción del estado judío contra la población de la Franja.
Emiratos Árabes Unidos ha instado a un alto el fuego "inmediato" para preservar la seguridad de los civiles. El Ministerio de Exteriores emiratí condenó en un comunicado esas operaciones y expresó su "profunda preocupación por la escalada militar israelí y la exacerbación de la crisis humanitaria que amenaza con más pérdidas de vidas civiles".
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Catar pidió a la comunidad internacional que actúe "urgentemente" para responsabilizar a Israel por "sus repetidos crímenes contra civiles". Además, consideró "una violación flagrante del derecho internacional". Catar se convirtió en el actor clave para la consecución del pacto entre Israel y Hamás para liberar a los rehenes israelíes a cambio de la excarcelación de presos palestinos.
Marruecos, por su parte, denunció "la inacción de la comunidad internacional" para poner fin a la "desastrosa" situación que se vive en la Franja de Gaza con los ataques israelíes, que considera que son "incompatibles con el Derecho internacional humanitario y los valores humanos". Además, instó a "un alto el fuego, la apertura de corredores humanitarios para facilitar la entrada rápida, sostenible y sin obstáculos de la ayuda y la liberación de prisioneros y detenidos".
El Gobierno de Jordania condenó el "reinicio de la guerra absurda" en la Franja, tras el bombardeo israelí del enclave al finalizar la tregua pactada el 24 de noviembre. El ministro de Interior jordano, Sufián al Qudán, pidió a la Comunidad Internacional que "asuma la responsabilidad" para hacer que "se respete la ley, que Israel rinda cuentas y evitar más crímenes contra los civiles", además de un alto el fuego. Además, se ha apoyado la acusación de genocidio presentada por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
La concordia diplomática alcanzada en 2020 se ha puesto patas arriba tras el inicio de la guerra, es por este motivo que EEUU se muestra claramente preocupado.