Cuando la noche del viernes 22 de julio en que Múnich sufrió el tiroteo perpetrado por un joven que dejó 9 fallecidos además del propio agresor, a Tarek Mohamad se le hincharon las narices. A esas horas aún no estaban claras las motivaciones del chico que había sembrado el terror junto al centro comercial Olympia del norte de la ciudad. Se intuía que podía ser un ultraderechista (grito “soy alemán” y “mierda de turcos” durante su ataque) aunque también se especuló inicialmente con que pudiera ser un nuevo atentado yihadista.
Fuera lo que fuera, Tarek consideró que “había mantenido el pico cerrado” demasiado tiempo y tecleó un mensaje en su página de Facebook. En un texto lleno de exclamaciones de cabreo dejó claro que no estaba dispuesto a permitir ni un minuto más que los “bastardos salafistas [rama ultraconservadora del islam], de[l grupo terrorista] Estado Islámico y nazis” se erigieran en nombre de nadie y llamó a todos – turcos, kurdos, alemanes, musulmanes, judíos, homosexuales y lesbianas- a levantarse juntos contra la intolerancia y en favor de la paz.
Este hombre de origen libanés de 34 años y afincado en Alemania desde los 3 añitos clamaba: “Siempre que veo mi Facebook, veo a mis compatriotas presumir de su dinero, acosar a los turcos o kurdos, a los alemanes, a los homosexuales y lesbianas. Estimulan a los salafistas o a los bastardos del EI creyendo que nosotros, musulmanes, algún día ocuparemos Europa. ¡Quiero vivir en PAZ con mis hermanos y hermanas turcos, alemanes, kurdos y judíos! ¡No quiero conquistar Europa!”
"¡Dejad de pretender imponer la religión a la gente! Vivid el islam pacíficamente vosotros mismos y por lo demás cumplid pacíficamente con vuestro trabajo", añadió.
¡Se lo debemos a los alemanes, se lo debemos al islam pacífico y se lo debemos a nuestros hijos! ¡Tenemos que despertar!
Lanzó la idea de una manifestación masiva por la tolerancia y la convivencia: “Quiero que los musulmanes, los alemanes y todas las otras naciones se levanten de la mano contra los bastardos salafistas, combatientes del EI, locos homicidas y nazis y muestren a aquellos que quieren convertir la vida de nuestros hijos en un infierno que están en el lugar equivocado. ¡Se lo debemos a los alemanes, se lo debemos al islam pacífico y se lo debemos a nuestros hijos! ¡Tenemos que despertar!”
Tarek sabía que su mensaje revolvería las tripas a alguno de sus “amigos” de Facebook, que le “borrarían” de su lista de contactos (300 lo hicieron en un día, pero otros 800 nuevos amigos anunciaban que algo bueno se avecinaba). No intuía ni por asomo era que su mensaje se haría viral en internet, que lo compartirían más de 130.000 personas, 70.000 marcarían un “me gusta” y 30.000 escribirían un comentario en respuesta en el plazo de una semana. Tampoco imaginaba que en sólo 6 días fuera a acumular tantos nuevos amigos como para verse obligado a abrir una nueva cuenta en la red social de Marck Zuckerberg para poder atender todas las solicitudes de amistad y mensajes privados que recibe. Hoy tiene a 5 administradores de esta nueva página para sus seguidores (fan page) que le ayudan a gestionar, entre otras cosas, la entrevista con EL ESPAÑOL.
Este responsable de una franquicia de una cadena de pizzas ha sido invitado a expandir su mensaje en las televisiones alemanas, periódicos… Ha recibido mensajes de apoyo desde distintos países de Europa, desde Tailandia, Estados Unidos… Está desbordado, pero también decidido a que aquel texto signifique un antes y después en su vida y en la de todos los musulmanes. Allá donde le pidan ayuda, la prestará.
Cuenta que el director de un colegio en una zona con mucha migración ya le ha pedido ayuda para que visite su centro y hable con los niños, porque ni él ni el resto de profesores consiguen encauzar la convivencia allí. “La gente me pregunta cosas; incluso sobre relaciones de pareja”, comenta sorprendido -y de paso advierte de que no se siente capacitado para responder a consultas así.
Decidí no presentar ninguna denuncia por las amenazas de muerte a la policía de momento, porque me pasaría el día en la comisaría
La mayoría de usuarios de Facebook han aplaudido su comentario: “Chapó”; “Llevaba esperando esto años”; “Estoy orgulloso de ti”… También ha recibido críticas de algún desconfiado que no se creía que lo dijera de veras o que le reprochaba que lo que quería era acaparar protagonismo. Incluso alguna amenaza de muerte. “De salafistas en Alemania, de seguidores de Estado Islámico, también de nazis… Decidí no presentar ninguna denuncia a la policía de momento, porque me pasaría el día en la comisaría, con 50 amenazas diarias”, comenta vía telefónica.
¿No tiene miedo? “Claro que tengo miedo. Sería de locos no tenerlo. Pero es un miedo sano, la vida sigue como siempre”, asegura. Sin embargo, prefiere no especificar en qué localidad alemana vive. No por él, sino por no poner en peligro a su familia.
“El problema es que la comunidad musulmana se ha mantenido muy retraída. El 95% de los musulmanes son pacíficos, demasiado”, lamenta. No se refiere ni mucho menos a que deberían tomar las armas, sino a que deberían movilizarse y hacerse notar para transmitir a quienes profesan esa fe y a quienes no que el islam es pacífico y tolerante. Con su mensaje siente que ha comenzado a “separar el islam del terror”.
Confiesa que aunque por lo general se siente aceptado como musulmán en Alemania, desde el 11-S todo empezó a cambiar. “Aquel fue el peor día para el islam en la Historia”, mantiene en la conversación con este diario. Y tiene claro que quienes cometen ataques como ese no tienen nada que ver con su fe. En su mensaje de Facebook ya subrayaba que está “agradecido a Dios por darme una vida de bienestar y segura aquí” en Alemania.
Su idea de convocar una manifestación por la convivencia y la tolerancia ha tenido éxito. Ya se han puesto en contacto con él tanto la asociación alemana de judíos como la de los musulmanes para unirse en una conjunta. Aún no tiene fecha, pero a juzgar por el éxito mundial de su mensaje puede ser algo grande. “Lo que sé es que si todos los musulmanes levantaran la voz de forma pacífica, [las cosas cambiarían]. Si no nos encargamos nosotros de ello, serán movimientos como el xenófobo Pegida o el partido de ultraderecha AfD o los incendios a centros de refugiados quienes lo hagan”.
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