Portugal revive la pesadilla de los incendios forestales que, en 2007 mataron a más de 100 personas. Las altas temperaturas y los vientos han puesto al país en estado de contingencia y han devuelto el miedo de que la historia pueda repetirse.
Al menos 1.400 efectivos trabajan en el centro y el sur contra unos fuegos que ya han arrasado a más de 10.000 hectáreas y ha forzado a evacuar a más de 800 personas.
Las altas temperaturas, sumadas al viento reinante, han ayudado a generar más de 170 incendios en el país, aunque las localidades de Leiria (Pombal), en el centro, y Faro (Algarve), en el sur, fueron las más castigadas este miércoles, junto al parque de Peneda Geres (norte) y Palmela (Setúbal, cerca de Lisboa).
Se contabilizan unos 160 heridos, cuatro de ellos de gravedad. El Gobierno portugués mantiene la alerta roja en gran parte del país y ha declarado el estado de contingencia, que incluye la prohibición de quema de rastrojos, el uso de pirotecnia, maquinaria y actividad en áreas forestales y el refuerzo de equipos de extinción, hasta el próximo viernes.