"En Rusia hay elecciones libres". Esta es una de las afirmaciones que ha realizado el excanciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder en un documental, con motivo de los 80 años que cumplirá este domingo, en el que no esconde su amistad con el presidente ruso, Vladímir Putin, y que tantas críticas le ha granjeado por parte de la cúpula de su partido.
Desde que dejó el cargo y se convirtió en lobbista del sector energético ruso, el exmandatario, que dirigió Alemania entre 1998 y 2005, no ha ahorrado en críticas a la dirección actual de su partido. La última vez este viernes al tacharla de "provinciana" en una entrevista con el diario SZ. Acusó a su antiguo partido de haber "perdido el norte" y de transmitir a los votantes que en lugar de los trabajadores solo le importan los receptores de ayudas sociales, la legalización del cannabis o el género.
En el documental estrenado esta semana, Schröder se refiere al secretario general de la SPD, Kevin Kühnert, como "pobre tipo". "Si yo hubiera estado en el 15 % (de intención de voto) hubiera dimitido de inmediato", afirmó, en relación a la impopularidad del canciller Olaf Scholz.
Schröder y la cúpula del SPD se distanciaron a raíz de la guerra de Ucrania. Su partido le instó a romper su relación con Putin e incluso se activaron distintas iniciativas por parte de agrupaciones locales para suspenderlo como militante, finalmente, rechazadas por la comisión de arbitraje del SPD.
El excanciller ha "lamentado" en sucesivas declaraciones la guerra en Ucrania, aunque sin condenar a Rusia y siempre defendiendo su relación con Putin.
En sus tiempos en la cancillería, Schröder dio al presidente ruso rango de aliado político y amigo. Fruto de esos lazos surgió la construcción del gasoducto germano-ruso Nord Stream, acordada entre Berlín y Moscú en 2005, poco antes de ser apeado de la Cancillería por Angela Merkel.
Unos pocos meses después de esa derrota, pasó a ocupar ya puestos en consejos de administración relacionados con el gasoducto y otras empresas estatales controladas por el Kremlin. Una "puerta giratoria" que siempre ha incomodado al SPD.
En mayo de 2022, tras estallar la guerra de Ucrania y en medio de fuertes presiones, renunció a sus cargos en el consorcio petrolero ruso Rosneft, cuyo consejo presidía desde 2017, y también a su nominación para ingresar en el de Gazprom.