Los “populares” austriacos ven inofensivo que Norbert Hofer llegue a la jefatura del Estado. Los socialdemócratas prefieren no pensar en ello y los ecologistas temen por las instituciones si gana las presidenciales el aspirante de la ultraderecha.

Una semana después de que el Tribunal Constitucional austriaco obligara a repetir la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en todo el país por irregularidades en el recuento de los votos de algunas circunscripciones, la posibilidad de que Norbert Hofer, político del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) termine ocupando la jefatura del Estado vuelve a amenazar la escena política de la pequeña nación centroeuropea. En caso de ganar en esa nueva votación a principios de otoño –algo que casi logra en mayo, cuando apenas 30.000 votos dieron la presidencia a su rival, el ecologista Alexander Van der Bellen – Hofer se convertiría en el primer político de extrema derecha elegido para ocupar la función presidencial en un país occidental desde la Segunda Guerra Mundial.

Aunque esto pueda sonar alarmante, esa eventualidad no inquieta a todos por igual en la república alpina. “No hay peligro si hay un presidente del FPÖ, [porque] el presidente no tiene mucho poder en Austria”, afirma en este sentido a EL ESPAÑOL Reinhold Lopatka, líder del Grupo Parlamentario del Partido Popular de Austria (ÖVP). Él cree que Hofer no puede, en caso de llegar a la jefatura del Estado, disolver el Gobierno si no resuelve en seis meses los principales problemas del país. Esto es algo que llegó a prometer el nuevo aspirante de ultraderecha a la presidencia austriaca.

El Tribunal Constitucional de Austria, tras haber dado parcialmente la razón al FPÖ en su denuncia de irregularidades en el recuento de los votos de la segunda vuelta de las presidenciales de mayo, le ha brindado a Hofer otra oportunidad para renovar sus intenciones al frente de la jefatura del Estado. Mientras tanto es el presidente en funciones de un órgano colegiado junto a otros dos presidentes, cada uno de distintos partidos, en una labor que les corresponde al ser los presidentes del Nationalrat autríaco, el equivalente al Congreso de los Diputados.

“Hofer puede decir que quiere ser otro tipo de presidente pero no lo puede hacer, porque la Constitución, que es lo suficientemente fuerte, no le ofrece, en realidad, grandes posibilidades de hacer lo que quiera”, explica Lopatka en la Embajada austriaca en Berlín.

Los refugiados y la economía, las verdaderas preocupaciones

Este político conservador austriaco estuvo en la capital germana de visita esta semana para participar en una conferencia sobre el estado del espacio Schengen a raíz de la crisis de los refugiados. Precisamente esa crisis es el principal desafío al que hace frente la pequeña nación centroeuropea. “El tema de los refugiados es el único que importa ahora mismo en la política austriaca. Hemos recibido más refugiados per cápita que ningún otro país europeo, sólo 90.000 en 2015”, afirma Lopatka.

El Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) se mantiene en una posición más cauta frente a Hofer como posible presidente. “No utilizan los términos 'peligroso' o 'no peligroso' asociadas a Norbert Hofer porque sería malo para la imagen del país”, sostienen fuentes diplomáticas austriacas consultadas por este diario. Así, sin llegar a pedir el voto a sus electores por un candidato u otro, el canciller austriaco, el socialdemócrata Christan Kern, ha manifestado que él votará por Van der Bellen, al igual que otra célebre figura de su partido, el alcalde de Viena, Michael Häupl.

En este contexto, el SPÖ prefiere ocuparse de su agenda. De ahí que Andreas Schieder, su líder en el Nationalrat, la Cámara Baja austriaca, no parezca preocupado por una eventual acceso a la presidencia de Hofer. “Nuestra principal preocupación son los datos económicos, que son buenos en comparación con otros países europeos, pero necesitamos un mejor clima económico, algo que se puede conseguir con más inversiones, lo que generaría más empleo”, dice a este periódico Schieder, aludiendo, entre otras cosas, al 0,9% de crecimiento del PIB austriaco registrado en 2015.

Para él, los refugiados y la crisis migratoria generada por la guerra civil en Siria constituyen el segundo gran problema de Austria y sólo ha de abordarse desde una perspectiva europea. “A la cuestión migratoria se responde a nivel europeo”, sostiene este político del Partido Socialdemócrata de Austria.

UNA VICTORIA DE HOFER ABRIRÍA UN DEBATE A LO BREXIT

El Gobierno austriaco está en manos de estos dos partidos consultados, SPÖ y ÖVP, en virtud de los 102 diputados que suman ambas formaciones en el Nationalrat, donde se cuenta un total de 183 escaños. El canciller es el socialdemócrata Christan Kern, pues su partido dispone de 52 diputados, mientras que los “populares” tienen medio centenar. En el matrimonio de conveniencia que es la gran coalición austriaca de socialdemócratas y conservadores se valora de forma diferente la eventual peligrosidad para las instituciones políticas austriacas de tener a Norbert Hofer como presidente.

