Este domingo, Cristina Fernández de Kirchner se juega su supervivencia política. Las elecciones legislativas de Argentina, en las que compite por ser senadora en Buenos Aires, marcarán su destino definitivamente, no sólo en el país, sino también dentro del peronismo.
Si se miran las encuestas, todas dan por derrotada a Kirchner y señalan estas elecciones como la consolidación del Gobierno de Mauricio Macri. El presidente está tan confiado en su victoria que ya ha anunciado incluso la subida de los precios de la luz, el gas, el agua y los combustibles para después de las elecciones. Y, según los sondeos, esa decisión no le ha costado una bajada en la intención de voto.
Kirchner, con toda probabilidad, conseguirá un puesto en el senado aunque salga derrotada. Pero será el tamaño de la derrota el que determine el futuro político de una mujer acostumbrada a ganar y que ahora se ve cuestionada dentro del propio peronismo. “Más allá de lo que dicen las encuestas, los distintos actores, empezando por el peronismo, han empezado a cerrar sus posiciones en lo que respecta al destino de Cristina Kirchner”, analiza Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano.
Miguel Ángel Pichetto, el jefe de los peronistas en el Senado, decía el pasado mes de septiembre que, en el caso de que Kirchner saliera elegida este domingo, debería “armar su propio bloque en el Senado”, porque no habría sitio para ella en el grupo peronista. “Esto tiene que ver con la percepción de varios políticos peronistas, de que el papel de ella va a ser limitado y de que tampoco es un papel muy querido por parte del peronismo. Pichetto no habla por él, esto es su juicio después de haber hablado con muchos gobernadores y muchos alcaldes”, considera Malamud. “A esto hay que agregar también posturas similares de empresarios, que antes estaban con el kirchnerismo y ahora lo abandonan”.
De esta manera, Cristina parece enfrentarse a las elecciones del domingo cada vez más sola: “Sus opciones de ganar son muy limitadas, todo el mundo apuesta que su futuro va a ser muy complicado tanto política como judicialmente”.
Imputada
Cuatro días después de las elecciones, Cristina Kirchner está llamada a declarar junto con su ministro de Exteriores, Héctor Timmerman, y otros 13 imputados por el presunto encubrimiento de los iraníes acusados de idear el atentado que destruyó, en 1994, la mutual judía Amia, en Buenos Aires, y dejó 85 muertos.
El 9 de noviembre, Kirchner también deberá declarar como imputada en el caso Hotesur, donde está acusada de corrupción y blanqueamiento de capitales. “Todos los escándalos vinculados con la corrupción y los juicios contra colaboradores suyos, han hecho mucho daño a la candidatura de Kirchner. Y eso impacta en el electorado que ve con mucha preocupación el tema de la corrupción.”, destaca el investigador.
Además de los temas judiciales, la economía jugará un papel muy importante en los comicios. “La percepción del electorado sobre la recuperación económica empieza a ser más firme, hubo un repunte del consumo y la gente vota en función de sus intereses”.
La ‘grieta’, la fractura ideológica que divide a los argentinos entre kirchneristas y antikirchneristas, sigue existiendo y es de esperar que, como pasa tras cada elección, aparezca de manera más profunda, pero el investigador defiende que ya hay pocos votos dirigidos sólo por el corazón. Y eso es otro de los problemas de Kirchner. “Mucha gente está intentando dejar eso atrás. Todavía tiene una fuerte presencia, pero es algo que ha empezado a cambiar. Si se votara con el corazón, las opciones de Kirchner serían mayores”.