Qatar ya era una de las principales capitales financieras y petroleras del mundo pero ahora también quiere ser un referente en el arte contemporáneo con la apertura de museos y una apuesta decidida por atraer a grandes artistas.
Sin embargo, el país parece no estar tan preparado como los magnates para convivir con el arte conceptual. La polémica ha surgido ahora por 14 esculturas gigantes del artista británico Damien Hirst que muestran la evolución de un embrión desde su concepción hasta el parto.
Las esculturas en bronce se han colocado a la entrada de Sidra, un hospital materno-infantil recién inaugurado, y han provocado la ira de muchos de los trabajadores que tienen que verlos cada día que van a trabajar y la protesta de la directiva del centro.
La obra, titulada "El viaje milagroso", se mostró por primera vez en 2013, pero luego se cubrieron "durante los trabajos de construcción del hospital". El propio Hirst reconoció que el conjunto podría ser controvertido: "Culturalmente, es la primera escultura desnuda en el Medio Oriente. Es muy valiente", aseguró a Doha News.
Y no se equivocaba. De hecho, hasta se organizó que un niño leyera parte del Corán durante los actos de apertura del hospital para intentar calmar las protestas, sin conseguir su objetivo.
Layla Ibrahim Bacha de la Fundación Qatar defiende la libertad de opinión y de creación: "No esperamos que a todos les gusten, ni que lo entiendan. Están ahí para crear un elemento de debate ya que es un centro que trata de cuidar a la mujer y a los niños".
Las esculturas se han convertido ya en un icono del hospital y muchos pacientes no se marchan de allí sin hacerse una foto con alguno de estos embriones gigantes.
El centro Sidra empezó a atender a pacientes en enero y el mes pasado realizó con éxito la primera cirugía de separación de Qatar en gemelos unidos.