"La relación entre Europa y Estados Unidos es la columna vertebral de las democracias. Este vínculo (translatlántico) es la piedra angular del compromiso de EEUU no sólo con Europa, sino con el resto del mundo". Estas palabras de Joe Biden -pronunciadas durante su última visita a Bruselas en 2015 en calidad de vicepresidente de Barack Obama- suenan ahora como música celestial en los oídos de los dirigentes comunitarios tras cuatro años de hostilidad y desprecio por parte de Donald Trump.
Alivio, alegría y esperanza son las reacciones más repetidas entre los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, que orquestaron este sábado una acción coordinada sin precedentes para arropar la victoria de Biden frente las acusaciones de fraude del presidente saliente.
Aunque les costó más tiempo que al resto, incluso los fans europeos de Trump, como el húngaro Viktor Orbán, han reconocido la elección del demócrata. "Le deseo buena salud y éxitos continuos en el cumplimiento de sus deberes de extraordinaria responsabilidad", dice Orbán en una carta enviada a Biden este domingo.
El contraste de la posición de Biden hacia la Unión Europea con las políticas de Trump durante los últimos cuatro años no puede ser más grande. El presidente saliente ha apoyado expresamente el brexit y la desintegración de la Unión. En su primera conversación con el entonces presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, le preguntó cuál iba a ser el próximo país que seguiría los pasos de Reino Unido.
Además, Trump ha dinamitado dos acuerdos que Bruselas considera fundamentales: el pacto de París de lucha contra el cambio climático y el tratado nuclear con Irán. Por si fuera poco, el magnate inmobiliario no ha dudado en imponer aranceles punitivos a sus aliados europeos. Trump es una "amenaza" para la supervivencia de la UE al mismo nivel que Rusia, China o el yihadismo, llegó a decir Tusk en enero de 2017. La relación transatlántica atravesaba entonces sus momentos más bajos.
Los líderes europeos esperan de Biden un regreso al pasado. Borrar los últimos cuatro años de caos de Trump y volver a un orden internacional basado en instituciones y reglas, con Estados Unidos ejerciendo de líder de Occidente. Una posición de la que el presidente saliente abdicó por ejemplo en la lucha contra el coronavirus o la búsqueda de la vacuna que ponga fin a la pandemia en todo el mundo.
"La relación transatlántica es muy importante para Europa. Es cierto que con Trump la relación había tenido muchos momentos de desencuentro y esperamos que con la nueva administración algunos de ellos se puedan superar", ha dicho el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, en una entrevista a Rne este domingo.
La ganancia más inmediata para la UE de la victoria de Biden será precisamente la resurrección del tratado nuclear con Irán y del acuerdo de París contra el cambio climático. "Son dos cosas para nosotros muy importantes en las que a lo largo de la campaña el entonces candidato Biden dejó clara su diferencia con respecto a Trump y su intención de volver a esos dos acuerdos internacionales", sostiene Borrell.
También en la OTAN están eufóricos con la victoria del candidato demócrata tras cuatro años de bloqueo de Trump. El actual inquilino de la Casa Blanca tachó de "obsoleta" a la Alianza Atlántica, arremetió contra sus socios por considerar que no invertían bastante en gasto militar y se aprovechaban de Washington y amenazó con marcharse. "Sé que el señor Biden es un firme defensor de la OTAN y de la relación transatlántica", ha celebrado su secretario general, Jens Stoltenberg.
La victoria de Biden y Harris facilitará un acuerdo comercial post-brexit entre la UE y Reino Unido. Según la prensa británica, el primer ministro británico, Boris Johnson, uno de los máximos exponentes de la política trumpista en Europa, ha esperado hasta conocer el resultado de las elecciones en EEUU para decidir si optaba por el pacto con Bruselas o por una ruptura total.
La elección del candidato demócrata decanta la balanza por la primera de las posibilidades. Biden tiene fuertes vínculos con Irlanda y ya ha avisado a Johnson de que si incumple el tratado de divorcio firmado con la UE en lo referente a Irlanda del Norte, tal y como ha amenazado, no firmará ningún acuerdo comercial con él. "Siempre he sido un gran entusiasta a favor de un acuerdo comercial con nuestros amigos y socios europeos", ha dicho este domingo el primer ministro británico. Gracias a Biden, el acuerdo del brexit parece ahora inminente.
Los más optimistas creen incluso que la victoria de Biden contribuirá a desinflar el auge de la derecha radical en Europa. La francesa Marine Le Pen, el holandés Geert Wilders o el británico Nigel Farage aplaudieron hace cuatro años la elección del magnate inmobiliario. También Vox ha mantenido contactos con los ideólogos de Trump. "La derrota de Trump puede ser el principio del fin del triunfo de los populismos de ultraderecha también en Europa. Gracias, Joe", ha escrito Donald Tusk, que ahora es presidente del Partido Popular Europeo.
Sin embargo, hay problemas en las relaciones transatlánticas que ni la elección del vicepresidente de Obama podrá resolver. El más importante es la guerra comercial. Trump impuso primero aranceles unilaterales al acero y alumino procedente de la UE y más tarde aprobó recargos tarifarios autorizados por la Organización Mundial del Comercio (OMC) a muchos otros productos, entre ellos al aceite de oliva o el queso de España.
La UE amenaza ahora con represalias en forma de tarifas a productos norteamericanos por valor de 4.000 millones de dólares (3.400 millones) en la interminable batalla por las ayudas a Airbus y Boeing. "Las cosas no van a cambiar de la noche a la mañana en todo lo que nos preocupa. Los demócratas también son bastante proteccionistas", avisa Borrell. Otras batallas que tampoco se resolverán a corto plazo son el choque entre EEUU y China o voluntad de EEUU de aplicar sus leyes más allá de sus fronteras.
Pero quizá el principal riesgo que corre la UE con la elección de Biden es la complacencia: olvidarse de su voluntad de lograr una "autonomía estratégica" para dejar de depender del paraguas de seguridad estadounidense. Gracias a Trump, los líderes europeos acordaron impulsar la cooperación en materia de defensa (PESCO), que hasta ahora tampoco ha logrado muchos resultados concretos. Una independencia a la que ahora Bruselas podría renunciar por la comodidad del nuevo liderazgo en EEUU.