Hace apenas una semana la mayor parte de las redes sociales sufrieron una caída a nivel global. En las mismas fechas, el pánico se apoderaba de Reino Unido por una supuesta escasez de carburantes que colapsó las gasolineras e incluso provocó retrasos en algunos servicios básicos. España está a punto de quedarse sin alcohol y las distribuidoras notan ya su escasez.
En la actualidad hay varias guerras comerciales soterradas que están encareciendo el precio del gas y de la electricidad en general o aquella que nos puede dejar sin regalos de Navidad en Europa ante el alza de los precios del transporte comercial desde China.
La coincidencia de todos esos factores no alteró en sí mismo el flujo normal de la vida cotidiana, pero sí alteró la realidad de buena parte de la sociedad. Los semáforos funcionaban, había existencias sobradas de alimentos... Nada sucedió, y en realidad pasó de todo. Quizás por eso Austria, previsora, ha querido dar un paso al frente y preparar a su población en caso de que está situación evolucione hacia algo pero.
El gran apagón
"La cuestión no es si lo habrá, sino cuándo", ha admitido la ministra de Defensa del país, Klaudia Tanner, que lamenta que se haya "subestimado" lo que considera "un peligro real".
El país, que sale adelante de la pandemia de la Covid-19, del atentado terrorista en Viena y de ataques cibernéticos, trata de hacer consciente a la población de la próxima crisis.
El Gobierno ha lanzado una campaña de información centrada en publicidad en los principales medios de comunicación y cartelería en las calles. El mensaje es claro: hay que hacerse con material en casa para sobrevivir sin agua ni luz.
Fundamentalmente, las autoridades recomiendan hacerse con combustible, velas, baterías, alimentos en conserva y agua potable. El consejo es tener reservas suficientes al equivalente a dos semanas de cámping.
No menos importante será pactar un sistema de cooperación con familiares y vecinos para que nadie quede aislado o desasistido.
Sin internet, semáforos...
El apagón puede deberse a distintas causas, partiendo de fallos técnicos a sobrecargas por picos en el sistema. Un motivo menos probable pero también contemplado es el "extraterrestre".
Si esto ocurre, los austriacos se quedarían sin internet, sin telefonía, sin poder usar cajeros automáticos o teniendo que circular sin semáforos.
Según ha explicado un teniente coronel a la agencia Efe, los cuarteles militares serán autosuficientes ya en 2025 y servirán de apoyo a bomberos o sanitarios cuando llegue, si llega, el temido blackout. El Ejército ha llevado a cabo además simulacros, maniobras de respuesta para actuar con eficiencia cuando toque hacerlo.
En este sentido, un apagón, más allá de problemas de abastecimiento, conllevaría saqueos y peligro para las infraestructuras más sensibles. Evitar su vulnerabilidad es una de las principales misiones de las fuerzas del orden.
El ministro del Interior, Karl Nehammer, avisa de que un apagón es "una de las mayores amenazas para un Estado moderno".