El Papa Francisco ha pedido -la primera reunión mundial de líderes de la Iglesia, o sínodo, en cuatro años- que los líderes católicos dejen de lado las "estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas" y trabajen para hacer que la Iglesia sea más acogedora para todos, al inaugurar una reunión global que, según los críticos conservadores, corre el riesgo de "envenenar" la fe.
"No estamos aquí para llevar a cabo una reunión parlamentaria o un plan de reforma", ha dicho en una homilía celebrada en la Plaza de San Pedro ante unas 25.000 personas. En este sínodo se debatirán temas como la aceptación de los católicos LGTBI y el papel de la mujer. La Iglesia debe evitar convertirse en "una Iglesia rígida, que se arma contra el mundo y mira hacia atrás" o en "una Iglesia tibia, que se entrega a las modas del mundo", ha defendido El Papa. Las puertas de la Iglesia deben estar "abiertas a todos", añadió.
El cardenal Raymond Burke, un estadounidense radicado en Roma que es uno de los principales críticos del Papa, ha pedido una defensa contra "el veneno de la confusión, el error y la división" que temía que el sínodo pudiera introducir.
Por primera vez, las mujeres -incluidas varias monjas- podrán votar, algo que las mujeres conservadoras han impugnado, alegando que sólo los obispos deberían tener ese derecho.
Dos días antes de que comenzara el sínodo, cinco de los 242 cardenales de la Iglesia revelaron que habían enviado una carta al Papa exigiendo aclaraciones sobre la bendición para parejas del mismo sexo, el papel de la mujer y otras cuestiones.
Crispación entre los conservadores
Los líderes de la Iglesia se han estado preparando para el sínodo de un mes de duración durante los últimos dos años, pidiendo a los católicos de todo el mundo que compartan su visión para el futuro de la Iglesia.
El Papa ha decidido incluir a unos 70 laicos, la mitad de los cuales son mujeres, además de cardenales y obispos, entre los 365 "miembros" con derecho a voto en el sínodo.
Las discusiones se extenderán durante este mes y se reanudarán en octubre de 2024. Seguirá un documento papal, muy probablemente en 2025, lo que significa que los cambios en las enseñanzas de la Iglesia, si los hay, estarían muy lejos.
Los conservadores han atacado el concepto mismo de este sínodo, diciendo que cualquier discusión sobre cuestiones doctrinales debería provenir de arriba y que los laicos que no están ordenados no deberían tener voz y voto. Sólo los hombres pueden ser ordenados en la Iglesia Católica.
En vísperas del sínodo, los conservadores celebraron una conferencia en un teatro a una cuadra del Vaticano. "Es nuestro deber... resistir firmemente cualquier intento de cambiar la enseñanza de la Iglesia que pueda surgir de esta Asamblea sinodal", dijo el padre Gerald Murray, comentarista de la cadena de televisión católica conservadora con sede en Estados Unidos EWTN.