Todo el poder para Emmanuel Macron. El partido del presidente francés, La República en Marcha (LRM), ha cumplido los pronósticos y consigue una abrumadora mayoría absoluta en la Asamblea Nacional: obtendrá 350 diputados en coalición con el partido centrista MoDem.
Los candidatos electos del nuevo partido político, articulado en un tiempo récord para concurrir a estas elecciones legislativas, darán manos libres al nuevo presidente galo y a su Ejecutivo para gobernar frente una oposición muy debilitada, prácticamente barrida del mapa por el fenómeno Macron. "Con su voto los franceses han preferido la esperanza a la cólera, el optimismo al pesimismo, la confianza al desarraigo", ha valorado el primer ministro francés Edouard Philippe.
El jefe del Estado tiene ya la legitimidad que buscaba para dar salida a las reformas internas que había prometido en campaña. La primera prueba de fuego será la aprobación de la reforma laboral antes de que acabe el verano. Los sindicatos le están esperando.
Funeral en la calle Solferino
El Partido Socialista francés, que ostentaba hasta estos comicios una cómoda mayoría, confirma su debacle y se hunde a mínimos históricos. Retendría como máximo 44 escaños de los 280 que tenía en la anterior legislatura. Pasa de ser la primera fuerza en la cámara a la quinta en número de sufragios.
Las reacciones no se han hecho esperar en la calle Solferino, sede del partido. El secretario general, Jean Christophe Cambadélis ha presentado su dimisión minutos después de conocer las primeras estimaciones. "La izquierda debe cambiar en la forma y en el fondo", ha reflexionado en una comparecencia en la que también ha criticado que la baja y "preocupante" participación registrada hace que la "incontestable victoria de Macron" no represente a "la realidad" del país.
La derecha salva los muebles
Liderando lo que queda de la oposición tras el tsumani de Macron están Los Republicanos. El partido conservador tendrá hasta 131 diputados. La formación de derechas, liderada ahora por François Baroin, también ha experimentado un severo retroceso en las urnas. En la anterior Asamblea tenían 194 representantes.
Baroin se ha limitado a indicar en una breve rueda de prensa a aceptar los resultados y ha prometido que su grupo marcará las diferencias que les separan del movimiento político de Macron: "Hemos conseguido un grupo suficientemente importante para hacer escuchar nuestros compromisos y nuestras convicciones".
Le Pen entra en el Parlamento
La caída libre de los partidos tradicionales va acompañada de los tímidos resultados que también han cosechado la extrema derecha, que consiguió pasar a la segunda vuelta de las presidenciales. El Frente Nacional es la tercera fuerza política en votos y tendrá 8 diputados en el Parlamento. La propia Marine Le Pen, hasta ahora eurodiputada, ha logrado un escaño por la 11ª circunscripción de Calais. Otros líderes destacados de su partido se han quedado fuera.
Le Pen ha interpretado los resultados a su favor y ha prometido "luchar" en la Cámara Baja contra las reformas de LRM : "Somos la única fuerza de la resistencia y la legitimidad del Parlamento elegido esta noche es muy frágil". La líder ultraderechista también ha tachado de "antidemocrático" el sistema de escrutinio.
Mélenchon aprovecha la abstención
Por su parte, la Francia Insumisa confirma la tendencia de la primera vuelta y obtendría una representación de hasta 28 diputados. Jean-Luc Mélenchon ha anunciado que su grupo será "coherente y ofensivo" en el Parlamento y ha pronosticado que la baja participación tendrá significado político: "Veo una energía disponible para que sepamos llamar al combate. Ahora hay que pasar de la abstención a la ofensiva"
Con permiso del arrollador triunfo del partido de LRM, la abstención disparada que se ha registrado este domingo amenaza con complicar el reinado de Macron. Más de la mitad de los franceses, quizá cansados de un ciclo electoral que empezó el año pasado con las primarias de los partidos, se han quedado en casa y no han votado. Sólo ha ejercido su derecho un 42% del electorado, siete puntos menos que en la primera vuelta en lo que es la tasa de participación más baja en unas legislativas desde 1958.