Ha pasado una semana desde el atentado en Westminster pero, mientras Londres sigue velando por sus víctimas, la Policía sigue investigando al autor del ataque. Según Scotland Yard, a Khalid Masood le bastaron 82 segundos para sembrar el caos en los alrededores del Parlamento. Cruzó el puente de Westminster arrollando a los peatones que encontró a su paso, estrelló el coche en la valla que rodea el Parlamento y mató con un cuchillo a uno de los policías del recinto antes de ser abatido por los agentes armados. Además del policía, mató a otras tres personas y dejó decenas de heridos.
En esta semana, la Policía británica ha detenido a doce personas en relación con el ataque, aunque nueve ya han sido puestas en libertad. La investigación, sin embargo, no logra aclarar los vínculos del atacante con grupos yihadistas como Estado Islámico ni si Masood se conectó a WhatsApp minutos antes del ataque para hablar con algún colaborador.
EL TERRORISTA
Las autoridades identificaron como autor del atentado al británico Khalid Masood, de 52 años y natural de Kent (sudeste). Conocido previamente como Adrian Russell Elms y Adrian Russell Ajao, cambió a Khalid Masood en 2005 tras convertirse al islam.
Se piensa que tenía tres hijos y que últimamente residía en la región de los Midlands Occidentales, en el corazón de Inglaterra. Allí se alquiló el vehículo, un Hyundai Tucson, utilizado en el atentado. La noche anterior al atentado se hospedó en un hotel en Brighton, en la costa sur de Reino Unido.
Masood tenía un largo historial delictivo con condenas por agresión, violación del orden público y posesión ilícita de armas, pero no por terrorismo. Fue condenado por primera vez a los 18 años y su última condena databa de 2003. La policía descarta que se hubiera radicalizado durante esa última estancia en prisión.
Masood no era objeto de ninguna investigación antes del ataque del pasado miércoles. Años atrás estuvo en el punto de mira del MI5 en relación al “extremismo violento”, pero se le consideraba una “figura secundaria”, según informó May tras el ataque.
Las autoridades sostienen que Masood estaba interesado en la yihad, pero no se han hallado pruebas que sugieran vínculos con grupos terroristas. Sus comunicaciones constituyen ahora la “primera línea de investigación”, afirmó Scotland Yard el lunes.
Esta semana, su madre, Janet Ajao, ha denunciado los actos de Masood y afirmado que “he llorado muchas lágrimas”. La mujer del atacante, Rohey Hydara, también ha condenado el atentado. “Estoy triste y consternada por lo que Khalid ha hecho”, ha aseverado.
LA INVESTIGACIÓN
Desde el ataque, la Policía ha arrestado a doce personas, aunque nueve han sido ya liberadas sin cargos y una mujer de 32 años está en libertad bajo fianza hasta finales de marzo.
La mayoría de las detenciones han tenido lugar en Birmingham, donde se alquiló el vehículo empleado en el ataque. También se han producido arrestos en Manchester y el este de Londres.
El domingo, se habían registrado 15 propiedades en varias ciudades a lo largo del país.
Los sospechosos que permanecen bajo custodia policial son un hombre de 58 años arrestado en Birmingham el jueves y otro de 30 aprehendido el domingo en la misma localidad.
El terrorista tenía un claro interés en la yihad pero, según ha dicho la policía británica, no hay pruebas de que tuviera vínculos con grupos yihadistas como Al Qaeda o el autodenominado Estado Islámico. Tampoco hay evidencias de que hubiera hablado del ataque con otras personas. Sus métodos “low cost”, sin embargo, recuerdan a los promovidos por el grupo terrorista Estado Islámico, que reivindicó el ataque al día siguiente.
“No hemos encontrado ninguna prueba de que hubiera una asociación con el Estado Islámico o Al Qaeda, aunque había claramente un interés en la yihad”, declaró el portavoz policial Neil Basu. Las acciones de Masood, sin embargo, “recuerdan a la retórica del EI por su metodología y porque atacó a policías y civiles”, agregó.
Tampoco existen pruebas de que Masood “se radicalizara en prisión en 2003, como se ha sugerido”, sino que esta tesis es “una pura especulación”, indicó el portavoz policial.
