Gaza, 48 horas más: en qué beneficia y en qué debilita a Hamás e Israel prolongar el alto el fuego en la Franja
La mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos desemboca en una nueva tregua con dudas de qué pasará cuando vuelvan los ataques.
28 noviembre, 2023 03:21La mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos ha derivado en una prolongación del alto el fuego en la Franja de Gaza durante al menos cuarenta y ocho horas más. A pesar de que los mensajes de desconfianza abundaron a lo largo de todo el lunes -Hamás tardó más de la cuenta en dar la lista de rehenes liberados e Israel no quiso aceptarla al entender que se separaban a madres de hijos, incumpliendo así el pacto original- y aunque la CNN llegó a publicar que Hamás había perdido el control sobre al menos 40 o 50 secuestrados, que estarían en manos de la Yihad Islámica o de particulares, al final los intereses comunes han hecho posible que todos los obstáculos queden en nada.
Y es que, aunque el riesgo, sobre todo para Israel, es grande, lo cierto es que las ventajas son indudables. En el caso del Estado judío, aunque la desconfianza en Hamás sigue siendo enorme, las garantías de Qatar le permitirán, en principio, recuperar a veinte de los cautivos en tierra palestina a cambio de liberar a sesenta presos. Si bien, en principio, el objetivo de la operación israelí en Gaza es doble: acabar con Hamás y liberar a los rehenes, la sociedad judía prioriza claramente lo segundo y es normal que el gobierno de Netanyahu se centre en ello.
Con estos veinte liberados, serían ya setenta los retenidos el 7 de octubre que vuelven a sus casas. Eso, de por sí, es un triunfo político que el gobierno sabrá vender entre su pueblo. En un principio, Israel quiso tantear al menos la posibilidad de un rescate militar, pero se vio que era imposible. La experiencia del Hospital Al Shifa fue especialmente traumática en ese sentido: se encontraron los túneles, se encontraron las imágenes de terroristas llevando a rehenes, se encontraron incluso restos de ropa… pero no se pudo liberar con vida absolutamente a nadie. Sin duda, esa frustración aceleró las negociaciones.
Lo que Israel gana
Con esta prolongación del alto el fuego, Israel corre el riesgo de que Hamás, una organización ya prácticamente derrotada en el campo de batalla, consiga reestructurar sus posiciones y rearmarse de cara a la batalla del campo de refugiados de Jabalia. Ahora bien, en Tel-Aviv entienden que el riesgo merece la pena no solo por la liberación de compatriotas y asimilados, sino porque, bien empleado, el tiempo también puede jugar a su favor.
Por ejemplo, de entrada, Israel puede seguir avanzando bajo tierra para evaluar exactamente qué hay en la parte que controlan sus fuerzas dentro de los túneles de Gaza City. Eso puede dar información decisiva en torno a la probable reubicación del resto de rehenes y puede ayudar a un rastreo más efectivo de sus nuevos paraderos. A su vez, esa información conduciría a ataques más selectivos sobre posiciones más concretas con mayor posibilidad de éxito.
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Aparte, puede planificar con pausa su estrategia en el sur de la Franja. Ya antes del alto el fuego, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dejaron claro que el ataque sobre Jan Yunis, la ciudad donde nació el líder militar de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, era "inminente". Aunque aún quedan barrios concretos de Gaza City en manos de los terroristas, lo cierto es que la lucha por el norte se da por concluida. Sin embargo, la guerra en el sur promete ser compleja no solo en lo militar, sino en lo humanitario. Israel sigue sin permitir que los palestinos desplazados vuelvan al norte, con lo que todo el sector meridional está aún más superpoblado de lo habitual.
Por último, la aceptación del acuerdo "humaniza" de alguna manera la posición de Israel en el tablero internacional. Hasta ahora, tanto Netanyahu como los demás miembros del gobierno habían presumido de firmeza y lo habían fiado todo a la fuerza. Hacía falta un gesto así para demostrar que Israel también puede recurrir a la diplomacia si el acuerdo es justo y no desairar a aliados como Egipto o Estados Unidos. De esta manera, también se estrechan los lazos con Qatar, un país con una extraña habilidad para estar en medio de todos los conflictos y salir siempre bien parado.
Lo que gana Hamás
Ahora bien, a nadie se le escapa que la tregua presenta desventajas potenciales para Israel y que, en esencia, a quien beneficia en mayor medida es a Hamás. Los terroristas no solo tendrán tiempo para una posible reorganización de su defensa sobre el terreno, sino que podrán reajustar toda su estrategia tras la "deserción" de Hezbolá, que les dejó tirados contra todo pronóstico al poco de entrar los tanques en territorio palestino. La guerra que librará Hamás en las próximas semanas no se parece en nada a la que tenía pensada el 6 de octubre, es decir, el día antes de entrar a sangre y fuego en territorio israelí. Eso, obviamente, requiere ajustes.
La soledad absoluta de la banda terrorista hace que la comunicación entre los mandos exiliados en Qatar, Dubai o Turquía y los milicianos presentes en Gaza tenga que mejorar. Da la sensación de que hay demasiados líderes intentando imponer su punto de vista y que ese punto de vista no siempre es compartido por los demás. La guerra no es la misma desde la comodidad de un palacete en Doha que desde las ruinas de un edificio en Gaza. Es fácil pedir a los milicianos que aprieten desde Dubai, pero no es tan fácil pedírselo a tus hombres cuando están luchando por su vida.
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Aparte, Hamás necesita más involucración civil. Para tener algo de éxito en su defensa, debe convertir Gaza City y luego el sur de la Franja en una trampa constante. De momento, no lo ha conseguido. Tal vez la liberación de presos y su vuelta a casa permita que los lazos con el grueso de la población gazatí se estrechen un poco más… aunque también es cierto que buena parte de los liberados pertenecen a Cisjordania.
Por último, Hamás pretenderá vender la tregua como una debilidad israelí. El supuesto monstruo sin escrúpulos resulta que tiene su corazoncito y se puede jugar con él. En otras palabras, es batible. Y ahí es donde vuelven a entrar en juego Hezbolá y, en general, todas las milicias controladas desde Irán. No olvidemos que el último mensaje de Hamás antes del alto el fuego fue una invitación a la escalada militar, lo que demuestra que, por mucho que respeten los acuerdos actuales, ambos bandos solo tienen en mente el día siguiente al fin de la tregua. Para esa escalada, necesitan apoyos, sí o sí. Ahora tienen cuarenta y ocho horas más para conseguirlos.