Érase una vez un hombre muy interesado por los partidos de ultraderecha en Europa. Era un ávido lector de autores como el francés Jean Raspail, intelectual conservador de renombre con filias tradicionalistas, o como el italiano Julius Evola, uno de los inspiradores del fascismo europeo. Ese hombre, un estadounidense llamado Steve Bannon, logró hacerse asesor de Donald Trump. Es más, fue decisivo en que Trump se convirtiera en presidente de Estados Unidos en 2016 con una agenda política de marcado carácter ultranacionalista y anti-inmigración.
Tras un breve periodo de tiempo como estratega en jefe en la Casa Blanca, Bannon salió del Gobierno estadounidense. Aunque sigue en la órbita del jefe de Estado norteamericano, el exasesor de Trump va a echar el ancla próximamente en Europa para ayudar a los nacional-populistas del viejo continente a enfrentarse a la Unión Europea.
La semana pasada decía Bannon en una entrevista a la plataforma de noticias estadounidense The Daily Beast que iba a levantar en Bruselas una fundación populista llamada El Movimiento. Su idea, a corto plazo, es ayudar a los partidos de ultraderecha en las próximas elecciones europeas para formar un “supergrupo” en el Parlamento Europeo. El proyecto es motivo de entusiasmo en según qué partidos continentales.
En el Reagrupamiento Nacional (RN) francés, nuevo nombre del Frente Nacional (FN), es difícil ocultar la ilusión. “Bannon tiene la experiencia de hacer ganar a un presidente en la primera potencia mundial con temas que son cercanos a los nuestros: la lucha contra la inmigración, el patriotismo económico y la no injerencia sistemática en conflictos internacionales”, dice a EL ESPAÑOL Louis Aliot, diputado francés del RN y compañero sentimental de la lideresa del partido, Marine Le Pen. Para él, Bannon “tiene el saber hacer, tiene ideas, ha ganado ¿Qué más se puede pedir? ¡Patriotas de todo el mundo, uníos!”, añade Aliot con entusiasmo.
Más allá de que Bannon vaya a volcarse con la propagación de sus ideas en Europa –tiene previsto pasar el 50% de su tiempo en el viejo continente–, se sabe más bien poco de lo que planea concretamente el exasesor de Trump con El Movimiento. “No sé si será una ayuda, yo lo veo más bien como una iniciativa, una plataforma de cooperación entre patriotas a nivel europeo”, sostiene Aliot.
VOX aplaude la propuesta de Bannnon
En España, Bannon tiene un “interlocutor” en Rafael Bardají, miembro de la dirección de VOX. Bardají celebra la creación de El Movimiento. “Una organización que contribuya a mejorar el entendimiento para actuar a problemas comunes es un activo que VOX saluda y estima muy positivamente”, dice Bardají a EL ESPAÑOL. Para él, “Bannon ha demostrado una capacidad de entender al electorado como nadie antes”. “Todos sabemos que la política en América se juega con unas herramientas analíticas muy sofisticadas. Si podemos emplear algunas de sus técnicas, tal vez sería posible mejorar aún más nuestras expectativas electorales”, abunda este responsable de la dirección de VOX.
Hasta ahora, ha trascendido que, junto al RN, hay partidos que arrimarán el hombro para que Bannon pueda lanzar su fundación, que estará dedicada a realizar estudios de opinión, asesoramiento en comunicación política y a la publicación de análisis políticos, según The Daily Beast. El Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) es una de esas formaciones. Este partido ha prometido que sus actuales veintidós eurodiputados “compartirán su experiencia” como triunfadores del brexit con El Movimiento.
De cara a las próximas elecciones europeas, que se celebrarán entre el 23 y el 26 de mayo de 2019, no está previsto que los políticos británicos puedan participar en los comicios, precisamente por el triunfo del brexit.
No ocurre así con el Partido Popular belga, una formación creada en 2009 no hermanada con el resto de partidos populares e inscrita en el euroescepticismo conservador del 'viejo continente'. Su líder, Mischaël Modrikamen, también se ha manifestado a favor del proyecto de Bannon.
Contactos recientes con partidos euroescépticos
En el RN francés, Marine Le Pen ha llamado a “destruir a la Unión Europea desde dentro”. Con este “euroescepticismo duro” también se identifican los partidos de ultraderecha nórdicos Demócratas Suecos y los Verdaderos Finlandeses. Éstos, para Bannon, lo tienen todo para ser sus socios europeos.
En los últimos meses, Bannon ha encontrado todo tipo de interlocutores a la derecha del espectro político europeo. Le han abierto las puertas en la conservadora y nacionalista Unión Democrática del Centro de Suiza, pero también en la populista Unión Cívica Húngara, el partido del primer ministro húngaro Viktor Orbán. Le han escuchado igualmente los populistas de La Liga Norte y del Movimiento Cinco Estrellas que dirigen el Gobierno de Italia o en VOX.
