La visita del rey Carlos III a Francia, que estaba prevista que comenzara este domingo, ha sido suspendida y aplazada a otra fecha sin concretar por las protestas contra la reforma de pensiones de Emmanuel Macron, que han derivado en graves disturbios y casi medio millar de detenidos.
La decisión se ha tomado de forma coordinada entre los gobiernos de Francia y Reino Unidos después de una llamada telefónica entre el presidente francés y Carlos III, según ha confirmado este viernes el Elíseo.
Según la Presidencia francesa, el deseo de Francia es "poder acoger a su majestad el rey Carlos III en condiciones que correspondan con nuestra relación de amistad". En este momento la seguridad del monarca no puede ser garantizada al 100% ya que los disturbios de este viernes podrían extenderse durante los próximos días.
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En un escueto comunicado, la residencia de la familia real británica confirmó el aplazamiento de esta visita y remarcan que esperan "con ansias" la oportunidad de visitar Francia "tan pronto como se encuentren las fechas".
"A partir del momento en el que ayer por la noche la intersindical ha anunciado una nueva jornada de movilización el martes y que la visita del rey estaba prevista de lunes a martes, creo que no seríamos serios y nos faltaría cierto sentido común si propusiéramos a su Majestad el rey y la reina consorte venir a hacer una visita de Estado en medio de las manifestaciones", declaró en una rueda de prensa Emmanuel Macron tras la reunión de líderes de la Unión Europea celebrada en Bruselas.
El presidente francés subrayó "el sentido común" y "la amistad" como factores que indujeron a Francia a postergar la visita. "Hemos propuesto que a principios de verano, en función de nuestras respectivas agendas, podamos fijar juntos una nueva visita de Estado que corresponda a la forma de recibir bien al nuevo rey y a la reina consorte y hacerlo en condiciones que les permitan aprovechar Francia, e ir a París y Burdeos", dijo.
Aseguró que lo "odioso para el pueblo británico" y para Francia habría sido intentar mantener la visita de Carlos III con incidentes en las calles.
El monarca británico tenía previsto viajar a Francia del 26 al 29 de marzo, en su primera visita de Estado a otro país desde que asumió la corona en septiembre de 2022. Además de París, donde sería recibido con todos los honores, la agenda también incluía una escala en Burdeos, ciudad en la que esta noche varios manifestantes quemaron parte del Ayuntamiento.
450 detenidos
El Elíseo ha reconocido que este cambio de planes tiene que ver con las protestas contra Macron y, en concreto, con la convocatoria de una nueva jornada de manifestaciones masivas el próximo martes, coincidiendo con la visita de Carlos III en Francia.
El viaje del monarca se conoció a principios de marzo e incluía una segunda parada en Alemania, que en principio sigue en vigor. En el caso de Francia, las protestas contra la reforma de las pensiones se han recrudecido en los últimos días -sólo el jueves fueron detenidas más de 450 personas- y los sindicatos han anunciado no sólo paros el martes, también este fin de semana.
Hay más de 440 agentes de policía heridos y la cuantía de los detrozos se cuentan por miles de euros, ya que se han quemado coches, furgonetas y contenedores, todo tipo de mobiliario urbano y varios escaparates han sido reventados.
Queman el Ayuntamiento de Burdeos
Estos altercados han sido particularmente graves en París, pero también en Renne, Nante, Lorient o Burdeos, donde las imágenes en esta ciudad han dado la vuelta al mundo con la quema de parte del Ayuntamiento.
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, ha denunciado que sólo en París se han registrado más de 900 incendios y ha admitido que le preocupa la "radicalización" observada en ciertos grupos, a pesar de que la amplia mayoría
de los manifestantes protestaron de manera pacífica contra las reformas, las autoridades han estimado que entre 1.000 y 1.500 individuos han protagonizado incidentes en París.
El Gobierno, por boca de Macron, ha condnado la violencia en las manifestaciones, que se han recrudecido en los últimos días tras la aprobación parlamentaria de una
reforma que plantea, entre otras medidas, elevar a 64 años la edad de jubilación y ampliar el periodo de cotización requerido para cobrar la pensión.