Vladímir Putin sigue de cerca los avances (y fracasos) de sus tropas en Ucrania. Probablemente mucho más cerca de lo que cabría esperar. De hecho, se ha involucrado tan personalmente que está tomando decisiones operativas y tácticas al mismo nivel que lo haría un coronel o brigadier. Al menos así lo afirman fuentes militares occidentales recogidas por The Guardian, que sostienen que el presidente ruso podría estar movilizando desde su residencia a las fuerzas desplegadas en el Dombás.
Una zona donde Rusia ha concentrado y reforzado su ofensiva después de haber perdido terreno en Járkov, la segunda ciudad más importante del país. Sin embargo, el ejército del Kremlin todavía no logra grandes victorias en el este de Ucrania.
A pesar de haber conquistado Mariúpol, de donde han sido evacuados los 264 soldados ucranianos de la acería de Azovstal, la semana pasada, las tropas rusas sufrieron una dura derrota al intentar cruzar un río estratégico en el este. Tampoco llegan buenas noticias de Severodonestk, una de las últimas localidades de Lugansk bajo control ucraniano donde Rusia también ha sufrido pérdidas militares.
Detrás de estos movimientos estaría Putin y el general Valery Gerasimov, el comandante de las fuerzas armadas rusas, según las fuentes anónimas recogidas por el rotativo británico. “Creemos que Putin y Gerasimov están involucrados en la toma de decisiones tácticas a un nivel que normalmente esperaríamos que tome un coronel o un brigadier”, señalan dichas fuentes.
En este sentido, cabría esperar que el jefe de Estado de Rusia esté también al tanto de las pérdidas de sus efectivos: un tercio de las tropas terrestres enviadas desde el mes de febrero, según uno de los últimos informes de la Inteligencia Británica.
En una guerra donde ocultar información es también un arma, no es posible saber cuántos efectivos están fuera de combate. Sin embargo, hay centros de análisis como el estadounidense The Institute for the Study of War (ISW) que apuntan a que los Grupos Tácticos de Batallón rusos -unidades militares compuestas por hasta 1.000 soldados- estarían tan degradados que ya no serían una “medida útil para el combate”.
Esta visión optimista del ISW se refuerza con el giro estratégico que habrían dado las tropas rusas en los últimos días, que no solo han dirigido sus esfuerzos hacia el este, sino que han limitado las ofensivas terrestres y han reforzado los ataques a distancia.
Esto significa un aumento de los bombardeos en las áreas por conquistar, como las localidades de Izum y Severodonestk, y la utilización de artillería, que permite minimizar las pérdidas de soldados, pero que provoca profundos daños en las ciudades.