Cerca de 4.700 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo en lo que va de año, la mayor cifra jamás registrada, según Médicos Sin Fronteras (MSF).
Los datos de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) muestran que, mientras el número de solicitantes de asilo llegados por mar a Grecia ha caído en cientos de miles este año tras el acuerdo de refugiados con Turquía, a Italia han llegado 20.000 personas más que en 2015. Según MSF, un 16% de los que alcanzaron las costas italianas eran menores, en su mayoría no acompañados por un adulto.
Médicos Sin Fronteras asegura que el aumento de la mortalidad en el Mediterráneo no se debe a un “aumento significativo de las llegadas en general”, pero “sí asistimos a un incremento de la mortalidad en el letal trayecto entre Libia e Italia”. Tanto es así, que este año una de 41 personas que intentaron cruzar el mar por esta ruta murieron en el intento.
La organización, que tiene tres barcos de rescate en el Mediterráneo (una en cooperación con SOS Méditerranée) rescató desde abril al finales de noviembre cerca de 20.000 personas “hacinadas” en embarcaciones, muchas de ellas de goma.
La ONG describe un vía crucis de penurias para los solicitantes de asilo desde que parten de Libia hasta cruzar el Mediterráneo. En Libia sufren secuestros, violaciones, tortura y todo tipo de vejaciones. Los traficantes ejercen a menudo de verdugos.
MSF critica que la Unión Europea se ha centrado en combatir a los traficantes y disuadir la migración “en lugar de salvar vidas y permitir un paso seguro a Europa” y considera que interceptar embarcaciones no es la manera de afrontar la situación.