El sentimiento en Bruselas es de impotencia. El acuerdo nuclear con Irán se considera el mayor logro de la diplomacia comunitaria, la prueba de que es posible resolver una crisis que podía llevar a una guerra mediante el 'poder blando' del que presume la UE, una combinación de incentivos y sanciones. El pacto -que se cerró en 2015 tras casi dos años de intensas negociaciones- limita el programa nuclear iraní durante 10 años a cambio de levantar las sanciones económicas internacionales que estaban a punto de asfixiar al régimen de Teherán. Los firmantes son no sólo Irán y Estados Unidos, sino también Reino Unido, Alemania, Francia, China y Rusia. El objetivo: evitar que Irán se dote de armas nucleares.
"El acuerdo es crucial para la seguridad de la región, de Europa y de todo el mundo", ha repetido este martes la jefa de la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini. La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de abandonarlo amenaza ahora con hacer estallar este equilibrio precario. De nada han servido los esfuerzos de los líderes europeos para tratar de salvar el pacto. Tanto el presidente francés, Emmanuel Macron, como la canciller alemana, Angela Merkel, han viajado por separado a Washington los últimos días para intentar que Trump cambie de opinión. Lo mismo ha hecho el jefe de la diplomacia británica, Boris Johnson, que ha escrito un artículo en el New York Times en defensa del acuerdo con Irán.
Todo en vano. Pese a las buenas palabras, en particular entre Trump y Macron, la decisión abre otra nueva brecha en la alianza privilegiada entre la UE y EEUU. Otro desencuentro que se suma a los choques por los aranceles de Trump al acero o su abandono del acuerdo de París contra el cambio climático. "Tomamos nota con pesar y preocupación de la decisión del presidente Trump", han dicho Macron, Merkel, y la británica Theresa May en un comunicado conjunto.
El plan A de la Unión Europea ha fracasado definitivamente. Los líderes comunitarios habían intentado contentar a Trump aumentando la presión sobre Irán. De ahí la oferta de Macron en Washington de un "nuevo acuerdo": se trataba en realidad de preservar el pacto nuclear y completarlo con nuevas medidas para contrarrestar el programa de misiles balísticos de Teherán y su influencia desestabilizadora en Oriente Próximo, en particular en las guerras de Siria y Yemen. De hecho, las tres grandes potencias europeas -Francia, Alemania y Reino Unido- propusieron nuevas sanciones a Irán. Una iniciativa bloqueada por otros Estados miembros como Italia, que alegaban que enfadaría a los iraníes sin lograr convencer a Estados Unidos de quedarse en el acuerdo, como así ha sucedido.
Tras la decisión de Trump, el plan B de los líderes europeos consiste en hacer todo lo posible para salvaguardar lo que queda el acuerdo con Irán aunque no esté Estados Unidos. Así se lo han hecho saber al Gobierno de Teherán durante una reunión a nivel técnico celebrada este martes en Bruselas. En el encuentro han participado la número dos de Mogherini, Helga Schmid, representantes de Alemania, Francia y Reino Unido y el viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi. "La UE está determinada a preservar el acuerdo. Esperamos que el resto de la comunidad internacional continúe cumpliendo su parte para garantizar que siga aplicándose en beneficio de nuestra seguridad común", ha anunciado Mogherini minutos después del discurso de Trump.
Los europeos alegan que el acuerdo está cumpliendo su objetivo de impedir que Irán desarrolle armas nucleares. Y que Teherán respeta la totalidad de los compromisos adquiridos, tal y como ha certificado hasta en diez informes la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). A las denuncias de Israel de que Irán tiene un plan secreto para desarrollar armas nucleares, Mogherini responde que el acuerdo nuclear "no se basa en la buena fe o en la confianza, sino en compromisos concretos y mecanismos de vigilancia". Cualquiera que tenga información sobre incumplimientos debe enviarla a la AIEA.
Proteger a las empresas europeas
El fin del acuerdo nuclear con Irán se traduciría en una nueva inyección de inestabilidad en Oriente Próximo y en otra carrera de armas en la región, avisa Bruselas. "Eso significaría abrir la caja de Pandora, podría significar la guerra", ha dicho Macron al semanario alemán Der Spiegel. El presidente francés añade no obstante que no cree que Trump quiera una guerra. En todo caso, los europeos admiten en privado que no tienen suficiente capacidad en solitario para apuntalar el pacto. Dependen no sólo de lo que haga Estados Unidos sino también de la reacción de Teherán.
Por eso, Merkel, Macron y May han pedido a Irán que muestre "contención" en su respuesta a la reacción de Trump, que siga cumpliendo el acuerdo nuclear y que coopere sin restricciones con la AIEA. A cambio, la UE mantendrá congeladas sus sanciones económicas.
De momento, los europeos trabajan en planes de contingencia para proteger los intereses de las empresas comunitarias que han invertido en Irán. El levantamiento de las sanciones en 2015 ha llevado a un miniboom comercial la UE y Teherán. El volumen del comercio entre las dos partes ha pasado de 6.200 millones de euros en 2013 a casi 21.000 millones el año pasado. Los principales socios de Irán en la UE son Italia (4.500 millones), Francia (3.450 millones), Alemania (3.000 millones) y España (1.670 millones). El Gobierno de Mariano Rajoy acaba de firmar un memorando con Teherán para reforzar la cooperación en el sector del petróleo y el gas. En Irán han invertido grandes compañías europeas como Total o Shell. También Airbus ha firmado un acuerdo millonario para suministrar aviones.
"Estoy especialmente preocupada por el anuncio de nuevas sanciones esta noche", ha avisado Mogherini. El peor escenario para la UE es que Trump imponga sanciones extraterritoriales a las empresas europeas que inviertan en Irán. El resultado sería que las compañías acabarían retirándose y que el acuerdo nuclear moriría asfixiado. Para evitarlo, Bruselas ha estudiado en las últimas semanas activar una norma de 1990 que protege a las sociedades comunitarias de sanciones de Estados Unidos, que nunca se ha aplicado hasta ahora. La otra opción es que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ofrezca financiación a las empresas que se vean perjudicadas por las medidas norteamericanas.
Los líderes europeos busca ahora un frente común para responder a las decisiones de Trump: no sólo a la retirada del acuerdo con Irán sino también a su amenaza de imponer aranceles al acero y aluminio comunitarios. De momento, la UE se beneficia de una segunda prórroga que vence el 1 de junio. Pero Bruselas ya ha reiterado que no negociará bajo presión. Los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 abordarán estas cuestiones en la cumbre que celebran la semana que viene en Sofía, según ha anunciado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.