"Kamchatka, prepárate...": Ucrania amenaza a Rusia con un nuevo misil que ya ha alcanzado Crimea
Todo apunta a que podemos estar ante el principio de una guerra total que Moscú, desde luego, no esperaba. Se trata de un nuevo desafío al Kremlin.
1 septiembre, 2023 03:19"Sebastopol espera, Kamchatka espera, Kronstadt espera...", con esas palabras acompañaba el Secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, Alexei Danilov, las imágenes de un misil partiendo de suelo ucraniano.
En las últimas horas, habían abundado los rumores acerca de una nueva tecnología que podría estar complicando aún más la vida a las defensas antiaéreas rusas. Los ataques a Crimea y a distintas instalaciones en suelo ruso se han multiplicado recientemente. En un principio, se pensó que podía tratarse de Storm Shadows británicos o simples drones. Ahora, sabemos que es otra cosa.
¿El qué exactamente? No está muy claro porque Ucrania guarda silencio sobre todas sus operaciones militares, tanto sobre el terreno como en la retaguardia. Todo apunta a que hablamos de un misil de crucero desarrollado a partir de la tecnología de los misiles anti-buque Neptuno, uno de los cuales ya sirvió para hundir el acorazado Moskva en el mar Negro al inicio de la guerra.
The missile program of the President of Ukraine in action. The tests are successful, the implementation is effective.
— Oleksiy Danilov (@OleksiyDanilov) August 31, 2023
“Sevastopol is waiting, Kamchatka is waiting, Kronstadt is waiting...”.
P.S. Quiet and singing Ukrainian night... pic.twitter.com/0sBmXZWFLh
Este nuevo misil, al ser fabricado directamente por Ucrania, no tiene las limitaciones de otras armas enviadas por Occidente y por lo tanto puede atacar libremente territorio ruso, como de hecho está haciendo.
Si hasta ahora, Rusia ha tenido serios problemas para contener los ataques con drones -el pasado martes, varios aviones de combate resultaron dañados tras un bombardeo sobre la base aérea de Pskov, cerca de la frontera con Estonia-, la aparición de esta nueva amenaza sin duda resulta preocupante para el bando invasor.
Así lo demuestran los recientes ataques sobre Feodosia, en Crimea, y sobre Briansk, aunque Rusia asegure que sus defensas antiaéreas lograron derribar ambos proyectiles. Todo apunta a que podemos estar ante el principio de una guerra total que Moscú, desde luego, no esperaba.
Más allá del "ataque terrorista"
Aunque no haya que tomarse al pie de la letra las palabras de Danilov -obviamente, este misil de crucero no tiene capacidad para llegar a Kamchatka, península situada a 10.000 kilómetros de Kiev-, lo cierto es que se trata de un desafío en toda regla.
Si hasta ahora nos habéis atacado vosotros con vuestros misiles, parece decir el máximo responsable de la defensa ucraniana, preparaos para que sean los nuestros los que crucen vuestras fronteras. Una guerra en dos direcciones que nadie podía prever y que, de hecho, la OTAN ha intentado evitar en todo momento.
Conscientes de que una de las muchísimas 'líneas rojas' rusas es el ataque a su propio territorio -curiosamente, no incluye las provincias anexionadas en septiembre del año pasado en la propia Ucrania-, los países occidentales han preferido no jugar con fuego.
Sabemos que esas 'líneas rojas' han sido cruzadas una y otra vez sin que se haya producido el apocalipsis anunciado por las autoridades del Kremlin en cada ocasión. Dicho esto, Occidente siempre ha pedido a Ucrania que se defienda en su territorio, incluida Crimea, pero que no ataque directamente suelo ruso por miedo a las represalias.
Hasta ahora, Moscú había sorteado los distintos ataques con drones sobre varias localidades calificándolos de 'ataques terroristas'. No está claro si esa narrativa se puede sostener cuando lo que está mandando Ucrania son misiles.
En las próximas horas, es casi seguro que oiremos de nuevo amenazas nucleares desde Moscú y, de hecho, es muy probable que los 'halcones' cercanos a Vladimir Putin le urjan a tomar algún tipo de medida al respecto. Habíamos visto con anterioridad -Vietnam, Afganistán, Irak...- guerras contra potencias nucleares, pero siempre en territorio ajeno. Esto es algo distinto.
Los escenarios de la nueva guerra
En ese sentido, es probable que los aliados de Ucrania le recuerden su voluntad de mantener el conflicto como una guerra de defensa. No es probable que las declaraciones de Danilov hayan sentado bien en el Pentágono, donde el desencuentro con el ejército ucraniano y sus estrategias en esta guerra es palpable desde hace meses.
Ahora bien, es Ucrania la que está combatiendo, la que está poniendo los muertos y la que vive en un estado de amenaza constante desde hace un año y medio. Es comprensible que quieran extender ese terror al otro lado de la frontera.
En consecuencia, se puede decir que, ahora mismo, estamos ante tres escenarios posibles: en el primero, la guerra sigue como si nada, con la consiguiente ventaja para Ucrania, que podrá atacar la retaguardia rusa -a diferencia del empeño de Putin en bombardear zonas residenciales, Ucrania siempre ha optado por objetivos estratégicos militares- a destajo.
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En el segundo, esos mismos ataques sobre suelo ruso hacen que la opinión pública se vuelva contra el Kremlin en año electoral. Por supuesto, esas elecciones tienen el resultado escrito de antemano, pero hay que guardar las apariencias. Eso podría acelerar una rendición rusa disfrazada de acuerdo de paz.
Ahora bien, el tercero es peliagudo, claro. Hasta el momento, como decíamos, Rusia no ha cumplido ninguna de sus amenazas apocalípticas, pero no por ello deja de ser una superpotencia nuclear.
Una escalada puede ser justa en términos morales -el que ataca tiene que saber que puede a su vez ser atacado-, pero obviamente es peligrosa en términos prácticos. ¿Se decidiría Moscú a lanzar una bomba nuclear táctica en Ucrania? ¿Sabrá medir las consecuencias de ese acto? Es difícil de decir.
Ya en su momento, la OTAN dejó claro que el uso de armas nucleares conllevaría la participación de la Alianza en el conflicto y el exterminio mediante armas convencionales de toda la flota rusa en el mar Negro así como el de las tropas de ocupación en suelo ucraniano.
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A partir de ahí, las ramificaciones del conflicto corren a cargo de la imaginación de cada uno. Sabiendo cómo funcionan las defensas antiaéreas rusas y, en general, el caos en el que vive su fuerza militar entre venganzas e intentos de golpe de Estado, parece que lo más prudente sería optar por la primera opción: seguir como si nada y dejar que el tiempo pase. Ahora bien, 'prudencia' y 'guerra' no suelen cuadrar en una misma frase. La precaución es comprensible.