Otro de los datos de la investigación que han emergido es que el teléfono de Masood se conectó a WhatsApp minutos antes del ataque. El lunes la policía dijo que las comunicaciones del atacante constituían la “primera línea de investigación”, aunque todavía no hay pruebas de que planease el atentado con otras personas.
¿CÓMO HA AFECTADO A LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD?
Ante el ataque de la semana pasada, las fuerzas de seguridad británicas han planteado la necesidad de implementar medidas adicionales.
Una de las primeras acciones anunciadas ha sido el refuerzo de seguridad alrededor del castillo de Windsor durante los días del cambio de guardia. Se colocarán barreras alrededor de la residencia de fin de semana de la reina Isabel II los lunes, miércoles, viernes y sábados, aunque esta medida no responde a “una amenaza específica” contra Windsor, han apuntado.
"Si bien no hay [información] de inteligencia que indique que hay una amenaza específica contra Windsor, los recientes sucesos en Westminster ponen claramente de manifiesto la necesidad de introducir medidas de seguridad adicionales", indicó el asistente del comisario de la Policía del Valle del Támesis, Dave Hardcastle, recoge Efe. Estas medidas son “proporcionadas y necesarias”, agregó.
Por otra parte, el Parlamento de Escocia va a revisar su dispositivo de seguridad. Por el momento, la policía escocesa ha informado de que los agentes que protegen esta sede legislativa irán armados con pistolas eléctricas. Es una medida de “contingencia operacional”, pero no se basa en ninguna amenaza comunicada por los servicios de inteligencia, ha dicho el consejero delegado de esta sede, Paul Grice.
La investigación sobre las comunicaciones del atacante ha reavivado el debate sobre la privacidad después de que algunos miembros del Gobierno hayan manifestado la necesidad de que la policía tenga acceso a las conversaciones cruzadas en aplicaciones de mensajería.
La secretaria de Interior, Amber Rudd, ha reclamado que las autoridades puedan acceder a servicios como WhatsApp y que las compañías tecnológicas no “proporcionen a los terroristas un lugar secreto donde comunicarse”. “Tenemos que asegurarnos de que nuestros servicios de inteligencia tengan la capacidad de entrar en situaciones como WhatsApp encriptados”, defendió en televisión.
Por el momento, el Gobierno no ha especificado si quiere que las empresas reduzcan la encriptación de aplicaciones como WhatsApp o si sólo piden acceso a los teléfonos que están sujetos a investigación para recuperar las comunicaciones de los sospechosos. Está previsto que funcionarios británicos se reúnan esta semana con ejecutivos de las tecnológicas estadounidenses para insistir en que hagan más para descifrar el contenido extremista en páginas como YouTube.
“Si hay las circunstancias en que las fuerzas de seguridad necesitan poder acceder a los contenidos [de las comunicaciones], deberían poder hacerlo. Cómo se logre esto, creo, es algo que trataremos en las conversaciones de esta semana”, ha dicho un portavoz de la primera ministra, Theresa May, según Reuters.
¿QUIÉNES SON LAS VÍCTIMAS?
Antes de morir abatido, Masood se llevó consigo otras cuatro vidas e hirió a decenas de personas.
El agente apuñalado era Keith Palmer, de 48 años, que llevaba 15 sirviendo como policía y estaba desarmado. La primera ministra lo describió como un “héroe” y la policía lo incluyó en su cuadro de honor.
La profesora británica de origen gallego Aysha Frade, de 43 años, murió tras ser arrollada en el puente de Westminster. Frade acostumbraba veranear en Betanzos (A Coruña), donde viven sus dos hermanas.
El turista estadounidense Kurt Cochran, de 54, que visitaba Londres para celebrar su 25 aniversario de boda también falleció tras ser atropellado por Masood. Su mujer, Melissa, se recupera en el hospital.
El septuagenario Leslie Rhodes, del sur de Londres, resultó gravemente herido y falleció en el hospital después de que los médicos le retiraran el soporte vital.
Medio centenar de personas fueron heridas en el ataque terrorista, de las cuales unas treintena tuvieron que ingresar en el hospital.
Las nacionalidades de los hospitalizados pasan por tres continentes: América, Europa y Asia. Entre ellos, doce ciudadanos británicos, de los cuales tres son agentes de policía. Las autoridades no han revelado más detalles sobre el estado de los demás heridos.
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