Según Schieder, resulta “difícil decir qué significaría” para el sistema político austriaco que el candidato del partido anti inmigración y euroescéptico terminase siendo elegido jefe de Estado. Lo que este socialdemócrata tiene más claro es que un político del FPÖ triunfal en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales “no sería una buena decisión para Austria, porque llevaría a un debate como el que hay abierto en el Reino Unido con el brexit, sobre la pertenencia de Austria en la UE, y lo mejor es que Austria se quede en la UE”.

En Los Verdes austriacos, la cuarta formación más relevante de la Cámara Baja, mantienen una visión muy diferenciada respecto la que parece imperar en el ÖVP sobre el FPÖ y a la peligrosidad de una victoria del candidato de ultraderecha en las elecciones presidenciales. “Es posible que el candidato del FPÖ gane esas elecciones, y eso nosotros valoramos como algo negativo”, dice a este periódico Albert Steinhauser, líder parlamentario de la formación ecologista, que cuenta con 24 escaños. “Veo posible que el FPÖ busque a través del presidente poner bajo presión las instituciones del país, y esto puede hacer que la situación en Austria sea más inestable”, agrega.

El 35,1% de los votos que recibió Hofer en la primera vuelta de las elecciones presidenciales austriacas, celebradas en abril, está asociado a la dimisión del canciller socialdemócrata Werner Faymann. El que fuera jefe del Gobierno austriaco hasta el pasado 9 de mayo, dejó el cargo reconociendo la derrota del aspirante de su partido, Rudolf Hundstorfer, quien apenas logró un 11,3% de los votos en la primera vuelta, sólo dos décimas porcentuales más que el candidato del ÖVP, Andreas Khol (11,1%).

COALICIONES CON LA ULTRADERECHA

Steinhauser justifica su percepción sobre una eventual presidencia de Hofer mencionando que en los otros partidos importantes austriacos ya existe una relación de relativa cercanía con el FPÖ. “Yo creo que es posible que el ÖVP colabore con el FPÖ, [porque] ya lo hicieron en el pasado”, comenta el diputado ecologista cuando se le pregunta sobre las elecciones generales previstas para 2018, de donde saldrá el próximo primer ministro austriaco, quien tiene el poder ejecutivo en Austria. Alude a la coalición gubernamental que mantuvieron durante siete años (2000-2007) los populares liderados por el canciller cristianodemócrata Wolfgang Schüssel con el FPÖ de Jörg Haider.

Sobre este punto, Lopatka, el líder parlamentario del ÖVP sostiene que “es demasiado pronto para pensar” en 2018. Sin embargo, se presta a realizar cábalas. “Ahora mismo hay seis grandes partidos representados en el Nationalrat, en la próxima legislatura habrá otros cinco o seis, y no será suficiente para formar gobierno la unión de ÖVP y SPÖ, por lo que tal vez haga falta un tercero, que pueden ser Los Verdes, pero también puede haber una coalición con el FPÖ”, apunta este político conservador.

Según las encuestas de intención de voto, hasta un tercio del electorado austriaco dice hoy día querer votar en 2018 por el FPÖ, que actualmente dispone de 38 diputados. Dichos sondeos atribuyen a los socialdemócratas el apoyo de hasta una cuarta parte de los votantes mientras que los populares rondan un quinto. Sobre este contexto demoscópico, Andreas Schieder, el presidente del grupo parlamentario del SPÖ en el Nationalrat, prefiere no pronunciarse, pues no se plantea futuribles. Sin embargo, sí que rechaza a las claras toda idea de formar una coalición gubernamental entre SPÖ y FPÖ. “Yo no estoy a favor de hacer coaliciones con el FPÖ”, afirma Schieder.

No obstante, las alianzas con el FPÖ parecen una cuestión aún por resolver entre socialdemócratas, pues el SPÖ sí gobierna a nivel regional con la ultraderecha en el estado de Burgenland (este austriaco). “No es lo mismo hacer coaliciones a nivel regional que a nivel gubernamental”, subraya Schieder, quien se opuso en su día a que su partido trabajara con el FPÖ en esa región.

Que todos los socialdemócratas piensen como él es algo que no tiene claro Steinhauser, el líder parlamentario de Los Verdes. “Es difícil valorar la posición del SPÖ, porque su posición oficial es que no hay colaboración con ese partido, pero a nivel regional ya tienen una coalición”, comenta el ecologista, antes de apuntar algo desconfiado: “uno no puede plantearse que es absolutamente imposible que FPÖ y SPÖ puedan trabajar juntos en el gobierno [central]”.

Noticias relacionadas