Liz Truss escenifica la unidad 'tory' en un accidentado discurso: "Podéis confiar en mí"
La primera ministra ha clausurado el congreso del Partido Conservador ya desgastada como líder sin haber cumplido un mes en Downing Street.
5 octubre, 2022 13:03Liz Truss se ha reafirmado en su liderazgo en una accidentada intervención en el congreso del Partido Conservador al que llegaba debilitada y bajo la atenta mirada de los mercados y de sus propios compañeros de filas, algunos acusados ya de preparar un "golpe" para desalojarla del 10 de Downing Street. A todos los críticos o a quienes dudan de su determinación se ha dirigido la primera ministra cuando ha afirmado "podéis confiar en mí", "tengo un plan claro" o "no todo el mundo va a estar a favor del cambio, pero todos se van a beneficiar".
Sin explicitarlo, Truss ha pedido tiempo para que su "plan disruptivo" empiece a funcionar y a entenderse. "Reconstruiré el Reino Unido", ha proclamado. Eso que 'tan solo' pronunciaba este miércoles el discurso de clausura del congreso, celebrado en Birmingham. Ante 'colegas' y sin haber cumplido un mes al frente del Gobierno podía preverse un baño de masas sin contestación, pero podía no ocurrir. Su speech de pronto pasaba a ser el más trascendente de su carrera política tras un frenético y desafortunado estreno en el cargo. Teme un "golpe" interno para sacarla del poder.
Lo cierto es que ha sido recibida en pie y con ovación y que también ha recibido una ovación una vez se ha expulsado de la sala a quienes han gritado contra ella en sus primeros minutos de alocución (activistas de Greenpeace se han levantado con una pancarta en la que podía leerse '¿Quién ha votado por esto?'). Pero la imagen de unidad exhibida tendrá que contrastarse con lo que suceda los próximos días, y Truss es consciente de ello: "No me interesa decir, sino hacer". Del congreso sale reforzada: tiene una nueva oportunidad para hacerlo bien, o al menos es lo que los tories han querido escenificar.
La premier ha sembrado un discurso thatcheriano de referencias a quienes peor lo están pasando, pero su apuesta es invariable y 'tres' sus prioridades: "Crecimiento, crecimiento y crecimiento". Aboga Truss por "un nuevo enfoque para acabar con este ciclo de altos impuestos y bajo crecimiento" y solo así, ha insistido, la población más desfavorecida podrá salir adelante: "Hay partes de nuestro país que podrían caer aún más. (...) Tenemos que hacer que el pastel sea más grande para que cada uno pueda tener una parte".
La más impopular
El 23 de septiembre, Truss anunció la mayor bajada de impuestos en medio siglo. Solo diez días después dio marcha atrás en su plan de reducir del 45% al 40% el tipo máximo del IRPF para las rentas más altas en pleno descalabro de la libra y un conato de rebelión en el partido, que le hacía saber así que no dispone de un periodo de gracia o cortesía. Ministras acusan a destacados dirigentes tories de orquestar un "golpe" o "lanzar granadas" contra su propio gobierno.
Los diputados conservadores no saben cómo explicar en sus circunscripciones, claves para mantener sus escaños en las próximas elecciones, que con una inflación inédita en 40 años, un sistema sanitario al borde del colapso o un modelo de transporte manifiestamente deficiente se reduzca la carga fiscal a quienes no pasan por apuros económicos mientras recorta servicios o los subsidios sociales para reducir la deuda pública.
[Por qué el Reino Unido de Liz Truss no se parece en nada al de Margaret Thatcher en 1979]
El ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, sopesa adelantar a octubre la presentación de su plan económico completo, prevista en un principio para el 23 de noviembre. Quiere calmar y dar certidumbre a los inversores pero el propio anticipo refleja nerviosismo o las dudas del propio gobierno de poder sobrevivir hasta esa fecha sin haber detallado su hoja de ruta.
Un sondeo difundido este miércoles por YouGov concluye que Truss -cabe insistir en que es primera ministra desde el 6 de septiembre- ya es más impopular que Boris Johnson e incluso que el laborista Jeremy Corbyn, que hasta ahora ostentaba este dudoso honor: solo un 14% de los ciudadanos dicen tener una opinión 'favorable' de Truss, por un 73% que la perciben de forma 'desfavorable'.