Aunque en la agenda había temas más graves como el ataque terrorista de Niza o el golpe de Estado fallido en Turquía, el estreno del euroescéptico Boris Johnson como jefe de la diplomacia británica ha acaparado este lunes gran parte de la atención en la reunión de ministros de Exteriores de la UE. Nada más entrar en la sala de reuniones se ha formado en torno a él un corrillo de colegas deseosos de conocerle, entre los que estaba el español José Manuel García-Margallo; el belga Didier Reynders o el luxemburgués Jean Asselborn. Mientras, un asesor hacía fotos a Johnson con su móvil.
Durante la campaña del brexit, Johnson indignó a todos los dirigentes europeos al comparar a la Unión Europea con la política expansionista de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Fue la única vez que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, intervino en el debate del referéndum británico para condenar las palabras de Johnson. Su nombramiento como ministro de Exteriores por parte de Theresa May provocó consternación en la UE. Ni los diplomáticos se esforzaron en ocultar su contrariedad. Su colega francés, Jean-Marc Ayrault, le tachó de “mentiroso”, mientras que el alemán Frank-Walter Steinmeier sugirió que era un irresponsable.
Su primer viaje al extranjero ha estado a punto de frustrarse por una avería en el avión oficial que tenía que trasladarle de Londres a Bruselas el domingo por la tarde. El retraso obligó a acortar la cena de trabajo que había programado con la Alta Representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini. Una reunión que, pese a todas las polémicas previas, fue “muy positiva”, según la política italiana.
En el Consejo de Exteriores de este lunes, Johnson ha sustituido los ataques contra la UE que prodigó durante la campaña por una ofensiva de seducción. Y ha tratado de recomponer las relaciones con sus socios. Tanto en los debates a puerta cerrada como en sus breves declaraciones públicas, el jefe de la diplomacia británica ha huido de nuevas controversias y ha mostrado su cara más amable. Hasta el punto de que en sus intervenciones ha mezclado el inglés con el francés, según el Financial Times, algo muy poco frecuente entre los políticos británicos en Bruselas.
No obstante, Johnson ha eludido dar una rueda de prensa y se ha limitado a realizar dos breves declaraciones públicas, una a la entrada y otra a la salida, sin admitir preguntas. Y eso que el ex alcalde de Londres fue periodista y corresponsal en Bruselas para el Daily Telegraph entre 1989 y 1994. “Brexit significa brexit. Pero eso de ninguna manera supone el fin del compromiso o de la participación de Reino Unido en Europa y en todo tipo de iniciativas europeas, especialmente en el campo de la política exterior”, ha asegurado el ministro de Exteriores británico.
A su mensaje se ha agarrado el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, de visita en Bruselas y uno de los más preocupados por el impacto del divorcio entre Londres y la UE. “Boris Johnson ha dejado claro en sus declaraciones que Reino Unido pretende seguir siendo un componente vital y fuerte de las relaciones europeas y de la relación de EEUU con Europa”, ha resaltado.
No pide disculpas
El resto de ministros presentes han tomado nota de la nueva actitud conciliadora y constructiva de Johnson, aunque se han mostrado escépticos por este cambio de postura. Han insistido en que no negociarán sobre los términos del divorcio hasta que Londres no active el artículo 50 del Tratado, que desencadena una cuenta atrás de dos años hasta la separación. Y le han pedido que se decida “rápidamente” para no generar más incertidumbre en la UE.
El exalcalde de Londres no ha pedido disculpas por haber comparado la UE con Hitler, pero ha venido a la reunión con “cierta modestia”, ha explicado Ayrault. “Boris Johnson representa ahora a Gran Bretaña y trabajaré con él, pero lo haré de forma sincera y clara”, ha insistido el jefe de la diplomacia francesa.
Para el ministro de Exteriores holandés, Bert Koenders, Johnson es un “hombre extravagante” y “con mucho sentido del humor”, pero que durante el Consejo de Exteriores “se ha comportado de forma adecuada”. “Siempre habla de cooperación en los dos sentidos, pero eso tendremos que verlo”, ha afirmado.
El que sí parecía seducido por la estrategia de Johnson ha sido el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo. El nuevo jefe de la diplomacia británica le ha parecido un hombre “dialogante”, “divertido” y “culto” y estaba “tranquilísimo” durante la reunión con sus socios europeos. Los dos han quedado ya en intercambiarse libros y Margallo tiene previsto leerse la biografía de Winston Churchil escrita por Johnson. “Yo creo que me voy a entender bien”, ha afirmado.
Margallo ha dicho que su prioridad en el diálogo con Londres será el estatus de los españoles que ya viven en territorio británico. El Gobierno de Mariano Rajoy no quiere que Gibraltar forme parte de las negociaciones del brexit, sino que se aborde de forma bilateral entre España y Reino Unido. Johnson se reunió el fin de semana con Fabian Picardo, ministro de Gibraltar, donde subrayó que "redoblará la guardia" sobre Gibraltar.
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