Boris Johnson quiere entrar en los libros de Historia como el primer ministro con el que Reino Unido se marchó de la Unión Europea, pero entre sus planes también está tender puentes, de forma literal, en concreto uno que conecte Irlanda del Norte con Escocia, de unos 45 kilómetros.
El reto, no tan faraónico como el brexit, tendrá que superar varios obstáculos. El asunto, uno de los más leídos y comentados en la prensa británica, cuenta ya con el criterio de ingenieros punteros: los que no lo ven inviable por la propia estructura, sin más, se mofan. "Es tan factible como un puente a la Luna", recoge The Times.
Los expertos consultados por The Telegraph o The Guardian coinciden en señalar que de nada sirve avanzar en la idea cuando ni siquiera hay un proyecto concreto que constate que no caería, el número de usuarios potenciales o el beneficio que reportaría. No menos importante: ¿cuánto costaría? ¿Y quién lo costearía?
Johnson asegura tener la cifra, que rondaría los 15.000 millones de libras -cerca de 17.000 millones de euros-. El hoy premier ya planteó la idea como ministro de Exteriores, en 2018, cuando recalcó que unir las dos islas resultaría más sencillo y barato que el Canal de la Mancha.
Que pague... ¿la UE?
El 'hombre del brexit' ya ha convencido a su homólogo norirlandés, el también conservador Leo Varadkar, que lo ve "interesante" y que 'sólo' pone un pero: no piensa pagarlo. En sus conversaciones, Jonhson y Varadkar habrían llegado a abordar que lo financiara la Unión Europea.
Para Johnson, la obra, que el arquitecto Alan Dunlop denominó 'puente Celta', ayudaría a impulsar la economía en plenas turbulencias tras el divorcio de los socios europeos. Técnicamente, según Dunlop, los problemas son "superables" si se cuenta con profesionales "increíblemente talentosos".
El debate está en la calle. Johnson tiene plenos poderes tras imponerse en las elecciones por mayoría absoluta el pasado 12 de diciembre. "Tenemos la responsabilidad de cumplir y responder a la confianza del pueblo ejecutando el brexit", manifestó. La cuenta atrás termina el 31 de enero.