“Es un barrio tranquilo, no he tenido ningún problema desde que llegué aquí, en 2010”. María Ramos es de origen caboverdiano. No asimila que la Policía haya registrado este viernes por la mañana una vivienda a pocas calles de la suya en busca de pistas del terrorista que arrolló con su camión a decenas de personas en el corazón de Niza en la noche del jueves. Los agentes seguían el rastro del conductor del vehículo, a quien fuentes de la investigación y del Ayuntamiento han identificado como Mohamed Lahouiej Bouhlel, tunecino de 31 años, que vivía allí solo desde que comenzó el proceso de separación de su esposa.
Estoy en shock”, confiesa Ramos, quien asegura “no tener palabras” para describir lo que ella y sus vecinos han vivido desde que se perpetrara el ataque.
El área de Pasteur, donde la Policía ha efectuado uno de los registros, está a unos quince minutos del lugar en el que se perpetró el atentado. Alejado de la zona más turística, el barrio tampoco se considera marginal. Muchos de sus vecinos son franceses de segunda generación, pero consideran el atentado como un "ataque a la libertad" de su patria.
“Esta no es una zona pobre o peligrosa”, defiende Rheda Benzeghadi, de 17 años. “Tras asumir todo lo que pasó anoche no nos habría sorprendido que el terrorista viviese en otras zonas, más en las afueras. Pero, ¿aquí?”, se pregunta.
"No sabemos nada"
El joven ha saltado a la calle Route de Turin, donde han registrado una de las viviendas, al ver una hilera de coches de Policía circulando a gran velocidad. “Han pedido a todo el mundo que se aleje y han cerrado todo -explica-. Enseguida lo hemos relacionado con el ataque terrorista”.
En la esquina de la vivienda del principal sospechoso hay una frutería. Sus trabajadores permanecen en la calle, uniformados, pero con la tienda cerrada. Guardan silencio. “No sabemos nada”, responden con tosquedad.
Tráfico cortado en la ciudad
Yannis Benzeghadi, de 19 años y hermano del otro joven, prefiere “que se sepa toda la verdad”: “Niza es un buen lugar y lo mejor que podemos hacer es condenar el ataque”, argumenta. “Pasteur no es de los barrios más caros, pero tampoco es marginal”, sostiene, intentando alzar su voz por encima de las sirenas de Policía.
“Si hubiera tenido que hacerlo yo, habría buscado en otra zona de Niza, más hacia el extrarradio”, considera Pierre. Como taxista, conoce buena parte de la ciudad. “Hoy es un día de locos, vayas por donde vayas hay calles cortadas”, relata.
En su opinión, será “muy difícil” que la ciudad se reponga de un atentado de tal magnitud: “No es sólo el dolor de los muertos, es que el turismo caerá y todos lo pagaremos -añade-. Han conseguido justo lo que se proponían”. El diario francés Le Figaro destaca que Niza es la segunda ciudad turística de Francia, sólo por detrás de París, con 4 millones de turistas al año.
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