Corea del Sur sigue avanzando en su lucha por los derechos humanos. Este miércoles, los legisladores surcoreanos lanzaron el primer proyecto de ley de matrimonio homosexual del país, una medida impulsada por distintas asociaciones que trabajan por la igualdad.
Aunque hay pocas probabilidades de que el proyecto sea aprobado, es importante que en su formulación hayan participado 12 legisladores de todos los partidos principales del país. De esta forma, crece la presión sobre el Gobierno para permitir, más pronto que tarde, el matrimonio homosexual.
El proyecto de ley fue promovido por la diputada de la Asamblea Nacional de Corea del Sur Jang Hye-yeong, miembro del Partido de la Justicia, un bloque opositor de izquierdas con representación menor en el Parlamento pero muy activo en la promoción de reformas.
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En esta línea, la propuesta se enmarca en un trío de proyectos de ley relacionados con la ampliación de derechos sociales. Los otros están relacionados con uniones civiles y la fecundación in vitro para mujeres solteras.
"La familia es la unidad más básica que existe y forma una comunidad más grande: la sociedad", dijo Jang a 'The Guardian' a la salida de la Asamblea Nacional el miércoles. "Es un momento histórico, pero esto solo acaba de comenzar. Los proyectos de ley deben ser discutidos por la Asamblea de forma inmediata", añadió el abogado del grupo cívico Marriage Equiality Korea, Ryu Min-hee.
Esfuerzos anteriores
No es la primera vez que Corea del Sur intenta aumentar los derechos legales de las parejas homosexuales, frente a los grupos religiosos que pretenden que ninguna propuesta avance por el temor de que se acabe "legalizando la homosexualidad".
En febrero, un fallo histórico reconoció que las parejas del mismo sexo tenían derecho al seguro nacional de salud. Aquello fue el primer paso para construir la propuesta de ley que este miércoles ha llegado a la Asamblea Nacional.
No obstante, la motivación entre los diputados de grupos más conservadores que han participado en el proyecto para posicionarse a favor del matrimonio homosexual no tienen que ver con los derechos sociales sino con el problema demográfico que enfrenta Corea del Sur, con su tasa de natalidad más baja de la historia.
El actual presidente Yook Suk-yeol, del Partido del Poder Popular, anteriormente fiscal general del país, ha ejercido de contrapeso y ha paralizado estos movimientos para ampliar la definición de familia a las parejas que cohabiten o las de un solo miembro.
Sin embargo, otros países de la región están haciendo avances en este sentido, lo que supone una presión añadida para Yook. El martes, un tribunal de Japón declaró inconstitucional que se ilegalizase el matrimonio homosexual. Países como Australia, Nueva Zelanda o Taiwán también han ampliado recientemente los derechos de los matrimonios homosexuales.
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"Promulgar leyes es el proceso de lograr el consenso social en una sociedad democrática. No creo que estas dos cosas estén separadas o que una venga antes que la otra", ha dicho Jang.
Jang Hye-yeong
La diputada Jang Hye-yeong ha confirmado con este proyecto de ley su condición de abanderada por los derechos de la comunidad LGTBI. Reconocida activista por la igualdad y cantautora, lleva años enfrentándose al patriarcado y el conservadurismo religioso tan arraigados en Corea del Sur.
En julio de 2020 ya lanzó un proyecto de ley contra la discriminación que fue recibido por los conservadores con los mismos argumentos contrarios que ahora emplean contra el matrimonio homosexual.
El proyecto de Jang buscaba prohibir cualquier trato de favor basado en el sexo, la raza, la edad, la orientación sexual, la discapacidad o la religión, así como varios criterios más inusuales, como antecedentes penales, apariencia física o antecedentes académicos.
La diputada lanza ahora este nuevo intento después de que, en los últimos 16 años, hayan fracasado seis conatos de aprobar leyes contra cualquier tipo de discriminación en Corea del Sur, un país que, a pesar de sus avances económicos, sigue siendo socialmente conservadora: Human Rights Watch dice que la discriminación contra las mujeres y las minorías está muy extendida.
"Durante mucho tiempo, el parlamento ha existido como una institución formada por hombres sanos de mediana edad", dijo entonces Jang. Alrededor del 40% del Parlamento es protestante, según las Iglesias Cristianas Unidas de Corea, y pocos políticos están dispuestos a desafiar al lobby religioso.
En 2020, de los 10 parlamentarios que firmaron el proyecto de ley de Jang, solo dos eran del Partido Demócrata de tendencia izquierdista, cuyo apoyo vuelve a ser crucial para que se apruebe en algún momento una ley de matrimonio homosexual.
Jang tiene conciencia de este tipo de problemáticas sociales desde pequeña. Cuando tenía 13 años, la tensión derivada del cuidado a su hermana discapacitada destrozó a su familia.
Su hermana, que era autista, estuvo en un hogar de cuidado durante casi dos décadas, mientras que otra de sus hermanas fue enviada a un internado. Su madre las abandonó poco después.
"Cuando me di cuenta de que mi madre se había ido, estaba muy triste, pero por otro lado, también pensé que era una decisión muy comprensible", dijo Jang a AFP cuando fue preguntada por aquel episodio. Las experiencias de su madre, de su hermana y de sí misma, hicieron que su conciencia feminista emergiese de forma "muy natural", agregó.
En 2011 abandonó la prestigiosa Universidad de Yonsei, una decisión poco convencional en una sociedad ultracompetitiva donde los títulos universitarios a menudo definen vidas. Luego, 18 años después de que la familia se separara, Jang sacó a su hermana discapacitada del centro de atención para cuidarla ella misma.
En 2018 realizó un documental, Grown Up, que sigue sus primeros meses viviendo juntas nuevamente. Además, en YouTube, Jang ha visibilizado esta realidad para que las personas con discapacidades que vivan en la comunidad. Fue en esta época cuando Jang entró en política.
Jang, de 36 años, destaca por contraste respecto a una legislatura donde el 83% de los parlamentarios tienen más de 50 años y solo el 19% son mujeres, una cifra que coloca a Corea del Sur en el puesto 116 en la última clasificación mundial de la Unión Interparlamentaria.