Conquistado prácticamente el 95% de Lugansk, una de las dos regiones que componen el llamado Donbás, Rusia solo necesita tomar Sievierodonetsk y Lisichansk para completar el control de toda la provincia y poder anunciar solemnemente su autonomía respecto de Kiev. De ahí que en la última semana se estén volcando todos los esfuerzos sobre esas dos ciudades, llegando incluso a intentar entrar en la primera sin haberla rodeado primero.
Como normalmente las prisas son malas consejeras, es de prever que la decisión de Putin cueste al ejército ruso muchas pérdidas en forma de vidas y equipamiento… pero es que Rusia necesita acabar su operación lo antes posible. Hay muchas armas occidentales aún por llegar a Ucrania y muchas en retaguardia esperando su momento para entrar en acción porque necesitan de soldados formados e instruidos en su uso. Cuando todo eso suceda, será mucho más difícil avanzar. Hay que ganar el mayor terreno en el menor tiempo posible y en eso está Rusia ahora mismo. Veamos cómo le sale.
Porque hay que insistir en que los avances, aunque importantes en términos relativos dentro de una guerra prácticamente estancada, son mínimos. Hablamos de pocos kilómetros cada semana, a menudo más movimientos tácticos que ofensivas como tales. Por ejemplo, hablamos de la llegada de Rusia a Sievierodonetsk como de un gran hito… pero Sievierodonetsk ya era prácticamente la frontera de Ucrania y las milicias prorrusas antes del 24 de febrero. Montar todo esto para avanzar unos veinte o treinta kilómetros es bastante significativo de los problemas rusos.
La diferencia entre llegar y conquistar
Aun así, y consideraciones al margen, el caso es que el ejército ruso está en Sievierodonetsk. Cuando uno habla de "el ejército ruso", se refiere, por supuesto, a esa extraña amalgama de milicianos chechenos, mercenarios del Grupo Wagner, combatientes prorrusos y los propios soldados del ejército regular reclutados para la ocasión. Si el pasado sábado informábamos de que un grupo de saboteadores había entrado en el hotel Mir, situado a las afueras de la ciudad, hoy se rumorea que hasta un tercio de la ciudad podría estar controlada por el invasor.
Hay que tomar estas noticias siempre con precaución, por ambos lados. Justo mientras Rusia ataca Sievierodonetsk, Ucrania está intentando contraatacar en Jersón, cruzando el río Inhulets. En ambos casos, la propaganda afín infla o directamente inventa avances que no existen mientras la contraria niega realidades que son muy difíciles de verificar independientemente. La muerte del periodista francés Fréderic Leclerc mientras cubría la evacuación de un convoy médico desde la propia Sievierodonetsk hacia el oeste habla a las claras de las dificultades para informar desde el terreno.
Cuando hablamos de "controlar", en ocasiones, exageramos. Es posible que las tropas prorrusas hayan llegado a posiciones que equivalgan a un tercio de la extensión de Sievierodonetsk… otra cosa es que se hayan asentado en esas posiciones y las dominen. Durante el lunes, los canales de propaganda rusa insistieron en un hundimiento de la defensa ucraniana y una huida poco menos que desesperada. No hay ningún dato objetivo que apoye estas afirmaciones.
La toma de Sievierodonetsk y, posteriormente, de Lisichansk, dependerá de la cantidad de hombres y armas que oponga Zelenski en su defensa. Como hemos comentado antes, la importancia propagandística de la ciudad es tremenda, incluso su importancia política al dar el control de toda la provincia a uno de los lados… pero, militarmente, en términos de la conquista o la defensa del Donbás, Sievierodonetsk tiene una importancia limitada, no comparable al menos a la que tienen Kramatorsk y Sloviansk.
El riesgo de desproteger Sloviansk
Ahí está ahora mismo el quid de la cuestión estratégica para Ucrania, como lo lleva estando desde que Rusia tomó la ciudad de Popasna y empezó a avanzar lenta pero firmemente hacia el noroeste. ¿Merece la pena defender Sievierodonetsk con uñas y dientes o es mejor entregar la ciudad y replegarse para proteger sus tropas de élite y reservarlas para las batallas que se avecinan en Donetsk?
Rusia lleva tiempo intentando controlar o al menos cortar la carretera T1302 que supone la única salida de la ciudad hacia el oeste controlado por las tropas leales a Kiev. De momento, no lo han conseguido, pero el propio ataque al convoy evacuado deja claro que esa carretera ya es insegura y poco fiable. Si, llegado el momento, las tropas que defienden Sievierodonetsk y Lisichansk tuvieran que huir hacia el oeste, podría pasar que no tuvieran manera de hacerlo y quedaran rodeadas en su retirada, provocando presumiblemente una auténtica masacre de algunas de las mejores unidades del ejército ucraniano, con ocho años de experiencia en el frente del Donbás.
El cálculo es complicado porque, por supuesto, la defensa de Sievierodonetsk podría acabar bien. Las tropas ucranianas podrían entretener a las rusas durante suficiente tiempo como para que lleguen los refuerzos desde el oeste y obliguen al general Alexander Dvornikov a retirar tropas de Izium, de Limán y de Melitopol para mantener la presión sobre las ciudades aún leales de Lugansk. Ahora bien, es una apuesta arriesgadísima. Mucho que ganar y mucho que perder.
En el peor de los casos -el mejor para Rusia-, Sievierodonetsk caería incluso tras haberla defendido, las tropas no tendrían manera de huir hacia el oeste y las distintas unidades prorrusas acabarían lanzándose sobre Kramatorsk y Sloviansk, apoyando a las que avanzan desde Limán. La última referencia que tenemos en ese frente coloca a los invasores en Staryi Karavan, a apenas veinte kilómetros de Sloviansk. Referencia, como todas, aún por confirmar.
La caída de este frente sí que sería un auténtico desastre, pues dejaría el resto del Donbás a merced de los rusos. Nadie quiere ceder terreno y mucho menos un terreno que servirá para alimentar la moral y la publicidad enemiga… pero en lo que terminan de llegar las armas occidentales, cada movimiento hay que medirlo con extrema precaución. Si las prisas de Rusia la llevarán a una gran victoria o a un nuevo fracaso probablemente lo sepamos tan pronto como la semana que viene.