La lentitud en el plan de vacunación contra la Covid-19 de la Unión Europea y la escasez de pinchazos disponibles sigue provocando nerviosismo y frustración en las capitales. Dinamarca y Austria han sido los últimos países en desmarcarse de la estrategia de compra centralizada de dosis dirigida por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.
Los dos países han anunciado un acuerdo unilateral con Israel -el país del mundo con mayor porcentaje de población vacunada- cuyo objetivo es producir vacunas de segunda generación contra las mutaciones del virus. El canciller austriaco, Sebastian Kurz, y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, tienen previsto viajar a Israel a lo largo de la semana con el fin de rubricar el pacto.
Kurz sostiene que la decisión que adoptaron el pasado verano los Veintisiete de confiar a Von der Leyen la compra centralizada de dosis fue "básicamente correcta". Pero se ha quejado de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) "es demasiado lenta aprobando las vacunas". También critica la existencia de "cuellos de botella en el suministro por parte de las farmacéuticas".
"Por eso debemos prepararnos para otras mutaciones y debemos dejar de depender exclusivamente de la UE para la producción de vacunas de segunda generación", ha dicho el cancilller a la prensa de su país. Los expertos prevén que alrededor de dos tercios de la población (6 millones de personas en Austria) deberán vacunarse actualmente en los próximos años, se ha justificado.
También la primera ministra danesa considera insuficiente el plan de compra centralizada de la UE y reclama aumentar la capacidad de producción. "Por eso somos tan afortunados de iniciar esta asociación con Israel", ha declarado.
El equipo de Von der Leyen ha recibido con estoicismo la maniobra unilateral de Dinamarca y Austria contra el plan común de la UE. "No es que la estrategia se haya deshecho, ni va en contra de la estrategia", ha dicho el portavoz de Sanidad, Stefan de Keersmaecker. Los dos países son libres de firmar este acuerdo con Israel, que además servirá de complemento a los esfuezos de Bruselas, sostiene el portavoz.
Kurz y Frederiksen no son los primeros en romper filas con Von der Leyen. El primer país en desmarcase de las compras centralizadas de la UE fue Hungría. El Gobierno de Viktor Orbán ha comprado dosis de la vacuna rusa Sputnik V y también de la china Sinopharm. Ninguna de las dos han solicitado autorización a la EMA para comercializarse en la UE. De hecho, el propio Orbán se ha inyectado la vacuna china este fin de seamana.
Eslovaquia anunció este lunes que ha comprado dos millones de dosis de Sputnik V, mientras que República Checa se plantea hacer lo mismo.
Von der Leyen ha admitido que subestimó las dificultades de producción de vacunas a gran escala. Su principal problema hasta ahora es AstraZeneca, que ha recortado a 40 millones de dosis las entregas a la UE durante el primer trimestre del año, menos de la mitad de lo prometido por contrato.
La presidenta ha creado un grupo de trabajo para mejorar las capacidades de fabricación en la UE que dirige el comisario de Industria, el francés Thierry Breton. Sin embargo, el Ejecutivo comunitario admite que la situación de escasez persistirá durante las próximas semanas y que la campaña de vacunación no alcanzará velocidad de crucero hasta abril. Eso sí, Bruselas todavía ve viable alcanzar el objetivo de vacunar al 70% de la población adulta para verano, lo que permitiría alcanzar la inmunidad de grupo.