En su reciente visita a Asia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, volvió a escenificar las tensiones existentes entre EEUU y China que tienen a Taiwán pivotando en el centro. Lo hizo de forma contundente, asegurando que EEUU intervendría militarmente ante una hipotética invasión de Taiwán por parte de China: “Sí, nos hemos comprometido a ello”, aseguró.
Las palabras no sentaron bien en Pekín, cuyo ministro de Exteriores mostró su "profunda insatisfacción y su firme oposición" a las palabras de Joe Biden. La Casablanca se apresuró a matizar las declaraciones del presidente, asegurando que no significaban cambio alguno en la posición oficial de EEUU, algo que Biden quiso salvaguardar también durante la misma comparecencia."Respetamos la política de ‘Una China’ y todos los acuerdos firmados a partir de ella", subrayó, en una frase insuficiente para aplacar la ira de China.
"Como dijo el presidente, nuestra política no ha cambiado. Reiteró nuestra Política de Una China y nuestro compromiso con la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán”, dijo un funcionario de la Casa Blanca en un comunicado. "También reiteró nuestro compromiso bajo la Ley de Relaciones con Taiwán de proporcionar a Taiwán los medios militares para defenderse".
Pero la tensión entre EEUU y China ya había vuelto a subir de tono. "EEUU está jugando con fuego. Está usando la carta de Taiwán para contener a China y se pueden quemar", advirtió Zhu Fenglian, portavoz de la Oficina de Información para los Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado chino. En los últimos meses, la escalada ha sido una constante y se teme que pueda ir a más. Estas son las claves del conflicto.
La política de Una China
Una China es la expresión que rige las relaciones entre Pekín y el resto del mundo, incluido EEUU. Sin embargo, las interpretaciones de la nomenclatura son distintas para los diferentes países.
Para Pekín, significa el reconocimiento de que sólo existe una China, que incluye a Taiwán, donde se refugiaron las tropas nacionalistas derrotadas por el ejército comunista en la guerra civil en 1949. Para EEUU, la expresión está envuelta en ambigüedad e implica reconocer al Gobierno en Pekín como el representante de China y que el estatus de Taiwán no está determinado. Además, la Ley de Relaciones con Taiwán obliga a Estados Unidos a vender armamento a la isla para que mantenga su capacidad de autodefensa.
La posición de EEUU
La ambigüedad de EEUU sirve un doble propósito: por una parte disuadir a China de cualquier intento de tomar Taiwán por la fuerza, por otro evitar que Taipéi declare su independencia formalmente y de manera unilateral, actitud que provocaría una reacción violenta de China.
La estrategia le ha funcionado hasta el momento, permitiendo a Washington mantener las relaciones con ambos lados en un equilibrio difícil. Pero, desde que Biden asumió el cargo, esa "ambigüedad estratégica" se ha vuelto un poco menos ambigüa. El presidente de EEUU ha insinuado hasta en tres ocasiones que su país intervendría militarmente si China agrediera a Taiwán. Aunque la Casa Blanca se ha apresurado en matizar sus palabras, cada vez, el tono no ha sentado bien a Pekín.
Además, sus últimas declaraciones sobre el tema llegaron con una simbología adicional: se hicieron durante su primer viaje a Asia como presidente, con el objetivo era unir aliados y socios para contrarrestar el creciente poder de China.
Ucrania y Taiwán
La invasión de Rusia a Ucrania ha hecho saltar todas las alarmas de que algo similar pudiese ocurrir en Taiwán y Biden quiso recordar a China que la respuesta de EEUU no sería la misma que está siendo en Ucrania. "La idea de que Taiwán se pueda tomar por la fuerza, simplemente por la fuerza, no es apropiada. Desiquilibraría toda la región y sería un acto similar a lo que ha ocurrido en Ucrania. Así que es una carga todavía más pesada", señaló el mandatario en su visita a Japón.
El 4 de febrero, dos semanas antes de la invasión, Putin se reunió con el presidente de China, Xi Jinping, en Pekín, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno y anunciaron una alianza "sin límites" para "afrontar juntos las injerencias exteriores". El acercamiento de las dos potencias viene inquietando a occidente desde hace mucho, que teme que Pekín vea en la invasión a Ucrania ordenada por Vladimir Putin, una ventana de oportunidad para hacer lo mismo en Taiwán.
Desde entonces, y pese a que se cree que las duras sanciones económicas impuestas a Rusia y la resistencia de los ucranianos al ejército ruso podrían servir como disuasión para las hipotéticas intenciones de China, la tensión fue en aumento. El presidente Biden y el presidente Xi Jinping hablaron sobre Taiwán en una video llamada en marzo de la que poco ha trascendido, pero en la que los dos han afianzado sus posiciones.
¿Puede China invadir Taiwán?
Por lo pronto, los analistas consideran que es poco probable que China se atreva con una invasión a Taiwán, aunque el propio ministro de defensa de Taiwán ha dicho que las relaciones con China son las peores en 40 años.
En 2021, China aumentó la presión sobre la isla al enviar aviones militares a la zona de defensa aérea de Taiwán, un área autodeclarada donde las aeronaves extranjeras son identificadas, monitorizadas y controladas por temas de seguridad nacional. Taiwán hizo públicos los datos sobre incursiones de aviones chinos y su punto álgido fue en octubre de 2021, con 56 incursiones en un solo día. Tales maniobras y ejercicios militares sirven de recordatorio para que Taiwán y EEUU no crucen las líneas rojas de Pekín.
Tras las demostraciones militares, el Ministro de Defensa de Taiwán advirtió que China podría montar una invasión "a gran escala" de Taiwán para 2025. Sin embargo, la inteligencia americana asegura que no hay nada que haga sospechar que China esté preparando una ofensiva militar y Biden volvió a reiterar esta idea la semana pasada: "Mi expectativa es que no suceda", dijo a los periodistas. "No se intentará".
Tampoco los taiwaneses parecen preocuparse demasiado por esta posibilidad. En octubre, la Fundación de Opinión Pública de Taiwán preguntó a la gente si pensaban que podría haber una guerra con China y un 64,3% dijeron que no.
La origen del conflicto
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Taiwán estaba ocupada por Japón, pero tras la derrota nipona, China recupera la isla. Sin embargo, estalla la guerra civil entre los comunistas de Mao Zedong y los nacionalistas de Chiang Kai-shek, del Kuomintang, por el control del poder. Los comunistas ganaron en 1949, tras cuatro años de guerra, y su líder, Mao Zedong, tomó el control en Pekín, naciendo la República Popular de China.
Los nacionalistas buscaron entonces refugio en la isla de Taiwán y, bajo el mando de Chiang Kai-Shek, autoproclaman la República China. Cerca de 1,2 millones de chinos, principalmente militares, huyeron a la isla. Mao consolida el control en la China continental, considera a los refugiados en Taiwán un grupo rebelde, y reafirma su intención de recuperar la provincia y anexionarla a China.
En 1971, las Naciones Unidas reconocen a la China comunista como único gobierno de todo el país y el país coje el asiento del Consejo de Seguridad que hasta entonces estaba en manos de los nacionalistas. Sólo un puñado de países del mundo reconocen al Gobierno de Taiwán, aunque su Gobierno tiene fuertes relaciones comerciales e informales con muchos otros países. Actualmente, sólo 13 países (más el Vaticano) reconocen a Taiwán como un país soberano.
Desde entonces, China no ha dejado de ejercer una presión diplomática considerable sobre otros países para que no reconozcan a Taiwán o para que no hagan nada que implique reconocimiento. Además, China jamás ha ocultado su deseo de lograr la unificación de Taiwán.