La tecnología que Occidente suministra a Ucrania ha permitido al ejército de Kiev lograr una importante ventaja competitiva en el campo de batalla. El uso, entre otros elementos, de drones de combate equipados con ‘bombas’ fabricadas con granadas, ha permitido a Ucrania percutir en las líneas rusas sin tener que exponer a sus soldados.
Para equipar estos drones, es necesario modificar granadas convencionales de forma que estas exploten una vez se disparen en remoto. Aunque no suele ser habitual, en determinadas ocasiones este tipo de munición falla debido a las mencionadas modificaciones u otros elementos, como es el frío.
Esta situación es la que se ha dado en el caso del soldado ruso que ha sobrevivido milagrosamente al impacto de uno de estos proyectiles. El militar, que se encontraba atrincherado en una zanja ubicada en el frente, recibió el impacto de una de estas ‘bombas’ en su propia espalda, sin embargo, esta no explotó.
En el vídeo, que ha trascendido a través de las redes sociales, se puede observar como, incluso, una vez esta rebota contra su cuerpo, el soldado es capaz de deshacerse de ella. Posteriormente, una segunda granada sí explota en la posición que defiende el militar, aunque esta implosiona a metros del lugar donde cayó el primer proyectil.
Sin luz en Jersón
En las últimas horas Ucrania ha continuado percutiendo sobre el frente que rodea a la ciudad de Jersón. Rusia se prepara para un asedio donde se prevé un fuerte combate calle a calle. En este sentido, la empresa encargada del suministro de energía al enclave ha comunicado este domingo que ya no hay electricidad en ninguno de los barrios.
En un comunicado en Telegram, la administración prorrusa de Jerson ha acusado a los partisanos ucranianos de esta acción, aludiendo que se trataba de un "ataque terrorista" que dañó tres líneas de energía en la región.
La de noticias RIA considera que esta situación evidencia que los combates en la ciudad están cerca de comenzar. Esta semana, Putin había reorganizado su ejército para defender la ciudad. Los ciudadanos continúan siendo evacuados aunque parte de los mismos se niegan a abandonar sus hogares por miedo a deportaciones forzosas a regiones de la Rusia profunda.
El Gobierno de Kiev, por su parte, guarda silencio ante lo que considera uno de los momentos que puede marcar el devenir de la guerra. El invierno, que amenaza con paralizar la línea de frente, se encuentra próximo, y la conquista de una ciudad que Rusia considera clave podría suponer un gran golpe antes de encarar los meses más duros de la contienda.