La participación en los comicios en Israel ascendía a mediodía al 28,4%, el porcentaje más alto a esa hora desde 1999 y que muestra que el cansancio electoral de los israelíes, quienes votan por quinta vez desde 2019, no les ha desanimado para acudir a las urnas.
En las pasadas elecciones, en marzo de 2021, un 25,4% de los votantes había depositado su papeleta para esa hora, según los datos oficiales del Comité Central Electoral.
Unos 12.000 centros de votación han sido habilitados por todo el país, donde 6,78 millones de votantes están convocados a las urnas (entre una población de 9,45 millones) para elegir entre 39 partidos, aunque sólo 10 u 11 está previsto que pasen el umbral electoral del 3,25% de los votos para entrar en el Parlamento.
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En general, la jornada transcurre sin incidentes, con una atmósfera relajada y festiva, propia de un fin de semana, pero con poco ambiente electoral, fruto de la apatía que despiertan estos nuevos comicios, los quintos en el país en tres años y medio.
De nuevo en esta cita electoral, el arco político se divide entre el bloque pro-Netanyahu, partidos de derecha populista, religiosos judíos y ultraortodoxos que apoyarían la vuelta a poder del ex primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el bloque anti-Netanyahu, una amalgama de partidos de centro, derecha e izquierda, liderados por el actual primer ministro en funciones, el centrista Yair Lapid.
La alta participación favorecería en principio a Benjamin Netanyahu, según los analistas. Sin embargo, las encuestas no otorgan mayoría clara a ninguno de los dos bandos, según informa Efe. El bloque pro-Netayahu sumaría más votos pero los últimos sondeos no le dan más de 60 escaños, uno menos de la mayoría en una Knéset (Parlamento israelí) de 120 diputados.
Con este panorama, las negociaciones postelecciones para formar un gobierno se prevén arduas y no se descarta la posibilidad de unas sextas elecciones si nadie lo logra, que deberían convocarse para mayo de 2023, prolongando la inestabilidad y parálisis política del país.
Un hecho que puede determinar el resultado de estas elecciones es la participación árabe, que se prevé especialmente baja en estos comicios, lo que beneficiaría al bando pro-Netanyahu si las formaciones árabes no logran pasar el umbral mínimo de votos.
Según la coalición árabe Hadash-Tal, la participación árabe -que son el 21% de la población y casi el 17% del electorado-, era a las 10.00 hora local (las 09.00 hora peninsular española), del 5%, porcentaje muy bajo en comparación con el 15,8% que se acumulaba en todo el país.