"Es un error individual, monumental e inaceptable". El ministro de Justicia de Bélgica, Vincent van Quickenborne, ha presentado este viernes su dimisión por la cadena de fallos que posibilitaron el ataque terrorista que costó la vida a dos hinchas suecos el pasado lunes en Bruselas. El último eslabón y el más grave se ha conocido hace pocas horas: Túnez había solicitado en agosto de 2022 la extradición del atacante, Abdessalem Lassoued, nacional de ese país norteafricano, pero la justicia belga no tramitó la petición.
Previamente, el propio Van Quickenborne había admitido que en 2016 un servicio de policía extranjero informó a Bélgica de que el terrorista tenía un perfil radical y era un candidato verosímil a la yihad. Una información "como decenas de otras diarias que existían en esa época", alegó el ministro, que sostenía que "no había indicación de una amenaza inminente". El atacante estaba fichado además por la policía belga por amenazar de muerte a otra persona en un centro de acogida de refugiados.
"Esta mañana a las 9:00 horas he podido constatar los siguientes elementos: el 15 de agosto de 2022, hubo una petición de extradición de Túnez para este hombre. Esta solicitud fue transmitida el 1 de septiembre, como es debido, por el experto en justicia a la fiscalía de Bruselas. El juez competente no dio seguimiento a esta petición de extradición y el expediente no se trató", ha relatado el ministro de Justicia belga en la rueda de prensa en que ha anunciado su renuncia.
"Se trata de un error individual, un error monumental, un error inaceptable. Un error de consecuencias dramáticas. La independencia de un juez es el fundamento de nuestro Estado de derecho. Siempre he defendido este principio y continuaré defendiéndolo", afirma Van Quickenborne.
"En tanto que ministro de Justicia, no puedo en ningún caso inmiscuirme en las decisiones de un juez. Pero aunque se trate del trabajo de un magistrado individual e independiente, tengo que asumir la responsabilidad de este error inaceptable. No busco ningún pretexto, creo que es mi deber hacerlo. Esta nueva información me golpea el corazón, porque he hecho todo lo posible para mejorar nuestra justicia", se ha justificado el ministro.
El periplo del terrorista de Bruselas, que fue abatido por la policía belga el martes, se ha puesto como ejemplo de todo lo que funciona mal en la política migratoria de la UE. De nacionalidad tunecina, había sido condenado en su país por delitos comunes. En 2011 llega desde Túnez a la isla italiana de Lampedusa en un barco de migrantes y allí recibe un permiso de protección humanitaria y presenta una primera petición de asilo en Turín.
En 2012 viaja a Suecia, donde le detienen por tráfico de drogas y pasa dos años en la cárcel. Las autoridades belgas no tenían conocimiento de esta condena. En 2016 regresa en aplicación del reglamento de Dublín a Italia, donde la policía de Bolonia le identifica como un sujeto en riesgo de radicalización islamista y le somete a vigilancia, aunque le acaba perdiendo la pista. En 2019, Lassoued presenta una solicitud de asilo en Bélgica, que se le deniega porque no se presentó a los trámites. En 2021 se emitió una orden de expulsión contra él que nunca se ejecutó.