Blindados ucranianos superan por completo la 'Línea Surovikin' y ponen cerco a Verbove
Puede que la brecha ya esté abierta o puede que se abra en los próximos días, dependerá de la resistencia de los defensores del sur.
23 septiembre, 2023 02:54Según información del Wall Street Journal, recogida por el Institute for the Study of War en su informe del viernes, varios blindados ucranianos habrían sido geolocalizados en las inmediaciones de Verbove, al oeste de Novoprokopivka. Aunque eso no implique un control exhaustivo y definitivo sobre el terreno -ninguno de los dos medios se atreve a afirmarlo así-, sí demuestra que al menos parte de las unidades de ataque han conseguido franquear las tres capas de la temida Línea Surovikin a esa altura.
Pese a la ambigüedad, hay una cosa que está clara: tanto si los blindados son pocos y están en tareas de reconocimiento como si son muchos y realmente se ha producido la brecha que muchos esperaban en ese frente, ni los dientes de dragón, ni las trincheras antitanque, ni el intenso minado del terreno han sido suficientes para detener la ofensiva ucraniana. Puede que la brecha ya esté abierta o puede que se abra en los próximos días, pero dependerá de la resistencia de los defensores del sur de Zaporiyia. Por sí mismas, estas construcciones solo ralentizan el ritmo de avance, pero en ningún caso lo impiden, como había repetido la propaganda rusa en infinidad de ocasiones.
El objetivo ucraniano ahora mismo es establecer una línea de control que vaya de la citada Verbove a Kopani, al este de Novoprokopivka. Sería un frente de unos veinticinco kilómetros, suficientes para poder entrar cómodamente con varias unidades y tener espacio de maniobra para los blindados. De esta manera, Ucrania se asentaría, ya de manera definitiva, por detrás de esta primera Línea Surovikin y generaría serias dudas en las defensas rusas, que no sabrían si mantener las posiciones en los distintos asentamientos que pueblan el camino a Tokmak o retroceder a la siguiente construcción defensiva.
[Ucrania ataca con misiles de medio alcance la base de la flota rusa del mar Negro en Sebastopol]
El problema es que lo segundo no es tan fácil. Rusia ha colocado varias líneas defensivas con un intenso minado de terreno del que han presumido por activa y por pasiva. Eso está muy bien si colocas tus tropas detrás de ese minado. El problema llega cuando las colocas delante, como es el caso, y estas tienen que retroceder. Van directas contra las mismas minas, los mismos dientes de dragón y las mismas trincheras que has construido para evitar el avance rival. No parece que vaya a ser una retirada sencilla, en ese sentido, y quién sabe si en su huida no descubrirán caminos alternativos para la ofensiva ucraniana.
Ataques sobre Sebastopol
Que Ucrania siga avanzando en una zona donde Rusia ya la esperaba y que ha sido reforzada en los últimos meses por varias unidades móviles de aerotransporte (VDVs) es muy preocupante para el Kremlin. Van a tener que seguir mandando hombres y munición cuando la situación en los demás puntos del frente no invita a desprotegerlos. Ucrania tiene rodeada por tres partes a la ciudad de Bakhmut y sigue asentada en el saliente de Vremievski. Por si eso fuera poco, sus ataques sobre Crimea se han multiplicado en lo que llevamos de septiembre.
Cossack blood flows in our veins.
— Defense of Ukraine (@DefenceU) September 21, 2023
112th Territorial Defense Brigade
📷Emeric Lhuisset pic.twitter.com/K7dFBc1xnh
Dichos ataques tienen varias funciones: la primera, demostrar a Rusia (y al mundo entero) que Crimea no supone línea roja alguna. Para Kiev, es parte legítima de su territorio como lo fue para Rusia cuando se alcanzaron los acuerdos fronterizos tras la extinción de la Unión Soviética. En 2014, en medio del caos revolucionario, Ucrania no pudo hacer nada para evitar la anexión, pero la situación ha cambiado mucho desde la llegada de los Storm Shadows británicos, la fabricación propia de misiles de crucero de tecnología Neptuno y el perfeccionamiento de los ataques con drones.
Crimea, fuera del alcance de las bombas ucranianas durante nueve años, es ahora un blanco relativamente sencillo. Este mismo viernes se repitieron los ataques sobre la bahía de Sebastopol y sobre el cuartel general de la Flota del Mar Negro, que ha quedado parcialmente destruido. De esta manera, Ucrania no solo daña las infraestructuras propias de la península, sino que pone en entredicho el control de Rusia sobre el Mar Negro y el Mar de Azov, así como los transportes de mercancías, tropas y armamento a los puertos de Berdiansk y Mariúpol.
Líneas de comunicación
La cosa no acaba ahí. Hay que volver a Zaporiyia. Cuando hablamos de la necesidad de refuerzo del eje Verbove-Novoprokopivka-Kopani, hablamos de la necesidad de mover tropas con rapidez desde la retaguardia. ¿Dónde ha estado fijada esa retaguardia en el frente sur durante gran parte de la guerra? Precisamente en Crimea. En otras palabras, el ataque a la península y a sus infraestructuras no solo obliga a Rusia a destinar recursos para proteger su joya más preciada, sino que limita la capacidad de mover esos recursos hacia el norte.
El hecho de que la totalidad de Crimea esté ahora mismo al alcance de los misiles ucranianos -y más lo estará cuando lleguen los ATACMS estadounidenses, que Joe Biden por fin ha aceptado enviar al frente tras su reunión de esta semana con Zelenski-, hace que los movimientos de tropas y de suministros sean más complicados. En la mañana del viernes, por ejemplo, para proteger el aeropuerto, Rusia tuvo que detener momentáneamente el tráfico en las inmediaciones.
Si a eso le añadimos los repetidos ataques sobre el puente de Kerch, que une Crimea con Rusia, y el de Chongar, que comunica la península con el sur de Jersón, los traslados no van a ser fáciles, con lo que los refuerzos a Zaporiyia tendrán que llegar del propio Jersón (se rumorea que Gerasimov cuenta con unidades del Grupo Wagner para reforzar esa zona y poder derivar así recursos hacia el este) o del frente del Donbás, algo poco probable debido a la intensidad de los combates en esa zona.
En resumen, todos estos movimientos forman parte de la estrategia de erosión del general Zaluzhnyi, jefe de las fuerzas armadas ucranianas. Sus resultados no se verán en días ni en semanas, pero, cuando lleguen, habrá que echar la mirada atrás a estos días de termitas y desgaste. Ucrania cree estar plantando las semillas de una gran victoria, tiempo habrá para recoger los frutos sin precipitaciones.