Cuando se cumplen dos años de la avalancha de migrantes alentada por Rabat en Ceuta para presionar a España y a la Unión Europea, Bruselas ha decidido convertir a Marruecos en "socio clave" para combatir la inmigración ilegal y facilitar la llegada ordenada de demandantes de asilo. La Comisión de Ursula von der Leyen ha presentado este martes un plan de acción para reducir la presión migratoria en las rutas del Mediterráneo Occidental y el Atlántico que se fundamenta en la colaboración con Marruecos.
La comisaria de Interior, la socialista sueca Ylva Johansson, ha destacado que la llegada de inmigrantes irregulares en la ruta atlántica hacia las islas Canarias se disparó en los años 2020 y 2021, pero ha disminuido de forma considerable en 2022 (un 31% en comparación con 2021) y en lo que llevamos de 2023. "Ahora la situación está bajo control", sostiene Johansson.
"Esto es gracias a los intensos esfuerzos de la UE, de la Comisión, pero especialmente me gustaría mencionar al Gobierno español y a nuestro socio clave, Marruecos, que es un socio muy importante para nosotros para gestionar la migración juntos", ha afirmado la comisaria de Interior.
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"La UE y Marruecos tienen una asociación fuerte y fiable en materia de migración", ha insistido Johansson, que ha agradecido al Gobierno de Rabat su "diálogo constructivo". La comisaria también ha tenido buenas palabras para el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de quien ha mencionado su "gran liderazgo" a la hora de cerrar acuerdos de colaboración con los países de origen y tránsito de los migrantes.
El plan de acción de la UE sobre las rutas migratorias del Mediterráneo Occidental y del Atlántico fija cuatro prioridades: combatir el tráfico de seres humanos, reforzar el control de las fronteras, facilitar la repatriación de los migrantes irregulares y crear vías de inmigración legales. El documento (que menciona 11 veces a Marruecos en apenas 4 páginas) no habla de financiación, aunque Johansson asegura que habrá fondos europeos para todas estas prioridades.
En primer lugar, la UE pondrá en práctica una asociación operativa contra el tráfico ilícito de migrantes con Marruecos, además de multiplicar los esfuerzos para combatir esta lacra junto al resto de países socios de África a lo largo de toda la ruta.
En materia de gestión de fronteras, Bruselas pretende ayudar a reforzar las capacidades de Marruecos, Mauritania, Senegal y Gambia a la hora de ejecutar medidas concretas para prevenir las salidas irregulares. Además, se fomentará una mayor cooperación bilateral entre la Guardia Europea de Fronteras y Costas (Frontex) y Marruecos, Mauritania y Senegal.
En materia de repatriaciones, la UE quiere aumentar la tasa de retornos voluntarios de migrantes a los países asociados, también con la ayuda de Frontex. En cuanto a las vías legales y la migración laboral, Bruselas considera "prioritaria" la puesta en marcha un programa de asociación con Marruecos en materia de talentos. Además, la UE estudiará si es viable poner en marcha planes de migración legal y movilidad en colaboración con Nigeria y Senegal.
El plan de acción se discutirá durante la reunión de ministros de Interior de la UE del próximo jueves, a la que está prevista que asista Grande-Marlaska, así como en la cumbre de líderes europeos de final de junio.