Bannon quiere acabar con las diferencias entre los euroescépticos de Europa. Pero esa tarea es casi un imposible, según Judy Dempsey, analista en Berlín del Carnegie Europe, centro de estudios del Fondo Carnegie para la Paz Internacional dedicado al viejo continente. “No creo que sea posible unificar a las muy diversas voces del euroescepticismo en Europa. Constituyen un grupo muy heterogéneo”, dice Dempsey a EL ESPAÑOL.
“Ser euroescéptico no significa que quieras hacer que tu país salga de la UE. Orbán, por ejemplo, no tiene intención de sacar a Hungría de la UE, como tampoco el Gobierno polaco, dadas todas las ventajas que tiene para Polonia la pertenencia en la UE. Pero Bannon cree que puede juntar otros partidos con gente como Marine Le Pen, que quiere que Francia salga del euro”, añade.
Diversidad de los partidos anti-UE
En la Eurocámara, los diputados euroescépticos trabajan esencialmente en tres grupos parlamentarios diferentes. A saber, el de la Europa de las Naciones y la Libertad (ENF), el Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFDD) y el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).
Éste último es el más importante. Lo forman 73 eurodiputados de corte euroescéptico aunque de tono menos vehemente que los del ENF o el EFDD, que cuenta con 35 y 43 parlamentarios respectivamente. Los dieciséis eurodiputados del RN francés pertenecen al ENF, al igual que los cinco de dispone la Liga Norte. Por su parte, los de UKIP pertenecen al EFDD, al igual que los catorce del Movimiento Cinco Estrellas y el eurodiputado de Alternativa para Alemania (AfD).
Precisamente en este partido germano, convertido en la principal formación de la oposición en Alemania tras las elecciones generales de 2017, parecen mantener las distancias con Bannon. “Si una cooperación con Steve Bannon será o no provechosa para nosotros, eso es algo que no podemos estimar, porque no es un tema relevante para nosotros”, dicen a EL ESPAÑOL desde la sede central de AfD en Berlín.
La pasada primavera, Bannon se reunía en Zúrich con Alice Weidel, co-líder de AfD Parlamento germano, y la también diputada de AfD Beatrix von Storch. El otrora asesor de Donald Trump tiene muy buena opinión de ambas. “Tienen unas personalidades tremendas, muy dinámicas”, ha dicho Bannon al semanario alemán Die Zeit.
Hay políticos de AfD que han reconocido a EL ESPAÑOL su interés en el trabajo de Bannon. Es alguien que “puede ayudar a las fuerzas patrióticas de europa a presentar públicamente sus ideas”, según el diputado de este partido de ultraderecha alemán Anton Friesen. Pero ante la voluntad explícita del exasesor de Trump de crear una fundación al servicio de los nacionalistas y euroescépticos, en la sede de la principal formación de la oposición en el Bundestag parece haberse instalado la cautela.
“No hay ningún contacto oficial entre Steve Bannon y la dirección federal de AfD. Sin embargo, no descartamos que haya individuos de nuestro partido hayan tenido contacto con él. Pero esos representantes no hablaban en esos casos ni por la dirección ni por el partido en su conjunto”, dicen a este diario desde AfD.
Bannon también genera reticencias
Ese distanciamiento da buena cuenta de las reticencias que genera alguien como Bannon, muy vinculado a Trump. El presidente estadounidense es una figura muy impopular en suelo germano. Se han hecho sondeos entre alemanes, como el que publicaba la revista mensual Cicero a finales del año pasado, en los que casi el 70% de los encuestados se oponían a afirmar que “es bueno que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos”.
Con su fundación, “Bannon va a tratar de indicar el camino a seguir a los euroescépticos, pero lo van a recibir con más bien con escepticismo”, según Dempsey, la investigadora del Carnegie Europe, aludiendo a actitudes como la de AfD. Para ella, a Bannon y a los diez trabajadores que se supone tendrá El Movimiento, le esperan “días difíciles” en Bruselas.
El otrora asesor de Trump va a encontrar allí cantidad de “lobbistas, organizaciones y fundaciones que trabajan a favor de la democracia, mientras que él se centra en los déficits democráticos, no le va a ser fácil”, apunta Dempsey. “Su éxito dependerá del trabajo de relaciones públicas que haga”, añade.
Con todo, la iniciativa de Bannon es algo a considerar con “preocupación”, según Susi Denninson, analista del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, un think tank europeísta. “Bannon ha sido un director de campaña de Donald Trump muy eficaz, no está empezando de cero en Europa, tenemos que preocuparnos al pensar por qué ahora Bannon piensa que es momento de crear una organización como El Movimiento, porque algo así no se puede crear de la nada”, dice a EL ESPAÑOL una Denninson consciente de que no todos los partidos euroescépticos están interesados en seguir a Bannon.
Para Denninson, la iniciativa de Bannon es, ante todo “una advertencia”. Pero la creación de El Movimiento no es sinónimo de éxito para los populistas. Bannon ya fracasó tratando de crear en Europa una plataforma idéntica al polémico y ultraconservador portal de noticias Breitbart News.