Nuevo escándalo en Reino Unido, sumido en las restricciones por la Covid-19 cuando ve la luz una fotografía que muestra a 24 empleados y colaboradores del Partido Conservador -más un alto cargo y un donante- en una fiesta de Navidad sin distancia ni mascarillas en las oficinas de los tories en Westminster. La imagen corresponde al 14 de diciembre de 2020, con Londres en nivel de alerta 2.
El epicentro del escándalo cambia apenas unos cientos de metros, los que separan el Parlamento del 10 de Downing Street, pero el gran perjudicado sigue siendo el mismo, en particular el primer ministro, Boris Johnson, que en ese mismo Londres en nivel de alerta 2, que prohibía reuniones en hogares con no convivientes, participó en una fiesta en su residencia el 15 de diciembre, tres días antes de otra de su personal y que acabó con la dimisión de su asesora de comunicación Allegra Stratton.
Johnson asume haber perdido la autoridad y el liderazgo para pedir a sus conciudadanos que sean disciplinados con las medidas para tratar de contener al virus y su ya casi dominante variante ómicron. Es más, Johnson ha perdido el control y la credibilidad hasta en sus filas.
Una dimisión
Este martes, el premier llevó a la Cámara de los Comunes la batería de normas para frenar la propagación del coronavirus -fomento del teletrabajo; mascarillas en transporte, cines, teatros y recintos públicos y certificado Covid en locales de ocio nocturno y espacios cerrados e incluso abiertos entre función de su aforo- y un centenar de los suyos votó en contra: ha salido adelante gracias a la oposición.
Es en este contexto en el que ha sido difundida la estampa de los 24 de Westminster, relajados, con gestos de alegría y muy juntos. La ha publicado The Mirror, provocando de inmediato la renuncia de uno de sus protagonistas. Shaun Bailey (en la fotografía, de pie en el centro, con camisa blanca), era hasta hace unas horas responsable del comité de policía y crimen de la Asamblea de Londres.
En la imagen, junto a Bailey, también se ve a Nick Candy (chaqueta gris, levantando una copa de vino), donante multimillonario del partido.
La polvareda política es de grandes dimensiones y hasta se especula con que Johnson esté jugándose el puesto, no tanto por una opinión pública enfurecida o un Partido Laborista al ataque como por una ya notable disputa interna entre los conservadores por las medidas a tomar frente a la pandemia -el pasaporte, principal foco de tensión- y por un líder que no predica con el ejemplo y les lastra en sus circunscripciones.