Manga ancha en el examen anual que hace Bruselas de los presupuestos de los países de la eurozona. La era de la austeridad y la disciplina a todo precio ha quedado definitivamente atrás. En su lugar, flexibilidad máxima para no asfixiar la recuperación económica. Una flexibilidad de la que se beneficia el Gobierno de Mariano Rajoy: la Comisión Europea ha dado este miércoles un aprobado raspado a sus cuentas públicas para 2018, pese a que se trata sólo de una prórroga de las de este año. La crisis catalana ha hecho estallar el pacto que Rajoy estaba negociando con el PNV para sacar adelante los Presupuestos de 2018.
Incluso con unas cuentas prorrogadas, sin ningún recorte adicional, España cumplirá el objetivo de reducir el déficit al 3,1% este año. Y situará en 2018 el desfase presupuestario claramente por debajo del umbral del 3% que exige el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. En concreto, el déficit el año que viene se quedará en el 2,4%, dos décimas más que la meta del 2,2% exigida por la UE. Pero esa reducción permitiría a España escapar del procedimiento sancionador por déficit excesivo y daría al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, más margen de maniobra presupuestaria.
"El plan presupuestario de España, que se ha preparado sobre la base de un escenario sin cambio de políticas, lo consideramos globalmente conforme. ¿Por qué? Porque calculamos que el déficit nominal quedará netamente por debajo del límite del 3% en 2018", ha explicado en rueda de prensa el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. "Pero el esfuerzo presupuestario es muy inferior al recomendado", agrega.
De hecho, frente al ajuste estructural del 0,5% del PIB que la UE reclama a España, la prorroga presupuestaria supondrá un empeoramiento del 0,3%, según los cálculos de Bruselas. Por ello, la Comisión ha vuelto a pedir al Gobierno de Rajoy que le envíe unos Presupuestos completos para 2018 lo antes posible. Sin embargo, de momento no hace ninguna mención de recortes adicionales.
Incertidumbre por la crisis catalana
El Ejecutivo comunitario coincide con el Gobierno en que España crecerá este año un 3,1%, pero avisa de que las previsiones económicas para 2018 están sujetas a una "notable incertidumbre" debido a la crisis catalana. El ministro de Economía, Luis de Guindos, cree que el reto secesionista tendrá un impacto del 0,5% del PIB (5.000 millones de euros) y ha reducido al 2,3% su pronóstico para este año. Bruselas calcula un 2,5%, pero no incorpora todavía el impacto de Cataluña.
"Los acontecimientos futuros podrían tener un impacto en el crecimiento, pero el tamaño del mismo todavía no puede anticiparse en este momento", dice el informe de la Comisión. El otro foco de incertidumbre en las cuentas públicas de 2018 es el coste del rescate de las autopistas. El Gobierno ha calculado que será de 2.000 millones de euros, pero a Bruselas no le convence esta cifra. "El impacto final es difícil de evaluar, pero podría ser más grande", señala.
Por lo demás, el Ejecutivo comunitario vuelve a situar a España en el grupo de países con desequilibrios económicos importantes, que lo hacen vulnerable a un cambio repentino en el sentimiento de los mercados. En particular, el alto nivel de deuda pública y privada y de endeudamiento con el exterior, así como la elevada tasa de paro, especialmente entre jóvenes y desempleados de larga duración.
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