Ucrania ha anunciado este jueves la retirada de la bandera de Rusia en la sede administrativa de Jersón, territorio que Vladímir Putin anexionó tras el referéndum ilegal celebrado en septiembre. Imágenes desde el lugar lo corroboran.
Autoridades informan también de que la presencia rusa en la ciudad "ha disminuido", así como en distintos puntos de control en localidades vecinas.
La región de Jersón, junto a Zaporiyia, ambas en el sur, así como Lugansk y Donetsk, en el este, son los puntos donde se registran los mayores combates entre las fuerzas ucranianas y las invasoras.
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La preocupación en Zaporiyia es "extrema". El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado este jueves una nueva pérdida de conexión eléctrica de la central nuclear debido a bombardeos.
Una zona de protección
El director de la OIEA, Rafael Grossi, no esconde en un comunicado el riesgo real de un accidente atómico por la "frágil y vulnerable" situación de la planta, la mayor en territorio europeo y tercera en el mundo.
"Está claro que ésta no es una forma sostenible de operar una infraestructura nuclear importante", subraya Grossi, que vuelve a insistir en la necesidad "urgente" de establecer una zona de protección en torno a la instalación, controlada por Rusia y operada mayormente por personal ucraniano.
Ambos bandos se acusan de los ataques contra la central, incesantes desde el inicio de la invasión, el 24 de febrero. Este jueves ha sido Kiev la que ha señalado a Moscú: "Los bombardeos enemigos y los daños causados son otro intento de los invasores de reconectar la planta al sistema energético de Rusia", dice en un comunicado Energoatom, la compañía estatal que gestiona las centrales.
Según Energoatom los rusos intentarán en próximas fechas reparar y volver a conectar las líneas de transmisión de la central a la península de Crimea, ocupada desde 2014.