La cumbre de la OTAN que arrancará el martes en Vilna, Lituania, ha provocado un frenesí diplomático que ha llevado a varios de los líderes de los países miembros de la organización militar a hacer escala en otros territorios aliados. El caso más notorio es el del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien en su camino hacia el país báltico ha parado en Londres. Allí se ha reunido con el primer ministro británico, Rishi Sunak, con quien ha conversado sobre el apoyo militar a Ucrania y, en concreto, sobre el envío de las controvertidas municiones de racimo.
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Posteriormente, Biden se ha desplazado en helicóptero hasta el ostentoso palacio de Windsor para verse con el rey Carlos III en el que es el primer encuentro entre ambos desde la ceremonia de coronación del pasado mayo, a la que no acudió el mandatario estadounidense, pero sí la primera dama, Jill Biden, y sus dos hijas.
Los dos líderes se han saludado con un cálido apretón de manos. Después, han escuchado juntos el himno de EEUU ante la Guardia de Honor antes de entrar en el edificio para tomar el té y conversar, principalmente, sobre cuestiones relacionadas con el medioambiente y la crisis climática. Se trata de un tema que ya discutieron durante la Cumbre mundial de Clima (la COP26) celebrada en Glasgow en 2021, pero en esta ocasión en la reunión han participado banqueros y filántropos.
El encuentro forma parte de un esfuerzo conjunto por demostrar los "fuertes lazos" que unen a EEUU y a Reino Unido."La relación es sólida como una roca", ha declarado Biden por la mañana antes de su breve conversación con el premier en el número 10 de Downing Street.
De esta manera, Sunak y Biden aliviaban las tensiones que han dividido desde hace semanas a los aliados de la OTAN sobre cómo incorporar en la cumbre en la capital letona la promesa de la membresía de Ucrania.
Por un lado, Washington, junto a socios como Berlín, sugieren una redacción más vaga que deje entrever que cuando la guerra termine Kiev podrá entrar en la organización siguiendo el protocolo.Tratan así, de evitar un enfrentamiento abierto contra Rusia. Por otro, Londres apuesta por ser más contundente y dejar claro que Ucrania estará dentro de la Alianza independientemente de lo que opine el Kremlin.