¿Qué pasa si el confinamiento debido al coronavirus hace que la gente no tenga ingresos? ¿Cómo pueden comer aquellas personas que no pueden comprar nada en el supermercado, simplemente porque no hay dinero? Este dilema lo podría tener cualquiera, aunque bien es cierto que la zona más afectada de Italia por el coronavirus es Lombardía, el motor económico del país con forma de bota.
Italia ha registrado este lunes una fuerte caída en la cifra de nuevos casos de contagio por coronavirus, así como una cifra récord en el número de pacientes recuperados desde que se declaró la pandemia, si bien se han sumado otros 812 fallecidos, con lo que ya son 11.591 los muertos.
Los primeros problemas económicos debido al Covid-19, sin embargo, los están viviendo sobre todo las familias del sur de Italia, el área menos productiva del país transalpino y que está más sujeta a empleos precarios o temporales: las sureñas Nápoles, Palermo y Bari son las ciudades más afectadas. Y muchos de sus ciudadanos necesitan ayuda.
"¿Que qué he comprado? Nada: agua, leche, harina... Pero no tengo dinero", dice un chico una vez llegado a la caja de un supermercado en Nápoles, tal como se puede apreciar en un vídeo publicado por el Corriere della Sera.
"¿Cómo que no tienes dinero?", le pregunta una persona que se intuye que debe de ser un trabajador de la empresa. "No, no tengo dinero", vuelve a repetir el chico mientras se gesta un cierto clima de tensión en la caja del supermercado. A partir de ese momento, un hombre que iba detrás de él, tomó una decisión: "No se preocupe", dice dirigiéndose a la persona encargada de la caja, "nosotros lo ayudamos".
"¿Cuánto es lo suyo?", pregunta el hombre dispuesto a pagar la compra de quien le precedía. Y añade, levantando la voz: "Nosotros lo ayudamos, ¡no el Estado!", con un volumen propio de quien ya pretende hacerse notar porque está siendo grabado. En cuestión de segundos, tanto el chico como el hombre que iba detrás de él empiezan a gritar: "¡Cobardes! ¡Cobardes! ¡Sois un pueblo de cobardes!". En dialecto napolitano.
En otro vídeo publicado por la prensa italiana se reproduce otra escena muy parecida, pero, si cabe, más humilde: en ella se ve cómo el señor Giuseppe, rodeado de agentes de seguridad privada, no puede retirar los productos de la caja porque no tiene dinero. Otra persona, presente en el vídeo, defiende en todo momento a Giuseppe diciendo: "¡El señor Giuseppe no tiene dinero para comer! ¡Pero mirad, no es que haya comprado champán, ha comprado pasta y aceite!". Con el objetivo de desbloquear la situación, aconseja: "Venga, ¡llamad a la policía! ¡Venga!".
Lo cierto es que, por el momento, se trata de casos aislados. Pero, según apuntan medios prestigiosos como el conocido Corriere della Sera, cabe la posibilidad de que haya quien fomente la difusión de estos vídeos en la red para crear desorden y desatar el caos, instrumentalizando temas tan delicados como el hambre en un momento de crisis sanitaria. "En las redes sociales", asegura el Corriere, "ya pueden notarse las señales de quienes están echando leña al fuego".
El caso de Sicilia
Sicilia, según los medios italianos, es la región donde se están produciendo más tensiones y protestas. Según un estudio del mayor sindicato italiano, CGIL, el 30% de los trabajadores de la provincia de Palermo cobra su sueldo en negro.
Hace unos días, en la capital siciliana, fue asaltado un supermercado y al día siguiente tuvo que intervenir el Ejército en varios puntos de venta. "Los supermercados están vigilados como si fueran cámaras acorazadas de un banco", escribe el periódico romano Il Messaggero, que añade: "Pero no están protegiendo lingotes de oro, sino estantes de pasta, aceite, galletas y leche".
Según Il Messaggero, hay más de 1.000 familias que, en los últimos días, están pidiendo "asistencia alimentaria" ante sus ayuntamientos o las secciones locales de Cáritas. Pero el problema no es sólo siciliano o sureño: en toda Italia hay más de 3 millones de trabajadores sin contrato, 9 millones de personas en pobreza relativa y 5 millones de ciudadanos en pobreza extrema.
El Gobierno italiano prevé que pueda haber altercados. Por eso, el presidente del Ejecutivo italiano, Giuseppe Conte y la ministra del Interior, Luciana Lamorgese; ya están tomando cartas en el asunto. "Estoy preocupada acerca de la situación general que se está generando en el país. Los ciudadanos tienen necesidades primarias de las que el Estado debe hacerse cargo", admitía la titular de Interior estos días. "Al final del día, se debe tener la posibilidad de dar de comer a los hijos. Y eso debemos tenerlo en cuenta". Pero advertía: "No serán tolerados comportamientos ilegales o que puedan tener consecuencias en la seguridad pública".
400 millones de euros
El presidente del Ejecutivo transalpino, Giuseppe Conte, por el momento, va resolver la cuestión alimenticia con un fondo de 400 millones de euros a repartir entre los 8.000 ayuntamientos presentes en el país, para gastarlos en comida y otros bienes de primera necesidad, como medicamentos.
Pero según la Asociación de los Municipios de Italia (ANCI) la actual cifra sólo cubriría para "dos semanas"; por eso se necesitarían, al menos, 1.000 millones de euros. El nuevo sistema prevé que la ayuda sea lo más directa posible. Por esta razón los fondos, una vez repartidos entre los distintos ayuntamientos, serán gestionados directamente por los servicios sociales locales en coordinación con la Protección Civil Italiana. Serán éstos, finamente, los que determinen si entregar directamente las compras a los domicilios de las familias más necesitadas o si, por lo contrario, dar tickets para gastar en el supermercado.
Nápoles, en los últimos días, está siendo un gran ejemplo de solidaridad. En el centro histórico de la ciudad partenopea, muchas familias están atando cestas para bajarlas con cuerdas, desde los balcones, a la altura de la calle. La idea, según ha informado el periódico italiano La Repubblica, ha sido de dos empresarios y artistas de 50 años, con el objetivo de quitar el hambre para los más desfavorecidos y los sin techo. La iniciativa, bautizada como la panera solidaria, goza de un práctico eslogan, presente en todas sus cestas: "Quien pueda, que meta; quien no, que coja".