Varios sectores de Francia, desde la sanidad y la educación hasta los transportes públicos, están llamados este martes a la huelga y a varias manifestaciones para reclamar una subida de salarios, de las pensiones y de los subsidios sociales para combatir la inflación en plena escalada de precios y ante una economía que pisa el freno.
Con los precios de la energía y de los alimentos disparados y con muchas gasolineras sin carburantes, el presidente francés, Emmanuel Macron, está contra las cuerdas por una Francia descontenta y una izquierda que se echa a la calle emulando a los chalecos amarillos. Una gran manifestación contra el Gobierno recorrerá hoy las calles de París a las 14:00 horas. Lo mismo ocurrirá en otras grandes ciudades del país.
Una parte de los sindicatos franceses, liderados por la Confederación General del Trabajo (CGT), han hecho este martes un llamamiento a ir a una movilización "intersectorial" para sumar a otros sectores productivos y de la sociedad a las huelgas de los trabajadores de las refinerías y depósitos de Francia para pedir mejores sueldos por los grandes beneficios obtenidos en el último año por las compañías petrolíferas.
CFDT, el primer sindicato de Francia, no se ha sumado a ninguna de estas huelgas, lo que evidencia la división en el mundo sindical. Cabe recordar que Francia es el país de la OCDE con menos afiliación sindical tras Estonia y Lituania.
Sin carburantes en gasolineras
Dos de las mayores refinerías del país, TotalEnergies y ExxonMobil, llevan ya varias semanas de huelga y no hay visos de que la situación mejore. La primera ministra de Francia, Élisabeth Borne, ha reconocido que la situación de desabastecimiento de combustible en Francia es "insostenible" y ha amenazado con la apertura forzosa de varias refinerías de estas empresas con personal esencial para descongestionar esta crisis.
La situación es tal que casi la mitad de las gasolineras de París están sin combustible, pero la situación empeora en el norte del país, con largas colas y esperas para llenar los tanques de camiones, coches y furgonetas, provocando pérdidas millonarias en el sector de los transportes y la logística.
El temor del Gobierno de Macron es que este descontento iniciado por los trabajadores de las refinerías se contagie a otros sectores. Y ese es, precisamente, el objetivo de la huelga de este martes en Francia.
Huelga de transporte y educación
En el transporte por ferrocarril, los mayores problemas van a estar en los trenes de Cercanías de París y en los regionales, ya que entre estos últimos sólo circulan la mitad, según las previsiones de la compañía estatal SNCF. El metro de la capital francesa está funcionando con relativa normalidad, con acumulaciones puntuales de viajeros en algunos momentos.
En los servicios de largo recorrido y, sobre todo, en los trenes de alta velocidad (TGV) se espera que la huelga tenga un leve impacto y funcionen con relativa normalidad. Lo mismo ocurrirá con las líneas nacionales. Las conexiones ferroviarias entre Francia y España están "ligeramente perturbadas", según informa la SNFC.
En lo que respecta al transporte por carretera mediante autobuses, un tercio no estará en servicio, aunque se espera que la cifra sea mucho más elevada, no sólo por la huelga de este martes, también por la falta de carburantes.
En la educación, se prevé la cancelación total de las clases en los liceos y que los padres no puedan llevar a sus hijos a las guarderías por falta de personal. En varios centros escolares son los alumnos los que están bloqueando las entradas en protesta a favor de la mejora de las condiciones de vida y de estudios.
La izquierda y la calle presionan a Macron
Esta jornada de huelga marca un punto claro de continuidad con la que se celebró el 29 de septiembre, que no tuvo un gran seguimiento, aunque desde entonces la situación ha empeorado de forma ostensible para el Gobierno de Emmanuel Macron, sobre todo por el enquistamiento de las protestas de los trabajadores de las refinerías que ha hecho que la falta de combustible ya lo noten los ciudadanos.
También la presión sobre Macron la ejerce la oposición de izquierda, que toma el relevo de los chalecos amarillos y presiona al Gobierno para que tome medidas urgentes.
Además, la izquierda ya presionó este domingo con una manifestación que sacó a varias decenas de miles de personas a la calle para exigir medidas compensatorias por la pérdida de poder adquisitivo. A ella se sumó Jean-Luc Mélenchon, de la Francia Insumisa, que calificó la marcha contra la carestía de la vida y la inacción climática de "un gran éxito".
"La unidad popular es la solución a la crisis abierta", destacó Mélenchon. "Ustedes van a vivir una semana como no la vemos tan a menudo", añadió, pidiendo a los ciudadanos sumarse a la huelga general de este martes. "No se lo pierdan. No le dejen su lugar en la lucha a otros", pidió.